Scarleth Carriel era una niña cuando su padre murió, hace doce años. Sin embargo, desde ese entonces se prometió seguir los pasos de su progenitor. La mañana de este sábado acudió al segundo llamado realizado por la Dirección de Movilización del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas para cumplir con el acuartelamiento.

En la fila, con sus documentos personales esperó para ser recibida, pues en la parte externa del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, en el sur de Quito, una larga columna de aspirantes con sus familiares esperaban que alguien no fuera admitido, por lo que ella espera poder formar parte de las 50 mujeres que serán seleccionadas para el servicio militar.

En total serán 200 mujeres las que formen parte de este llamado a nivel nacional. Desde el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas indicaron que con este segundo llamado prevén completar los 5.000 jóvenes que cumplirán el servicio militar en el país, con una duración de un año.

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Con la venia de sus padres o sin que ellos lo sospechen, jóvenes durmieron afuera de recintos militares para acuartelarse el fin de semana; 4.800 varones y 200 mujeres serán admitidos

A sus 19 años, Scarleth comentó que siempre le llamó la atención la vida militar. Pero su mayor motivación fue ingresar y honrar a su padre. “Él era de inteligencia militar, fue guardaespaldas de (Rafael) Correa”, expresó entre suspiros tras recordar que a su padre lo asesinaron.

QUITO.- Scarleth Carriel, una de las aspirantes para el servicio militar que se presentó en el edificio del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, en el sur de la capital. Foto: Andrés Salazar

Ahora se ha convertido en la razón fundamental para que busque todos los medios para ingresar a las Fuerzas Armadas. Si no consigue su objetivo, señaló que otro de los sueños ha sido intentar viajar al exterior y estudiar Criminalística.

Lo que sí tiene claro es que siempre quiso estar ligada a las fuerzas del orden y como prioridad tiene al Ejército.

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Scarleth agregó que su madre sí tiene miedo, por el riesgo que puede significar la carrera militar, sin embargo, ha decidido apoyarle en lo que ella quiera. “Ella me ha dicho que siempre haga lo que a mí me gusta, no que me dedique a algo que no sea de mi agrado”, enfatizó.

Por otro lado, sus cuatro hermanos menores le han dicho que “está loca”, que no piensan seguir sus pasos porque les parece muy sacrificada la preparación militar.

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Por la estatura no logré entrar a una escuela superior y voy a intentar por aquí

Melany Guasgua fue la primera aspirante que ingresó al edificio del Cuerpo de Ingenieros del Ejército con el sueño de ser aceptada en el acuartelamiento militar. Desde la noche del jueves 25 de agosto, junto con su madre, durmió en los exteriores de este edificio, ubicado en el sur de la capital, para reservar su cupo.

Ellas viajaron desde La Esperanza, Tabacundo, un pueblo del noroccidente de Pichincha, perteneciente al cantón Pedro Moncayo. Su familia tiene una finca de producción de rosas, con este trabajo han logrado salir adelante.

En el edificio del Cuerpo de Ingenieros del Ejército la concurrencia de aspirantes se registró desde temprano. Foto: Andrés Salazar

Melany se presentó en una escuela superior militar para seguir la carrera de oficial, sin embargo, sus 1,50 metros de estatura no le permitieron el ingreso. Pero, como no tiene otro sueño en su vida, acudió al acuartelamiento para intentar formar parte de las Fuerzas Armadas después de su preparación.

Su padre y abuelita viajaron la madrugada de este sábado para acompañar a la aspirante. Era importante recibir la bendición de los dos, y el jueves al salir no lo pudieron hacer. “Estoy feliz de alegría por mijita que se queda a servir a la patria, ojalá Diosito quiera que le vaya bien”, dijo su abuelita, mientras le daba la bendición con la mano derecha.

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Atrás del acto familiar estaba Carlos Guasgua, padre de Melany, él no acompañó desde el jueves a su esposa y a su hija única porque los trabajos de agricultura no podían esperar. Ahora expresó estar orgulloso de que su hija inicie el camino a su sueño y de que quiera servir a la patria.

Melany es federada de Cayambe en atletismo, en los colegios militares ha destacado por las competencias que también son parte de su pasión. Así, planea representar al ejército en los deportes, como lo viene haciendo desde la infancia.

Vanesa Chuqui es otra de las aspirantes que esperan formar parte de las Fuerzas Armadas. Ella también tuvo la dificultad de la estatura, por lo que no logró ingresar a una escuela superior militar. Mide 1,55 metros y señaló que su familia siente orgullo de que siga buscando la manera de cumplir su sueño.

Su otro anhelo ha sido convertirse en doctora, pero, por motivos económicos, no logró acceder a una institución privada y el puntaje tampoco le alcanzó para ingresar a la Universidad Central, entonces decidió enlistarse.

Ella indicó que sus dos hermanos mayores no realizaron el servicio militar, porque no era obligatorio y no tienen el gusto como ella por ser una militar de Ecuador. (I)