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TULCÁN. Militares y policías resguardan los exteriores del Centro de Rehabilitación de la ciudad fronteriza. Foto: Archivo

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Tulcán

La mañana de este jueves 30, un incidente registrado en el interior del Centro de Rehabilitación Social (CRS) de Tulcán, en el primer día del estado de excepción en el sistema carcelario del país, activó los sistemas de seguridad externa a cargo de la Policía Nacional.

Según la Subzona de Policía Carchi, que realiza en conjunto con personal militar el control externo de la cárcel local, desde la noche de este miércoles pasado, varios reos, pertenecientes a los pabellones Esperanza y Paz, habrían provocado la quema de colchones en los patios.

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La acción rechazaba las medidas de control implementadas a nivel nacional por el estado de excepción vigente, como la restricción de visitas durante 60 días y el ingreso de artículos permitidos a los centros carcelarios. Luego de la alerta de los incidentes, familiares llegaron inmediatamente hasta la avenida Manabí, arteria vial adjunta del reclusorio, con el propósito de conocer sobre la situación.

José Obando, militar retirado, quien dirige este centro carcelario, indicó que el amotinamiento duró una hora y luego tras dialogar con los reos y comandantes del Ejército y Policía se lograron acuerdos. Obando informó que las visitas no han sido suspendidas en Tulcán, pero serán programadas. Aquello ha tranquilizado a los internos, se indicó.

Las vías de acceso a este sitio desde anoche se mantienen cerradas con vallas y tanques metálicos, que obstruyen el tránsito vehicular. En tanto que una carpa militar instalada frente a esta infraestructura, que es compartida por los uniformados de las dos entidades (Ejército y Policía), se convierte en el primer filtro de control para quienes ingresan o salen del centro penitenciario.

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El reclusorio tiene una capacidad para 350 personas privadas de libertad (PPL), sin embargo, al momento existen 900, entre los que se incluyen 300 colombianos y 300 venezolanos. Preocupa el hacinamiento, especialmente en el pabellón de mujeres (200), que recepta a privadas de la libertad de Imbabura, debido a que esta sección de la cárcel de Ibarra está deteriorada.

Obando confirmó a este Diario que la situación fue controlada inmediatamente y que una de las ventajas es que no existe internamente rivalidad entre bandas. Reconoce que hay miembros del denominado Tren de Aragua de Venezuela, conocido por la violencia con la que actúan en ese país y Perú, con quienes -dice el exuniformado- han logrado acordar una convivencia pacífica.

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Allí, el 85 % de los reclusos paga penas por narcotráfico. (I)

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