En 2015 los estados miembros de la ONU, entre ellos Ecuador, en conjunto con ONG y ciudadanos de todo el mundo, generaron una propuesta para desarrollar 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los cuales buscan alcanzar de manera equilibrada tres dimensiones del desarrollo sostenible: económico, social y ambiental.

En consecuencia, se estableció una agenda internacional proyectada hasta el año 2030 que se compone de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenibles y 169 metas.

Según el Informe de Desarrollo Sostenible 2022 SDR2022 los 17 ODS, se pueden lograr a través de seis transformaciones sociales importantes, centradas en: (1) educación y habilidades; (2) salud y bienestar; (3) energía limpia e industria; (4) uso sostenible de la tierra; (5) ciudades sostenibles; y (6) tecnologías digitales, que proporcionan una agenda de acción para los ministerios gubernamentales, las empresas y la sociedad civil.

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100 empresas del Ecuador apoyan el cumplimiento de los ODS y el empoderamiento de las mujeres

A decir de Jimmy Andrade, director ejecutivo del Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible, capítulo Ecuador (Cemdes), los datos y las estadísticas son fundamentales para que cada país haga un balance de su posición con respecto a los ODS, para diseñar vías para lograr los objetivos, para identificar las mejores prácticas y para facilitar el aprendizaje entre pares, así como para hacer un seguimiento del progreso en el tiempo.

El SDR2022 proporciona una evaluación integral de qué tan cerca están los países de alcanzar las metas de los ODS sobre la base de los datos más actualizados disponibles para los 193 Estados miembros de la ONU, donde nuestro país ocupa el puesto 63 a nivel global.

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Expertos opinan sobre los ODS 1 y 2, y coinciden en que para alcanzarlos es necesaria una alineación entre los actores civiles y gubernamentales.

OBJETIVO 1: FIN DE LA POBREZA

La pobreza tiene muchas dimensiones y algunas de sus causas son el desempleo, la exclusión social y la alta vulnerabilidad de determinadas poblaciones a los desastres, las enfermedades y otros fenómenos que les impiden ser productivas y desarrollar sus capacidades.

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Según Fernando Pachano, coordinador del Área de Gobernabilidad y Desarrollo Inclusivo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Ecuador (PNUD), el ODS 1 abarca varias temáticas dentro de sus metas.

Vista de un indigente en una calle, en una fotografía de archivo. Foto: Toni Albir Toni Albir

Algunos son la protección social, los derechos de acceso para hombres y mujeres a los recursos económicos y a los servicios básicos, así como el fomento a la resiliencia de las personas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad y exposición a desastres sociales, económicos y ambientales.

La pandemia por el COVID-19, entre otros factores, provocó algunos retrocesos en dimensiones clave del desarrollo humano, sin embargo, la recuperación es parcial y desigual, lo que amplía aún más las brechas en el desarrollo humano a nivel global. América Latina y el Caribe se han visto particularmente afectados como región.

Al observar el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que captura la situación de finales del 2021, vemos que varios países de la región sufrieron retrocesos significativos en el desarrollo humano en comparación con 2019.

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A decir de Panchano, esto no es sorprendente, pues la región fue una de las más afectadas por la pandemia, con el 9 % de la población mundial y el 33 % de las muertes por COVID-19 a nivel mundial a finales del 2021. También fue la región con la contracción económica más fuerte, de cerca del 7 % en 2020.

Y mientras algunas economías de la región se recuperaron en el 2021, la recuperación en la región fue lenta y desigual. Ecuador al momento muestra una reducción en los niveles de pobreza por ingresos, acercándose a un valor similar al del año 2019 (prepandemia) con un 25,2 % a nivel nacional y un 8,2 % de extrema pobreza (INEC, diciembre 2022).

El continuar luchando por la erradicación de la pobreza extrema y la reducción de las desigualdades en sus diferentes formas y dimensiones nos convoca a todos los actores a trabajar de manera colaborativa y transparente, sumando esfuerzos para lograr un desarrollo sostenible e inclusivo.

Fernando Panchano, coordinador del Área de Gobernabilidad y Desarrollo Inclusivo del PNUD

En tanto, para Marianela Curi, coordinadora del Proyecto ODS Territorio Ecuador, Fundación Futuro Latinoamericano, si se analiza el Plan Nacional de Desarrollo 2021-2025, no hay un enfoque mutidimensional que tome a la Agenda 2030 y sus objetivos como una hoja de ruta.

“Si bien hay objetivos y decisiones de política que aportan o caen en varios ODS, no hay un enfoque integral y una alineación a la Agenda 2030 y sus 17 objetivos”, menciona Curi.

Agrega que si los indicadores de reducción de la pobreza han retrocedido, es como efecto de la pandemia del COVID-19 y la urgencia de generar recursos económicos por parte del Gobierno, desviándose de su agenda del enfoque integral, concentrándose más en la generación de recursos.

En este punto, coincide Fernando Pachano, para él la recuperación económica no debe aspirar a restituir el tipo de economía que teníamos antes de la pandemia, ni tampoco puede limitarse a la aplicación de las mismas soluciones que se han implementado en el pasado.

“La pandemia debe forzarnos a pensar en una reconstrucción económica sustentable en términos ambientales, equitativa y justa en términos sociales y considerar los eventos que estamos enfrentando, resiliente frente a las crisis futuras que podrían ocurrir”, sostiene.

OBJETIVO 2: HAMBRE CERO

Con respecto al ODS 2, el SDR2022 reporta que su desempeño demanda desafíos mayores, con una tendencia que permanece estancada, o aumenta a una tasa inferior al 50 % de la tasa de crecimiento necesaria para alcanzar los ODS para 2030.

Ecuador registra la segunda tasa de subalimentación de América Latina (15,4 %), según el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe 2022, publicado por FAO y otras agencias de Naciones Unidas, el pasado 18 de enero de este año.

Según Eve Crowley, representante a.i. de la FAO en Ecuador, esto se debe a que el costo de una dieta saludable alcanza los $ 2,92 al día, mientras que el 21,4 % de la población ecuatoriana, es decir, 3,8 millones de personas, no tiene esta asequibilidad.

Estos datos nos invitan a trabajar articuladamente desde el Gobierno nacional, el sector privado, la academia, la sociedad civil y la cooperación internacional, con el fin de empoderar a los más vulnerables mediante la transformación hacia sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, sostenibles y resilientes.

Eve Crowley, representante a.i. de la FAO en Ecuador

Según cifras de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut 2018) en el Ecuador, el 27,2 % de niñas y niños menores de dos años padecen desnutrición crónica infantil (DCI). La meta del Gobierno nacional es reducir esta problemática en 6 puntos porcentuales hasta el año 2025 y brindar a las niñas y niños un futuro de oportunidades.

Para lograrlo creó la Secretaría Técnica Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil (STECSDI), que tiene un rol articulador y coordinador de las acciones en todos los ministerios para poner en marcha e implementar esta política pública.

En el sitio web de la presidencia se detalla que la STECSDI cuenta con el apoyo del sector privado y, hasta septiembre del 2022, se había creado un presupuesto de 350 millones de dólares.

Dicho programa parte de un censo para definir la cantidad de madres gestantes y niños menores de 2 años que sufren de desnutrición.

“La desnutrición crónica infantil tiene distintas causas, no es un tema solo de alimentos. Uno de los mitos es creer que se va a solucionar entregando comida y no es la forma correcta. Es un trabajo que se inicia en este Gobierno, pero hay que mantenerlo en el tiempo, es una causa que debe unirnos a todos como ecuatorianos para en los próximos años realmente poder reducirla”, señaló Erwin Ronquillo, secretario técnico de la STECSDI.

El programa de la STECSDI realizó un censo para definir la cantidad de madres gestantes y niños menores de 2 años que sufren de desnutrición. Foto: Cortesía STECSDI

Por otro lado, la FAO reconoce que las organizaciones de la sociedad civil constituyen actores claves en la transformación de los sistemas alimentarios y en la reducción del hambre. Desempeñan una función decisiva en la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza.

Han mostrado sus capacidades y su potencial de manera creciente en cuanto al diseño, la ejecución y la puesta en práctica de programas y proyectos, fomentando procesos de diálogo, contribuyendo con sus capacidades y conocimientos especializados.

2,5 millones de ecuatorianos no comen o lo hacen solo una vez al día, alerta el Programa Mundial de Alimentos

En esta línea, para Xavier Tobar, director de Comunicación en Pronaca y vicepresidente del Directorio de CERES, red de organizaciones comprometidas y que promueven la responsabilidad social en el Ecuador, para erradicar la DCI la sociedad civil debe jugar un rol importante a través de la alineación entre las entidades públicas con las privadas y las ONG. Ellos forman parte de la Fundación Redni, iniciativa que surgió en el 2021, en donde empresas privadas y aliados estratégicos contribuyen a través de aportaciones y propuestas de trabajo en red al cumplimiento del Objetivo 2 Hambre cero y el Objetivo 17 Alianza. (I)

OPINIONES

Luis Eduardo Paz y Miño - Gerente de marketing y responsabilidad social de Cooprogreso

“Para poner fin a la pobreza se necesita una mayor inversión económica y social para alcanzar la igualdad de acceso a oportunidades y suplir las necesidades de las familias. El Plan Nacional de Desarrollo es el instrumento al que se sujetarán las políticas, programas y proyectos públicos de Ecuador para alcanzar el desarrollo sostenible. Además, el Gobierno de Ecuador debe implementar planes para eliminar la discriminación contra afrodescendientes y poner fin a la impunidad frente a las violaciones de los derechos humanos.

La sociedad civil puede contribuir de varias maneras para ayudar a alcanzar el objetivo de eliminar la pobreza en Ecuador. Esto incluye la sensibilización del tema, la promoción de la participación y la responsabilidad social de las empresas, el apoyo a la educación, el desarrollo de programas de apoyo a los grupos más vulnerables de la sociedad, la implementación de programas de empleo y el desarrollo de estrategias para mejorar el acceso a los servicios básicos”. (O)

Sofía Sierra - Jefe de comunicación corporativa: Arca Continental, Tonicorp e Inalecsa

“Considerando el trabajo realizado por el Gobierno Nacional, nuestra percepción (sobre el Objetivo 2) apunta a un mirada optimista, porque la estrategia ataca de raíz la problemática de la DCI, falta de alimentos, uso de agua potable, lactancia materna, controles de salud y vacunación; todo esto bajo un plan que garantice un paquete priorizado de atenciones, bienes y servicios destinados a mujeres gestantes y a la primera infancia, con énfasis en los mil primeros días de vida que son claves para prevenir y reducir la DCI.

De acuerdo con el plan de Gobierno es importante destacar lo que dicta el artículo 3 del Decreto Ejecutivo 1211, que se busque el involucramiento de actores claves que van desde academia, sector privado y sociedad civil para que juntos podamos tener esta visión multisectorial y que contribuyan a incidir en la disminución y erradicación de la DCI en el país, garantizando el cumplimiento de las obligaciones adquiridas por cada actor dentro de este plan”. (O)

Simón Cueva - Vicerrector académico, Universidad Internacional UIDE

“Lograr mejoras permanentes en los indicadores de pobreza requiere un crecimiento económico sostenido e inclusivo, además de políticas públicas específicas. En cuanto a políticas públicas específicamente orientadas a los más vulnerables, se puede resaltar dos grandes temas. Primero, fortalecer las transferencias sociales, a través de diferentes bonos cuya cobertura ha subido en tres años de 30 % a más del 80 % de las familias de menores ingresos, aquellas que pertenecen a los 3 deciles (el 30 %) más pobres de la población. Esto ha sido posible por una mejora de ingresos fiscales, provenientes de los sectores con mayor capacidad económica. Segundo, impulsando políticas para enfrentar la desnutrición infantil, cuyos impactos pueden ser lamentablemente para toda la vida.

El primer rol de la sociedad civil puede ser a través de una defensa de políticas públicas sanas a largo plazo, desechando argumentos a veces demagógicos. Un segundo rol de la sociedad civil incluye el ser veedora de programas más específicos de reducción de pobreza, solicitando y evaluando resultados basados en datos objetivos y transparencia, y colaborar en programas como la lucha contra la desnutrición infantil”. (O)

Elena Burgaleta Pérez - Dirección de Vinculación con la Sociedad, Universidad de las Américas (UDLA)

“Las políticas públicas llevadas a cabo hasta el momento, en relación al cumplimiento del objetivo 2 de los ODS se han centrado fundamentalmente en acciones vinculadas con ONGs y empresas privadas a través de mesas de trabajo. Esta estrategia no ha tenido en cuenta una visión integral de carácter regional fundamentada en los acuerdos económicos sociales y bloques comerciales. Esta ausencia de un programa integral de carácter regional únicamente fomenta acciones concretas fuera de una lógica de los mecanismo de cooperación Sur-Sur que supondría el intercambio de experiencias y transferencia de conocimiento para lograr un impacto efectivo en la erradición del hambre.

Actualmente, las políticas internacionales enmarcadas en el desarrollo integral de la sociedad se centran en indicadores de crecimiento macro-económico y ejecución de infraestructuras más que los discursos sobre un desarrollo inclusivo. Es, por lo tanto, necesario proponer un enfoque que incluya a todos los actores de la sociedad civil para poder consolidar acciones conjuntas a través de redes de cooperación regional para el logro efectivo de los objetivos de la Agenda 2030″. (O)