Ibarra

En varias calles y avenidas de Ibarra aún se evidencian los estragos que dejó el fuerte aguacero y desbordamiento del río Ajaví, la tarde y noche del pasado sábado 22 de abril.

En las calzadas quedaron huellas de las capas de lodo, barro y sedimentos, y charcas, que dejan entrever la magnitud del evento.

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Los parques y áreas verdes todavía permanecen húmedos con materiales vegetales y piedras que fueron arrastrados por la crecida de las acequias del Imbabura.

A pesar de los trabajos de limpieza que ya cumplen dos días, obreros y maquinaria municipal no logran todavía evacuar todos los escombros.

En varias arterias, la tierra y el polvo alcanzan una altura de 15 centímetros, el paso de automotores levanta nubes que afectan a los transeúntes, empapan las paredes de las casas y no permite un normal desenvolvimiento de actividades en los negocios asentados en esos lugares, donde el agua lluvia superó el 1m 50 cm ese día.

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Los sectores más sobresaltados en la zona urbana fueron: Pilanqui y el ducto cajón del río Ajaví; parque Chiles; TV Cable; Av. Cristóbal de Troya; Av. Víctor Manuel Guzmán; Redondel de Ajaví; Av. Eugenio Espejo; Yacucaye; Avenidas Fray, Vacas Galindo; Heliodiro Ayala y Mariano Acosta.

En cambio que en la periferia, en La Esperanza varias vías fueron alteradas, y en la comunidad La Florida, un aluvión destruyó una vivienda de construcción mixta y mantiene a otra en riesgo de afectación.

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Según Byron Coronel, técnico de Riesgos del Municipio de Ibarra, las fuertes precipitaciones registraron un mayor impacto en toda la parte sur del territorio cantonal de Ibarra.

En la cuenca de la parte alta del cerro Imbabura, las quebradas que desembocan en la zona urbana de la ciudad, incrementaron súbitamente el nivel del caudal hídrico, ocasionando el desborde de agua hacia varios sectores de Ibarra.

El ducto cajón habría resultado con fisuras y grietas, los muros de contención del canal a cielo abierto han colapsado parcialmente debido a una saturación hidrica del suelo, son estos, entre otros daños mayores, los provocados por el aguacero del sábado.

Segunda inundación en el 2023

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Al tratarse del segundo incidente de proporción en este año y uno de varios desde el 2012, una de las prioridades de la próxima administración será poner fin a estas contingencias.

Álvaro Castillo, alcalde electo, quien ya ejerció esta función y fue gerente de EMAPA Ibarra, explicó que requieren de $ 10 millones para enfrentar el problema.

Castillo, ingeniero de profesión, comentó que en el 2011 el alcalde de esa época consiguió que el Gobierno del expresidente Rafael Correa contrate la consultoría de control de inundaciones para Ibarra por una valor de $5 millones. Lamentablemente, la empresa contratista suspendió los estudios, que estaban en aproximadamente en un 50% de avance.

Al frente de la contratación estuvo el Servicio de Contratación Pública de Obras (SECOP), entidad ya extinguida. “No se sabe que sucedió, si terminaron el contrato por mutuo acuerdo o qué mismo pasó”, cuestionó el funcionario electo.

Él recordó que entre el 2014 y el 2019, cuando estuvo al frente de la Alcaldía, la consultora estuvo en conflicto con el Gobierno, algo que no permitió recabar ningún tipo de información al respecto, manejando aquel régimen con cierto hermetismo el tema.

Consideró que luego de que han pasado siete años, esta contratación habría prescrito en la Contraloría, agrega qué no hay el acta de terminación del acuerdo e incluso la oficina del SECOP ya no existe.

Sin embargo, anunció que ha iniciado los primeros diálogos con la Cooperación Coreana para conseguir fondos no reembolsables para realizar nuevos estudios técnicos. Además indicó, que se ha reunido con la Empresa Pública del Ejército, el propósito - agregó- es lograr una solución definitiva a este problema que preocupa a los ibarreños.

Entre las obras inmediatas, una vez que asuma la dirección del Municipio de Ibarra, el alcalde electo anunció que los trabajos de limpieza y mantenimiento tanto de las quebradas y taludes del Imbabura como del canal de conducción del río Ajaví; así como la revisión de las concesiones de las microempresas que explotan materiales pétreos en el Imbabura de forma antitécnica, que sería otra de las causas que ocasionan taponamientos y desbordamientos de quebradas.(I)