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Lujo, historia e identidad se plasman en antiguas casonas cuencanas convertidas en hoteles boutique

Este año se han abierto nuevas unidades en este segmento.

El hotel Itza abrió este año en un inmueble que era usado para locales y oficinas. Foto: El Universo

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Actualizado el 

Cuenca

La restauración de viejas casonas para convertirlas en modernos y lujosos hoteles es una tendencia en la ciudad.

La modificación conlleva varios aspectos que le apuestan a nuevos conceptos turísticos como los conocidos rooftop que ofrecen una vista espectacular de la ciudad, mientras se comparten momentos de esparcimiento. Aquí las inversiones son millonarias, lo que además genera una dinamización económica de diferentes sectores.

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La ubicación de los hoteles boutique en la capital azuaya está generalmente en el corazón de la ciudad, en pleno centro histórico, muy cerca del parque Calderón o la Catedral de la Inmaculada, que son los imanes turísticos por excelencia.

El concepto de hotel boutique hace referencia a aquellos que tienen ambientes íntimos y poco convencionales y usualmente con una connotación de lujo. Suelen tener pocas habitaciones y en muchos casos ubicados en antiguas edificaciones.

El Itza está a una cuadra de la Catedral. La construcción data de 1925 y desde 2018 empezó su reconstrucción para adaptarla a este nuevo servicio. Foto: El Universo

De sitio renta de oficinas y locales a un cálido sitio de hospedaje

Bajo esa premisa a finales de marzo, abrió sus puertas fue Itza, localizado en la calle Gran Colombia y Benigno Malo. La historia de este lugar data del año 1925 y según lo que explica su administrador, Diego Vidal, hasta finales de los años 90 funcionó bajo el nombre de Hotel Internacional.

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Posteriormente sus habitaciones fueron alquiladas para oficinas profesionales, joyerías y tiendas de ropa. Pero cuando por la construcción del tranvía partió la ciudad en dos y los arrendatarios se fueron.

El espacio estuvo abandonado hasta que en 2018 la empresaria azuaya residente en Canadá Maritza Yumbla tuvo la visión de devolverle la vida a este lugar.

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El tiempo pasó y en la actualidad es un lugar con 15 suites, dos restaurantes y tres salones, entre ellos un rooftop al que denominaron Zaza 360º, que brinda una mirada muy singular y con capacidad para 150 visitantes. Su nombre es una contracción del nombre de su propietaria.

Uno de los ambientes del hotel Itza en la zona histórica. Foto: El Universo

Según Vidal, la inversión realizada por Yumbla fue de $ 7 millones y de cierta forma se aprovecharon sus instalaciones ya existentes como hotel para revitalizarlas bajo la asesoría de los diseñadores Cristian Muñoz y Carlos Lopes, quienes ambientaron los espacios.

Mientras que en la parte estructural del establecimiento intervinieron los arquitectos Alfredo Ordóñez y Fabián Orellana, encargados de la restauración del edificio destacando la memoria histórica del inmueble construido entre 1927 y 1932.

Para respetar la identidad morlaca de este lugar, parte del mobiliario fue realizado en Cuenca y como un aporte social cada tres meses permiten que artesanos locales en ramas como la cerámica o la paja toquilla expongan sus productos.

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Una casa familiar que fusiona la identidad cuencana

Ubicada al pie del parque Calderón está Casa Firenza, una casa que en primera instancia fue de uso familiar construida por los años 1800 y que con el paso del tiempo se convirtió en una edificación de tres pisos que fusiona la identidad cuencana con la cultura italiana.

Casa Firenza es uno de los hoteles boutique de Cuenca que abrió sus puertas en agosto de este año. Foto: El Universo


Nicole Carrión, promotora del proyecto, explica que reconstruir este espacio surgió por la necesidad de generar un aporte a la comunidad al darle una nueva imagen a una morada patrimonial. Abrieron sus puertas en agosto de este año

A lo largo de las décadas hubo muchos propietarios, entre ellos el prócer de la Independencia local, Tomás Ordóñez, luego pasó a las familias Córdova y Ugarte de Córdova hasta que pasó a ser propiedad del Grupo CF, que es también dueña de la marca de helados y postres fríos Monte Bianco creada en 1983.

Carrión indica que justamente para mantener esa identidad se recuperaron y dejaron a la vista procesos arquitectónicos de épocas anteriores como el ladrillo visto, carrizo, bahareque y el adobe. Pero un detalle que lo redescubrieron en la fase de restauración de este espacio que tiene 700 metros cuadrados de construcción son los arcos en las paredes que los dejaron al descubierto para despertar emociones de quienes la visitan.

Así, lo que antes era una casa se convirtió en un edificio de tres espacios divididos claramente definidos. En la planta baja está la gastronomía con un local de Monte Bianco fusionado armónicamente con la comida italiana de la Tratoría Murano.

En el segundo están las siete habitaciones (dos de ellas suites) con un estilo colonial con una decoración inspirada en las principales iglesias de Cuenca y en el tercero el roftoop bautizado como Bogolí que ofrece un paseo gastronómico por el mundo que mezcla los sabores locales con internacionales.

José Luis Correa, presidente de la Asociación Hotelera del Azuay, reconoce que la apertura de estos lugares le ha generado un dinamismo económico local importante en especial por la presencia de los rooftoops o miradores internos de cada edificación que han reanimado la vida nocturna. A esto Pablo Vanegas, presidente de la Cámara de Turismo, indica que esto ha generado que los visitantes regresen una y otra vez a la ciudad porque saben que hay una variada oferta de actividades.

Casa Firenza se creó en una casa recuperada de los años 1800. Cortesía Casa Firenza Foto: El Universo


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