PORTOVIEJO

El 5 de diciembre de 2012, Ecuador recibió la noticia de que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) incorporó al tejido de sombrero local de paja toquilla dentro de la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, un reconocimiento a las manos laboriosas que estructuran esta prenda en varias provincias del país, entre esas Azuay, Cañar y principalmente Manabí.

Precisamente en Manabí se elaboran sombreros finos de paja toquilla, cuyo costo incluso supera, dependiendo del tejido, los 5.000 dólares, en prendas que deben tejerse en un ambiente de temperatura baja y en un periodo de hasta seis meses.

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Si bien la declaratoria se anunció en el 2012, el proceso de presentación del expediente de la candidatura se extendió dos años previos, así lo indicó Manuel Barcia, técnico del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, este viernes 2, en un encuentro desarrollado en Pile.

Ese expediente se elaboró desde octubre del 2010 hasta marzo del 2011, y también se contrataron dos consultorías en esos años, a lo que se unió el trabajo de sistematización de la información bibliográfica y documental en torno al proceso del tejido del sombrero de paja toquilla.

“Fue necesario contar con los elementos históricos, sociológicos y antropológicos que permitieran justificar la importancia de la función sociocultural de la manifestación como patrimonio inmaterial, trabajo realizado por un equipo multidisciplinario de las zonales 4, 5 y 6 (Manabí, Guayas, Azuay)”, señaló Barcia.

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Pile cuenta con 247 tejedores que están calificados

Barcia fue uno de los expositores que estuvieron en Pile dentro del encuentro comunitario de mujeres tejedoras de Manabí, que además contó con la participación de integrantes de varias asociaciones de tejedores de esta prenda.

Alba Moreira, catedrática de la Universidad San Gregorio de Portoviejo, consideró esencial conocer las motivaciones que tienen sobre todo las tejedoras de sombreros para mantenerse en esa ardua labor pese a las dificultades, un hecho que también motivó un estudio.

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Un tema asociado a lo legal también fue analizado en ese encuentro. Se consideró como una alternativa crear un amparo constitucional a los artesanos y que con ello se permita visibilizar sus productos y se destaque su origen.

“La denominación de origen es vital, existe un plan de salvaguarda y plan de manejo de la paja toquilla que debe ser respetado, involucrar en este proceso a las autoridades y generar políticas públicas claras”, indicó Celia López, gestora cultural que participó de este encuentro realizado como recordatorio a los nueve años de la declaratoria en favor del tejido del sombrero de paja toquilla. (I)