La procesión y fiesta religiosa de San Martín de Porres, el santo negro, se conmemoró una vez más en el recinto Canchimalero, en el cantón Eloy Alfaro, en el norte de Esmeraldas, este jueves 3 de noviembre.

Este año tuvo la misma acogida de los habitantes de Esmeraldas y otras provincias. El estado de excepción y toque de queda vigente en localidades de Guayas, Santo Domingo de los Tsáchilas y Esmeraldas no fue impedimento para movilizar a feligreses y cargar en hombros la estatua de san Martín de Porres.

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La fe movió a muchos ecuatorianos que incluso viajaron más de ocho horas para llegar a ese punto. Ese fue el caso de Alcira Benítez, quien viajó desde Guayaquil, en agradecimiento por un milagro pedido al santo negro.

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El principal pedido de los feligreses en la zona fue por la seguridad, la paz y también por las necesidades básicas de la población, como un muelle embarcadero y el tan anhelado puente con Limones, ofrecido por la Prefectura de Esmeraldas.

Y es que para llegar a Canchimalero, los viajeros pasan una larga travesía náutica en balsas, lanchas y una gabarra por más de tres horas, desde Borbón y una escala en Limones.

En esta fiesta religiosa que recorre el río y parte del mar, los feligreses realizan cánticos, alabanzas, cununos, marimbas y voces templadas arrullando a san Martín de Porres. En las balsas y lanchas también llevan cuadros o efigies del santo, ataviados de los frutos que da la tierra y los mariscos y crustáceos del manglar.

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En esta ocasión, el segundo vicario Silvino Mina Corozo presidió la misa solemne e hizo un llamado a mantener la fe y orar para que cese tanta violencia en Esmeraldas y el país.

Luego de la homilía, los feligreses ingresaron al templo de Canchimalero y como es tradición dejaron velas encendidas, con la fe puesta en mejores días para todos.

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Los ministerios de Turismo y Cultura, realizaron capacitaciones para generar una actividad turística, productiva y rentable, que les brinde a todos los habitantes de esta isla un mejor porvenir.

Este recinto está habitado por pescadores y agricultores, quienes esperan que las autoridades fortalezcan el balneario con servicios básicos eficientes.

La procesión San Martin de Porres se realizó con vigilancia policial. Foto: El Universo

“La gente tiene que desembarcar en el agua para llegar a la playa del poblado ubicado frente al mar y cuando la marea está alta, algunos aprovechan para nadar. Los niños y pescadores lugareños ayudan a los visitantes a trasladar sus equipajes para que no se mojen o caigan al agua, obteniendo algunos dólares de ganancia”, refirió uno de los residentes.

También esperan que se arregle su pequeño malecón, ya que alguna vez aglomeró a tanta gente que el graderío se cayó.

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“En caso de emergencia solo nos movilizamos en lanchas o canoas hasta Limones y por ello insistimos en el puente”, dijo Oliverio Simisterra, poblador con varios años de residencia en este recinto.

También el agua potable tienen que adquirirla en otros lugares o almacenarla cuando llueve y “aplicarle cloro”, indicó otro poblador que prefiere mantener su nombre en reserva por seguridad.

Otro de los atractivos del sector es su gastronomía, que se basa en mariscos, plátano y coco. Bernardo Solís, quien cada año asiste a esta peregrinación católica, manifestó que le gusta la sazón esmeraldeña.

Otras programaciones, como las culturales y presentación de artistas, fueron cambiados los horarios en cumplimiento del Decreto 588. La Fuerza Pública realizó exhaustivos controles a los viajeros y revisión de sus equipajes en los muelles de Borbón, La Tola y Limones.

Mientras, a los balnearios de Atacames y Esmeraldas llegaron turistas y familias, pero en menor cantidad que en otros feriados. Algunos aprovecharon para viajar con la reapertura de los vuelos Quito-Esmeraldas. (I)