“Deseo estar con la persona indicada, que no me lastime ni me haga sentir de menos. Malena (niña que le gusta), esto es un llamado para ti. Queridas hermanas, por favor, que encuentre el amor”. Este texto es parte de una carta escrita por un menor que forma parte de las misivas que enviaron estudiantes a las hermanas carmelitas descalzas del monasterio del Carmen Alto, en el centro histórico de Quito.

De esta manera, el autor de la carta pide a las religiosas su ayuda con oraciones para que él pueda cumplir con su anhelo.

Mantener un lazo de comunicación con las monjas de claustro de este histórico lugar ha sido una de las actividades que pueden realizar los visitantes del museo del Carmen Alto, ubicado en las calles García Moreno y Rocafuerte.

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El museo se abrió hace diez años y ha pasado por una serie de adecuaciones hasta lograr la exposición de obras de arte, la recreación de las habitaciones de las monjas, recorrer los pasillos, comedores, cocina y aprender sobre el estilo de vida que mantienen sus aspirantes y monjas de claustro.

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Este lugar atiende de miércoles a domingo, de 09:00 a 16:30. Las entradas tienen un valor de $ 4 para adultos, $ 2 para estudiantes y personas de la tercera edad. Las personas con capacidades especiales ingresan de manera gratuita.

Al ser un claustro, las monjas que forman parte de este lugar no tienen contacto con el mundo exterior, y por medio de las cartas se ha iniciado una forma de conocer cómo es su vida entregada a Dios. Algunos aprovecharon para pedir oraciones por su bienestar y el de sus familias. Pero también hay una serie de curiosidades.

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Por ejemplo, algunas cartas decían lo siguiente:

“¿Cómo soportan estar encerradas? ¿Cómo hacen cuando están enfermas? ¿Quién es la más joven? ¿Cuánto tiempo han estado ahí? ¿Cómo se sintieron al abrir su hogar a turistas? ¿No se cansan o se arrepienten de su decisión?”.

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Otras cartas tenían peticiones, como esta: “Por favor, recen por mí. Recen por mi familia. Que todo se mejore y que no les pase nada”, además de otros pedidos.

QUITO.- En el museo del claustro del Carmen Alto se ubica la recreación de una de las habitaciones que ocupan las monjas carmelitas descalzas. Foto: Carlos Granja Medranda

Cristina Medrano, técnica educativa del museo del Carmen Alto, señaló que la actividad “Ha llegado una carta” ha tenido buena acogida. Las hermanas carmelitas descalzas responderían estos escritos en un aproximado de dos a tres semanas posteriores y se contactarían con los emisores para que conozcan la respuesta a sus misivas.

Además, Medrano informó que durante el mes de mayo se mantienen en la restauración de las paredes y varias obras de este museo con técnicos expertos en el tema.

Con esto, les nació la idea de que los visitantes realicen el recorrido y aprendan sobre el trabajo de conservación y restauración. Es más, podrán sentarse junto a los expertos restauradores y practicar estas técnicas. (I)

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