Que supuestamente se ponen una moneda donde les aplicaron la vacuna y que esta se queda pegada a la piel y va bajando por el brazo es uno de los mensajes y videos sin fundamento científico que circulan en redes sociales y grupos virtuales de amigos para que la gente no se vacune. Algunos ciudadanos al inicio creyeron en eso y tenían temor ante la inoculación contra el COVID-19.
Martha C., de 68 años, hizo la prueba tras recibir la segunda dosis de Pfizer en Guayaquil y comprobó que aquello era mentira. “No se me quedó nada, tantas cosas que nos mandan, videos y mensajes, que son mentiras”, cuenta la mujer, quien también salió de dudas al hablar con los médicos de su familia y al leer y escuchar a especialistas en la materia que son entrevistados en los medios tradicionales de comunicación social, como prensa escrita, radio y televisión.
Pero no es el único mensaje y video que circula en redes sociales y en internet. En otros les dicen que supuestamente les “van a alterar el ADN”, que “son conejillos de indias”, “que les van a insertar un chip”, que “en dos o tres años” van a tener resultados adversos, entre otros. Pero ninguno muestra evidencia o base científica. Y aquella desinformación, coincidieron médicos entrevistados por este Diario, generó un marcado ausentismo semanas atrás y todavía hace que en Ecuador una parte de la población dude en inocularse.
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Doctores y especialistas han resaltado siempre la importancia de la vacunación para salir de la pandemia. Y cuentan también cuáles son las creencias, dudas y consultas más frecuentes que les hacen y que tiene la población ecuatoriana. Aquí parte de sus opiniones.
Dr. Alberto Campodónico, internista e intensivista
“Hay que combatir la desinformación que indica que la vacuna tiene un chip, no es cierto y no puede ser un chip tan pequeño, en primer lugar, y, en segundo lugar, el ARN mensajero (la tecnología con la que fueron desarrolladas vacunas como la de Pfizer-BionTech y Moderna) es estrictamente diseñado para poder producir las proteínas parecidas al COVID-19.
Es verdad que han sido producidas en poco tiempo (todas las vacunas disponibles contra el COVID-19), pero han seguido todas las fases que deben seguir. No es la primera vez que se vacuna masivamente, hace años se lo hizo con la polio hasta lograr la erradicación del planeta de la enfermedad.
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Tampoco es verdad que una persona se vacuna y se va a morir al día siguiente o va a presentar complicaciones, muchos millones de personas en el mundo que se han vacunado no han presentado ningún tipo de molestia. Todas las vacunas son buenas, no hay que andar escogiendo de una o de otra, porque la efectividad de todas las vacunas en el mercado protege alrededor del 90 % o más para que la persona no llegue a una enfermedad grave, a UCI… o incluso a la muerte como ocurre actualmente con aquellos que todavía no se vacunan y se contagian de COVID-19”.
Dr. Iván Chérrez, magíster en Epidemiología, alergólogo, neumólogo
“Vienen con el miedo de que les va producir reacciones alérgicas. Se ha demostrado que las reacciones alérgicas son mínimas y muchas de esas se minimizan, primero, premedicando al paciente y, segundo, haciéndole una prueba al que corresponda… Cuando un paciente sale alérgico, sobre todo, a la vacuna de Pfizer porque tiene polietilenglicol (PEG, uno de sus componentes) o el polisorbato, que son los solventes que tiene la vacuna, se puede vacunar con otra sin problema. Hay un pequeño grupo de pacientes en Ecuador, mínimo, que puede tener una reacción, lo hemos visto, y le hacemos antes la prueba con el polietilenglicol.
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Otra cosa es que una vacuna en algunos pacientes haga una reacción mayor que a otros individuos… les puede dar fiebre, escalofríos..., eso también se puede minimizar dándole tratamiento al paciente… Hay formas de controlar esto, pero uno se pone a pensar: puedo soportar un día de fiebre que soportar un mes en el respirador, que me queden mis pulmones dañados, que me quede con síntomas de por vida… esas son las cosas importantes, no hay nada de chips, no hay nada de cosas que se quedan pegados a los metales, todo eso son leyendas urbanas de gente que no quiere que nuestro país pronto salga de esta epidemia, de gente antivacuna.
La recomendación es consultar a la ciencia, hay páginas importantes como la del Centro de Control de Enfermedad (CDC, EE. UU.), la FDA, la EMA, las grandes páginas europeas de los grandes centros de investigación donde está lo que verdaderamente uno debe leer. Cualquier cosa que se mande por WhatsApp no tiene sustento científico la gran mayoría de las veces. También veo que se manda por WhatsApp: el científico tal… y hay que ver si en verdad es científico… porque se ha demostrado que los que hablan no son científicos”.
Dr. Rafael Caputi Oyague, experto en infectología
“... Una de las cosas que creo que el Ministerio de Salud Pública (MSP) debe de mejorar es la campaña de información del beneficio de las vacunas. La campaña antivacunas es enorme y toda esta desinformación de los no creyentes en las vacunas llevan al temor de no ponerse las vacunas, al ausentismo. ¿Cómo podemos combatir esto? Uno, que las personas se guíen por canales oficiales. Dos, que las personas se guíen con sus médicos de confianza y los médicos especialistas, que les expliquen a base de data científica, de la ciencia, el beneficio y la importancia de estar vacunado para la protección de uno mismo.
Una de las campañas antivacunas dice que para qué me voy a vacunar si a la larga me pueda dar el COVID-19, están tomando (de ejemplo) lo que ha ocurrido en Israel con la variante delta… el punto final de importancia de la vacunación no es que no te llegue a dar, porque si te da te va a dar de una manera leve.
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He tenido decenas de pacientes vacunados que han pasado de una manera muy leve los síntomas de COVID-19, lo más importante de la vacunación es de que te previene, en la gran mayoría de las vacunas, por casi el 100 % o por arriba del 95 % de que no termines en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), de que no termines intubado y que no te mueras, es el punto principal de la vacunación en estos momentos. Y se ha demostrado de que en todas estas variantes la mayoría de las vacunas te da una gran protección”.
Dr. Hermógenes Muñiz Morán, especialista en Medicina Crítica y Cuidados Intensivos
“Todos los pacientes vienen primero a expresar cuáles serían las manifestaciones clínicas o efectos adversos que pueden tener al vacunarse. Y siempre la pregunta principal es: ¿doctor, me va a dar trombos, voy a tener trombos en las piernas? Eso porque en algún momento lo han escuchado de que puede producir trombos y no es cierto.
El riesgo que tiene de trombos es mucho menor al que te dé la patología como tal. Luego te preguntan qué otros síntomas pueden tener. ¿Fiebre?, por supuesto, porque al ser una respuesta inmunitaria el organismo responde para generar anticuerpos, pueden tener también un poco de cefalea (dolor de cabeza), pero son cosas realmente pasajeras que representan un menor porcentaje en síntomas en relación con el alto grado de mortalidad que tiene esta enfermedad del COVID-19”
Dr. Andrés Díaz, infectólogo
“Sí o sí tengo que vacunarme porque hay una disminución de la mortalidad. Con algunas vacunas, por encima del 95 % se evita llegar a una terapia intensiva y morir. No quiere decir que si me vacuno no me puede dar, sí me puedo contagiar, pero voy a tener una protección muy elevada contra la forma grave que me lleva a una terapia intensiva y que, por ende, puedo morir... Las dudas son porque estamos viviendo en una situación de infodemia (sobreabundancia de información), tenemos mucha información disponible, a la mano, pero no siempre esa información es acertada. Por eso que uno siempre debe buscar información de fuentes oficiales, de su médico de confianza.
Antes nadie preguntaba de dónde viene esa vacuna, cuál es la tasa de efectividad, de dónde salió, quién la fabricó... Hasta ahora lo que se ha demostrado es que los beneficios son muchísimos mayores que los riegos en cuanto a la vacunación.
Hay muchas preguntas sobre el riesgo de poder formar trombos, pero si una persona fuma tiene muchísimos más riesgos de formar trombos que aplicándose la vacuna de AstraZeneca (por ejemplo); una mujer que toma anticonceptivos tiene muchísimos más riesgos de generar trombos antes que la vacuna. Tener la enfermedad, COVID-19, es un riesgo muchísimo, muchísimo más elevado de poder generar trombos antes que la vacuna. Realmente el beneficio de la vacunación es muchísimo mayor de lo que, hasta ahora, el riesgo de poder enfermarme conlleva.
Dr. Clay Arizala, atiende casos de COVID-19
“Hay ciertos sectores de la población no solo de nuestro país, sino a nivel mundial, que siguen creyendo, por fake news (noticias falsas), por grupos antivacunas, por mensajes que se mandan por redes sociales, que la vacuna no ayuda, que la vacuna es una mentira o que la vacuna los va a matar. Y eso no es así, es falso… Se ha demostrado la efectividad de las vacunas… Todas son efectivas, hay unas que son vectoriales, es decir, que llevan un vector que transporta una parte del virus, para estimular el sistema defensivo… Tenemos las llamadas genéticas…, que son de última tecnología, que llevan un ARN mensajero para estimular. Y tenemos las de virus atenuados, que son virus inactivos. Todas las vacunas han demostrado efectividad, todas sirven para reducir notablemente la enfermedad.
¿Para qué sirven las vacunas? Las vacunas una vez que ingresan al organismo lo que hacen es estimular al sistema defensivo, al sistema de defensas, al sistema inmunológico, para que cuando entre el verdadero virus lo ataque inmediatamente. Esa inmunidad cuando uno se vacuna empieza a notarse recién a los 14 días; y cuando tenemos el esquema completo en aquellas que son con dos dosis, es a los 14 días de la segunda dosis.
Vacunar es el acto de aplicarse la vacuna; inmunizarse es cuando ya se tiene defensas, que normalmente ocurre a los 14 o 21 días (dependiendo del organismo de cada persona) de la segunda dosis. Se ha probado que las vacunas logran disminuir notablemente el riesgo de muerte, la mortalidad se reduce tremendamente. Se reduce también, si la persona se infecta, que se convierta en una enfermedad severa, que es la enfermedad grave o crítica y que lleva a hospitalización y a terapia intensiva. Y disminuye también el riesgo de enfermarse, no lo elimina, pero sí lo disminuye. Y en caso de que nos enfermemos es generalmente de un cuadro leve”.
Dra. Verónica Torres, ve casos de COVID-19 y es especialista en pediatría
“Al inicio, las principales dudas de la población se enfocaban en cuál era la mejor (vacuna), que si la Pfizer, la AstraZeneca, que le querían poner el mal ojo a la de AstraZeneca…. Pero realmente todas previenen la gravedad en el 100 %, esos porcentajes menores que son en equivalencias es el riesgo de padecer la enfermedad, pero de forma leve o asintomática.
Actualmente hay bastantes de esos mensajes que se transmiten por redes sociales, que supuestamente les están poniendo un chip, que los quieren tener vigilados, que en dos años hay un riesgo de mortalidad. Pero eso no es real. La ciudadanía piensa esto (a veces) porque la vacuna ha salido en poco tiempo, de forma rápida, pero el asunto es que se tomaron como base los modelos que ya tenían de la influenza y de otros virus parecidos, como es el mismo SARS…
Hasta ahora los únicos efectos colaterales, que son manejables todavía, son el dolor de cabeza, malestar, fiebre... Lo que más teme la ciudadanía son las trombosis, pero la misma enfermedad, el mismo COVID-19 puede causar este tipo de problemas. Siempre la vacunación es una prevención para evitar este tipo de daños”.
Dr. Johny Real, epidemiólogo
“Si tenemos ahora Pfizer, quieren AstraZeneca (ciudadanía que va a los puntos de vacunación). Si hay AstraZeneca, dicen no, quiero Sinovac… ¿Quién nos ha hecho daño? Los mensajes que se han dado por movimientos antivacunas, que han creado una especie de percepción equivocada sobre las vacunas, que ese era el fin de ellos. Y segundo, mensajes por efectos adversos que podrían tener las vacunas y que circulan sin evidencia científica ni sustentada. Eso es un daño que las redes sociales han hecho. Las personas deben vacunarse porque deben recordar que hay un virus que está circulando, que es un virus del cual están apareciendo nuevas variantes.
La vacunación, ahora y como ha sido durante todas las décadas del siglo anterior, se ha hecho con todas las medidas adecuadas, bajo los avances de la ciencia y la tecnología, que nos ha permitido tener mejor tecnología y evidencia para saber cómo hacerlo de la mejor manera actualmente. Y nos está permitiendo, con la evidencia científica mundial, tener un análisis mucho más exacto que antes. Ahora tenemos una orientación más adecuada”. (I)