Lago Agrio

El robo de gasolina blanca a través de los denominados “pinchazos” no cesan. Las perforaciones no autorizadas al oleoducto de Petroecuador en Sucumbíos y Orellana, que son realizadas por organizaciones delictivas transnacionales al servicio del narcotráfico, siguen siendo una problemática en la frontera.

Según los mandos de la Brigada de Selva Napo, este tipo de combustible subsidiado es utilizado en Colombia para el procesamiento de clorhidrato de cocaína. “Las hojas de coca se mezclan con gasolina para extraer ciertos compuestos vegetales, proceso que requiere de varios galones para la producción de un solo kilo”, indican militares colombianos,

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Los pobladores de los sectores fronterizos en el lado colombiano cuentan que también es usada para operar maquinaria en lugares donde se realiza minería ilegal.

Hay quienes sustraen para comercializarla en el vecino país, donde por el diferencial cambiario entre el dólar y el peso colombiano (4.100 pesos por 1 dólar) resulta favorable para los vendedores informales en poblaciones fronterizas de Putumayo (Colombia).

El robo del derivado del petróleo es perpetrado a través de la creación de agujeros al poliducto de las refinerías de Shushufindi y Lago Agrio, por donde va hacia las estaciones de Quito y Esmeraldas, explica Milton Rodríguez, comandante de la Brigada Napo.

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Estas mafias trasnacionales dedicadas a este negocio ilegal colocan acoples clandestinos y mangueras a los orificios taladrados, enchufándolos a cañerías que están conectadas a piscinas artesanales, donde acopian el carburante.

Las albercas clandestinas en las que almacenan entre 2.000 y 5.000 galones son montadas en excavaciones que hacen en terrenos, vacían sobre la cavidad inmensos plásticos que cubren todo el contorno para evitar que el combustible sea contaminado.

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En camiones iban tanques con galones de gasolina blanca que intentan superar la frontera. Foto: Brigada Selva Napo Foto: RICARDO CABEZAS

Una vez en los reservorios, la gasolina es evacuada con bombas de succión y mangueras que la depositan en tanques de 55 galones, que luego son embarcados en camiones para transportarlos hasta la frontera, sorteando los controles miliares, y enviarlos en embarcaciones a Colombia.

Estas infraestructuras caseras están ubicadas en zonas agrestes difíciles de detectar, escondidas en medio de la selva, cercanas al límite fronterizo, desde donde las organizaciones las transportan a través del río San Miguel y sus afluentes a Colombia.

Los expertos explican que este combustible robado sustituye a la acetona, químico que es restringido en territorio ecuatoriano y es utilizado en los laboratorios colombianos en el desdoblamiento de hojas de coca.

Este año se han duplicado los controles

En lo que va del 2022 han sido inmovilizados 32.000 galones de gasolina blanca y 9.000 de diésel, que estaban almacenados en grandes estanques y fueron obtenidos a base del denominado “pinchazo”, precisa Rodríguez.

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El carburante pretendía ser sacado hacia poblaciones fronterizas colombianas, donde existen laboratorios cocaleros que son custodiados por disidencias de las FARC, que en más de una ocasión han librado enfrentamientos con los militares de la Brigada Napo.

“Hemos redoblado los controles, neutralizando al máximo estas actividades al margen de la ley, más aún cuando este ilícito provoca grandes pérdidas a las arcas del Estado y a la empresa petrolera”, refiere Rodríguez.

En el 2021 fueron decomisados 80.000 galones de gasolina blanca, cifra que dobla a la cantidad inmovilizada en los dos cuatrimestres del presente año. En lo que resta podrían capturar 10.000 más, indica Marlon Luna, jefe de Operaciones.

Rodríguez sostiene que la producción de cocaína no se realiza en territorio ecuatoriano, sin embargo, los tres últimos “cristalizaderos” (sitios donde se procesa droga) fueron identificados y destruidos en ese sector el año pasado.

Carlos Chávez, jefe de Inteligencia Militar, indica que desde Ecuador pasa acetona y gasolina blanca, uno de los casos que acaba de prender las alarmas es la captura de 4.000 galones en un tanquero hace varias semanas, algo que no sucedía.

El vehículo inmovilizado de placas ecuatorianas fue sorprendido en una de las vías que están ocultas por la espesa vegetación de la selva, tras abastecerse intentaba llegar a la frontera para cruzar el límite internacional.

Según Rodríguez, es la primera vez que es capturado un tanquero, que supone tenía una ruta camuflada para sacar la gran cantidad de gasolina. El automotor fue sorprendido por información de inteligencia militar y aprehendido por elementos de esta brigada.

Lamentablemente la espesa vegetación no permitió aprehender al conductor ni al posible acompañante, ya que habrían huido del lugar al notar la presencia militar, perdiéndose en la selva.

Este nuevo modus operandi sorprende porque, generalmente, el tráfico se realiza bajo el sistema de hormigueo, es decir, movilizan el derivado desde las piscinas en tanques de 55 galones en camiones o camionetas hasta la frontera, en horas de la noche, por rutas creadas por los contrabandistas o traficantes.

Un informe oficial detalla que en este año han sido detenidas diez personas en flagrancia, acusadas de transportar combustibles, quienes han sido puestas a órdenes de las autoridades judiciales, que son las encargadas de judicializarlas o no.

En el río internacional San Miguel, los militares realizan operativos que terminan con la recuperación de combustibles o acetona que pretende salir del país hacia Colombia. Foto: Brigada de Selva Napo Foto: RICARDO CABEZAS

Lugares sensibles

Uno de los sitios específicos y vulnerable para el robo de gasolina blanca es el tramo desde Shushufindi hasta el río San Miguel, donde operan estos grupos narcodelictivos que realizan los “pinchazos”.

La cercanía de estos lugares con la línea de frontera, a 15 y 20 km, promueve este tipo de delito; no obstante, este sector está georreferenciado y militarizado, algo que permite alcanzar importantes resultados en el presente año, sostiene Luna.

Existen dudas sobre quién realiza las perforaciones ilegales al oleoducto, ya que aparentemente serían profesionales de la metalmecánica o siderúrgica o personal entendido en el tema.

Sin embargo, durante las investigaciones ha quedado claro que el bombeo de Petroecuador genera una alta presión, que no permite ejecutar boquetes para conectarle tuberías clandestinas cuando está operativo.

“Cuando se hace un agujero al oleoducto, la compresión puede provocar la explosión de la línea de conducción, por lo que resultaría difícil efectuar el acople a las cañerías”, añaden técnicos petroleros, quienes descartan que aquello suceda cuando está operativa la red de traslado.

Frente a esta situación, existe la hipótesis de que algún empleado o funcionario brinda información sobre los horarios u horas en los que no hay bombeo, revelación que es aprovechada por las organizaciones para efectuar las perforaciones, algo que investiga inteligencia militar.

Mensualmente hay reuniones con los responsables de seguridad y producción de Petroecuador, en las que se analizan estos temas.

En el río San Miguel también se realizan capturas

Las operaciones no solo se realizan por tierra, también se hacen por el río internacional San Miguel y afluentes, utilizados para superar el límite fronterizo. La Brigada Napo cuenta con patrullas fluviales para neutralizar a los traficantes y con embarcaciones para enfrentar a la guerrilla colombiana o disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Días atrás hubo un enfrentamiento con exguerrilleros que custodiaban un cargamento de acetona que pretendía salir del país. Los irregulares que resguardaban la carga, al notar la presencia militar en la riada, abrieron fuego y huyeron de la zona.

La Brigada Napo custodia los ríos San Miguel y Putumayo, donde combate el contrabando de combustibles, insumos químicos, armas, explosivos, madera, mercancías, entre otros.

Frente a Sucumbíos, en territorio colombiano operan dos grupos insurgentes: los Comandos de la Frontera y Carolina Ramírez, que están integrados por disidentes o exguerrilleros de las FARC, que supuestamente se acogieron al proceso de paz en Colombia.

Ambas facciones se disputan en dos anillos cercanos a la frontera ecuatoriana, en territorio colombiano, la producción de coca, el contrabando de combustibles, entre otros delitos conexos.

Los Comandos de la Frontera están en el límite político internacional, frente a Ecuador. Los grupos ilegales pelean el acceso al río Putumayo, registrándose entre ellos continuos enfrentamientos que obligan a exmilicianos a cruzar la frontera hacia Ecuador, huyendo de los combates, siendo repelidos y apartados del país.

Las disidencias instalaron campamentos que fueron destruidos por los uniformados

El coronel Milton Rodríguez comenta que en este año durante los patrullajes han debido enfrentar a los grupos colombianos al margen de la ley en cuatro ocasiones, en los sectores de Puerto Rodríguez y Mosoya, sacándolos del territorio nacional.

En cambio, en octubre del 2021 fueron localizadas tres bases clandestinas de los Comandos de la Frontera, que resultaron destruidas. Las dos organizaciones narcodelictivas que operan frente a Sucumbíos custodian las plantaciones cocaleras y los laboratorios de procesamiento de cocaína en su país, así como los cargamentos de gasolina blanca y acetona.

“Esta narcoguerrilla resguarda la seguridad de la droga en el vecino país, aprovechan las diferentes vías de acceso de la región selvática para internarse y trastocar el territorio ecuatoriano, con base en informantes y contactos de las poblaciones fronterizas del Ecuador que colaboran con la ilegalidad”, enfatiza Rodríguez.

Pese ser un sitio álgido y de riesgo, en esa parte del territorio ecuatoriano no se ha evidenciado la presencia de células o grupos subversivos o narcodelictivos. “Nuestra presencia frena cualquier intención de conformación o integración de esas organizaciones que buscan desarrollar actividades de producción o comercialización de coca”, destaca Luna. (I)