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Violencia psicológica, la más denunciada por las mujeres en Ecuador y la que lleva a traumas y peligros como los suicidios

30.707 denuncias en la Fiscalía por violencia psicológica se pusieron en el 2021. Es el segundo delito más denunciado en el país, solo por detrás del robo.

María (i) es una de las mujeres que han enfrentado violencia psicológica, verbal y física. Ella pidió ayuda a la fundación María Guare.

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Es la más denunciada en Ecuador de todas las violencias o agresiones que puede sufrir una mujer. Y se ubica en segundo lugar de todos los delitos expuestos en la Fiscalía en los últimos siete años. Solo está por debajo del robo (delincuencia), que también a ocurre a diario y en todas partes.

Se trata de la violencia psicológica, que afecta a las mujeres y a sus familias en Ecuador y que solo en el 2021 se denunciaron 30.707 casos en la Fiscalía. Aquello correspondió al 10,4 % de las más de 295.000 causas ingresadas el año anterior a nivel nacional.

Esto sin contar con las 263.462 denuncias por violencia psicológica contra la mujer o miembros de la familia que ingresó la Fiscalía desde que está vigente el COIP (agosto) 2014 hasta el 2020.

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Psicólogas y abogadas especialistas en Derechos de la Mujer cuentan que hay ocasiones en que la violencia psicológica suele pasar desapercibida porque es “muy sutil” o porque las víctimas no logran identificarla, ya que han crecido en un ambiente donde tienden a normalizar estas prácticas.

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“Empieza (la violencia psicológica) primero con menospreciar, con el control, con mermar su autoestima. Lo que pasa es que muchas veces no se identifica todavía la situación de violencia hasta que lastimosamente está ya la evidencia física, donde ya sucede la agresión mayor”, dice Vivianne Almeida, a cargo de la Dirección Municipal de la Mujer, ente que trabaja también en prevención de la violencia y en capacitaciones y proyectos para ayudar a las mujeres en Guayaquil.

Almeida, quien también es abogada de profesión y ha trabajo de cerca en inclusión de género, cuenta que por lo general cuando una mujer pone una denuncia o pide ayuda es porque ya el agresor pasó a otro nivel de violencia, donde hay una agresión física, un maltrato con heridas visibles. Pero todo esto ha estado precedido de una violencia psicológica y también patrimonial.

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¿Cómo reconocer una violencia psicológica?

Los insultos, las expresiones verbales violentas (incluyen malas palabras), las frases o palabras donde denigran a la mujer o la hacen sentir inferior, que no sirve, que está en segundo o tercer orden, las amenazas, entre otras, son parte de esta violencia psicológica.

A veces es imperceptible o sutil e incluye el hacer creer que su opinión, su sentir, su pensamiento o su voz no son válidos, explica Annabelle Arévalo, psicóloga clínica y miembro de Cepam Guayaquil, organización que atiende casos de violencia hacia la mujer y la familia.

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Uno de los mecanismos que usan muchas parejas es el control que quieren ejercer sobre las mujeres, y para ello les hablan de que no quieren que realicen determinadas actividades porque las aman y no quieren que les pasa nada, detalla.

“Porque te quiero, no quiero que te pase nada, por lo tanto, no quisiera que salgas a trabajar, no quisieras que salgas a estudiar, no quisieras que salgas sola (les dicen ellos), y por eso siempre están ahí como muy cercanos a ellas, supuestamente ‘cuidándolas’ y ‘protegiéndolas’, pero más bien es de control sobre su cuerpo, de control sobre sus voluntades, sobre sus decisiones, que también es violencia psicológica, muy sutil, imperceptible, a propósito de este ‘amor romántico patriarcal’ que tenemos como cultural, que creemos que no lo es, no lo identificamos”, detalla Arévalo.

Esta psicóloga clínica y defensora de los derechos de la mujer comenta que a raíz del confinamiento por la pandemia del COVID-19 (en el 2020) se evidenciaron más casos de violencia, como la psicológica.

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Y el denominador común de esta violencia psicológica es que cada vez es más violenta, más agresiva, “con expresiones de una violencia extrema, sistemática en el tiempo, pero peligrosa y riesgosa en las manifestaciones”, asegura Arévalo.

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La violencia psicológica hace incluso que las mujeres terminen perdiendo la noción de la realidad, convirtiéndose en dependientes de los hombres, a tal punto de que se anulan emocional y psicológicamente. Sienten que no sirven como mujeres, como seres humanos.

Por ello, sus agresores las pueden manipular con facilidad, pueden decidir sobre sus hijos, sobre las responsabilidades que ellas tienen en la casa, sobre sus cuerpos, entre otros, porque las dejan sin voluntad de nada, resalta Arévalo.

Esta violencia psicológica ha hecho que incluso algunas mujeres tengan ideas suicidas. Algunas se han quitado la vida por esto.

Para evitar esta y las otras violencias que viven y a las que están expuestas las mujeres y sus hijos en el hogar es importante trabajar en prevención, en educación, enfatiza Almeida, ya que es un problema estructural, profundo, que les compete a todos en la sociedad.

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“Hay que romper esos patrones de violencia normalizados. Hay que trabajar mucho con las familias. La educación evidentemente abre las puertas a una mejor oportunidad de vida. A mayor información y educación aspiras también a un mejor futuro, pero también es mucho en cuanto al proyecto de vida personal, a que las niñas y adolescentes tengan una autoestima mucho más fortalecida, que tengan sueños, metas y que tengan el apoyo de las familias para lograrlo”, comenta Almeida.

La Dirección Municipal de la Mujer, creada en el 2019, trabaja especialmente en planes y proyectos de prevención, educación, salud, capacitación técnica, y de otros para que niñas, adolescentes y mujeres tengan herramientas para salir adelante y vayan cambiando estos patrones culturales existentes en la actualidad, según su titular.

“Duele mucho ver a niñas que por diferentes situaciones han desertado de la escuela y que están relegadas a tareas domésticas. Niñas y adolescentes con mucho talento, con muchísimos sueños, pero que prácticamente están ‘resignadas’ a hacer sus vidas solamente realizando tareas domésticas. También muchas niñas y niños, expuestos a una serie de entornos no seguros, abusos, maltratos, abusos sexuales, y todo esto está a veces tan normalizado”, comenta Almeida sobre casos reales que han visto y han atendido también.

Daños psicológicos en niños

Billy Navarrete, representante del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH), a propósito del Día Internacional de la Mujer refiere que los traumas psicológicos y emocionales que se viven y se ven actualmente son un reflejo de los distintos tipos de violencia, que sufren en especial las niñas y las mujeres, tanto en la calle como dentro del hogar.

Menciona que aquellas mujeres que logran liberarse de círculos de opresión y acuden a denunciar sus problemas deben tener acompañamiento y protocolos de cuidado para reparar el daño psicoemocional.

“Hay una deuda del Estado para generar procesos comunitarios, especialmente para la reparación de los daños psicoemocionales provocados por efectos de todo tipo de violencia”, resalta Navarrete.

Considera que el ámbito comunitario de cada sector tiene un rol importante para la prevención, la identificación de escenarios de violencia y para evitar el recrudecimiento de esta violencia, que termina de manera escalada en el paso más trágico: femicidios o la muerte de la mujer en manos de sus agresores.

¿Qué dice la ley y qué sanciones hay por violencia psicológica?

Violencia psicológica (art. 157 del COIP). Comete este delito quien realice amenazas, manipulación, chantaje, humillación, aislamiento, hostigamiento, persecución, control de las creencias, decisiones o acciones, insultos o cualquier otra conducta que cause afectación psicológica en la mujer o en los miembros de la familia.

Sanciones: Cárcel de seis meses a un año. Si produce enfermedad o trastorno mental en la víctima, prisión de uno a tres años.

Si la infracción recae en persona de uno de los grupos de atención prioritaria (niños, adultos mayores, embarazadas), en situación de doble vulnerabilidad o con enfermedades catastróficas o de alta complejidad, la sanción será la máxima pena (tres años), aumentada en un tercio.

Expresiones hacia mujeres son sancionadas como contravenciones, según el COIP:

Quien profiera improperios, expresiones en descrédito o deshonra en contra de la mujer o miembros de la familia, en los casos en que no sea un delito del COIP, será sancionado con 50 a 100 horas de trabajo comunitario y se dispondrá el tratamiento psicológico a la persona agresora y a las víctimas, así como medidas de reparación integral, reza el artículo 159 del COIP. (I)

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