Parecía una guardia rutinaria, de una noche de domingo cualquiera. De repente, pasadas las 19:20, todo se alteró. Gritos, sonidos fuertes e insultos alertaron a los que a esa hora estaban en el hospital Napoleón Dávila, de Chone.

Uno de los trabajadores que cumplían su turno cuenta que vio a unos hombres armados que irrumpieron en el hospital con insultos. Preguntaban una y otra vez por alias Cara Sucia, un adolescente que estaba aislado y que había sido herido de bala un día antes.

“Nos apuntaron con armas de fuego y nos insultaban para que digamos dónde se encontraba Cara Sucia. Nos quitaron celulares para que no hiciéramos llamadas”, dice el trabajador.

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Quién es alias ‘Cara Sucia’, cabecilla de una banda al que intentaron matar en incursión a hospital de Chone

El hombre estaba en el segundo piso cuando ocurrió el incidente. Allí estuvo retenido por casi una hora. Fueron minutos eternos, de angustia, afirma.

Según un informe dado por la Policía, hubo un sujeto que llegó primero y se hizo pasar como familiar de un paciente. Ya en el interior intentó verificar que el herido estaba ahí y si tenía resguardo policial.

Los otros hombres ingresaron armados y amedrentaron al personal de salud que estaba al paso de ellos.

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Pero parecía que los sujetos no conocían exactamente el hospital ni cómo llegar a alias Cara Sucia.

Las enfermeras que estaban a esa hora fueron retenidas por estos sujetos, incluso a dos de ellas las apuntalaron con armas y las cargaron buscando al herido de Calceta. Una de ellas gritaba desesperadamente por temor a ser asesinada, dicen testigos.

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En medio del caos que se armó, familiares de pacientes y personal médico que estaban en otras áreas buscaban desesperados salir del hospital. Un enfermero salió con un niño cargado en brazos.

Una auxiliar de enfermería que labora en la planta baja del hospital recuerda que los sujetos armados ingresaron a la fuerza a su área de trabajo, dañaron la puerta, gritaban e insultaban para que dijera dónde se encontraba el herido que buscaban.

“Tuve miedo, se me hizo eterno ese tiempo, lo que quería era salir de ahí, y cuando lo hice, fue para abrazar a mi padre y arrodillarme para agradecer a Dios por mi vida, no pude dormir anoche”, manifiesta.

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Otro funcionario del área administrativa señala que todo estaba tranquilo, y de un momento a otro ingresaron los hombres armados haciendo caer al guardia. Le quitaron el celular y dispararon al vitral de ingreso.

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“A mí me apuntan, pero no fue mi día; tenía que salir del trabajo a las 22:00, y no salí hasta las 24:00, caí con nervios”, indica.

Un patrullero que hacía ronda cerca del lugar recibió la alerta y realizó el llamado para que acudieran más refuerzos policiales.

Eran siete sujetos que andaban con fusiles, revólveres y otros tipos de armas. En la parte de afuera habían dejado una moto abandonada.

Jefferson Carrión, teniente de Policía responsable del operativo de incursión de los gendarmes al hospital, dice que la acción se realizó con varias de las unidades especializadas y dispositivos de seguridad.

Cuando llegaron, los sujetos tenían rehenes. No fue fácil. Hubo un cruce de balas en el interior. “A mí me cayeron restos de vidrios rotos realizados en el cruce de balas”, afirma Carrión.

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Solo unos minutos después de los incidentes comenzaron a viralizarse videos del caos que se vivía en ese hospital. En uno se ve a una enfermera gritando en una puerta del hospital, en otros que circularon luego se observa a otra mujer que intenta escapar de la casa de salud.

Carrión sostiene que los delincuentes, al verse rodeados por la Policía, alzaron las manos y lanzaron las armas al suelo, y los aprehendieron: seis ecuatorianos y venezolano.

Para las 20:00, en Chone se había regado la información y familiares se habían apostado en los alrededores.

Una vez controlada la situación, en los exteriores hubo lágrimas, abrazos, agradecimiento a Dios, a la Policía y militares.

“La Policía hizo un gran trabajo para liberarnos y detener a estos hombres”, reconoce un trabajador.

Tras la noche de terror que vivieron, personal de ese hospital espera que se mejoren las condiciones de seguridad. Un empleado cree que no hay seguridad, pues los guardias solo tienen uniformes, nada más. “No hay plan de contingencia para estar enfrentando esta clase de eventos, no tenemos ambulancias en buenas condiciones y si reclamamos nos amenazan con sancionar”, afirma.

Kerty Alcívar, gerenta del hospital, manifiesta que se han realizado las evaluaciones de los daños ocasionados por la presencia de estos sujetos armados. Puertas y vidrios resultaron afectados, pero lo más crítico ha sido el daño psicológico.

Los familiares de pacientes estaban nerviosos por lo ocurrido en el hospital. Un ciudadano del cantón Flavio Alfaro, que se encontraba en la parte exterior, indica que una vez que ha pasado la emergencia ha solicitado el alta para llevar a su pariente a otra casa de salud. “Desconfío en que por el nerviosismo de médicos y enfermeras vayan a cometer algún error en el manejo del paciente”, indica. (I)