La reflexión que realizó el cantante ecuatoriano Fausto Miño sobre el presunto femicida de María Belén Bernal, Germán Cáceres, levantó críticas y respaldos: “¿Germán Cáceres habría matado a María Belén Bernal si hubiese estado sobrio? Probablemente no”, dijo Miño. El artista luego afirmó que su comentario iba relacionado al consumo y abuso de las bebidas alcohólicas.

Añadió que el licor tiene un aval social pese a los perjuicios que tiene en la salud de las personas. “Hay algo que tenemos que mirar que es el uso del alcohol, del trago para huir de la realidad porque esto nos pasa a todos y nadie lo ve… ¿Cuántas cosas no hubiesen pasado si en tu familia no hubiese habido trago y abuso de por medio? Yo lo he vivido. Las cosas de las que más me arrepiento, cuando he lastimado a gente que he querido, ha sido chumado (borracho)”, dijo.

“¿Germán Cáceres habría matado a María Belén Bernal si hubiese estado sobrio? Probablemente no”, el comentario por el cual el cantante Fausto Miño recibe críticas

Estas declaraciones han abierto un debate: ¿Estar ebrio puede justificar el cometimiento de un delito, como es el asesinato, en Ecuador? Desde el punto de vista legal no, indica Julio César Cueva, abogado penalista.

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Asegura que estar ebrio al momento de asesinar a alguien no se considera ni atenuante ni agravante: “Solo sería agravante si la persona se emborracha expresamente para envalentonarse y cometer el delito. De lo contrario no, pero tampoco exime de la responsabilidad porque si no sería fácil decir que se bebió y pasó (el asesinato) porque sobrio no lo hubiese permitido”.

Demostrar que alguien decidió emborracharse para matar a alguien es muy complejo, indica el jurista. Para lograrlo se necesitaría testigos que afirmen que el victimario cuando empezó a beber haya dicho que quiere asesinar a alguien, pero que no tiene la valentía y por eso está bebiendo, y luego provoque la muerte de la víctima.

Esto es complicado salvo que haya un video donde la persona digo todo esto”, señala. El artículo 32 del Código Integral Penal establece que, salvo en los delitos de tránsito, la persona que al momento de cometer la infracción se encuentre bajo los efectos del alcohol o de sustancias estupefacientes, psicotrópicas o preparados que las contengan, será sancionada conforme con las siguientes reglas:

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1. Si deriva de caso fortuito y priva del conocimiento al autor en el momento en que comete el acto, no hay responsabilidad.

2. Si deriva de caso fortuito y no es completa, pero disminuye considerablemente el conocimiento, hay responsabilidad atenuada imponiendo el mínimo de la pena prevista en el tipo penal, reducida en un tercio.

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3. Si no deriva de caso fortuito, ni excluye, ni atenúa, ni agrava la responsabilidad.

4. Si es premeditada con el fin de cometer la infracción o de preparar una disculpa, siempre es agravante.

Cueva aclara que como “caso fortuito” la norma establece situaciones como cuando una persona consume una bebida pensando que es una gaseosa, por ejemplo, pero realmente contenía drogas y bajo los efectos de la misma mató a otro individuo.

Así envejece el alcohol al cerebro: una relación tóxica

El tema es que si alguien alega eso tiene que probar que pidió cola y lo que le sirvieron fue droga. El artículo se rige bajo qué capacidad tiene el individuo, bajo el consumo de sustancias, de entender lo que está haciendo. Pero en cualquiera de los casos se tendrá una pena, no es que se lo exime del delito”, dice Cueva.

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En el caso del femicidio de María Belén Bernal, Germán Cáceres enfrenta una pena de entre 22 y 26 años de prisión, pero hay un incremento de un tercio por los agravantes y quedaría en 34 años y ocho meses.

“De lo que entiendo todos los agravantes están presentes en este caso. Es el esposo, la dejó en un lugar público, el asesinato ocurrió en un centro de educación policial”, indica.

Desde el punto de vista psicológico tampoco se puede justificar el cometimiento de un delito, afirma Susan González, psicóloga clínica.

Indica que si bien el alcohol es una sustancia que altera a una persona de forma física, ya se ha aceptado culturalmente el beberlo, tanto así que menores de edad llegan a experimentar con este tipo de bebidas.

El alcohol es un depresor del sistema nervioso central y al ser un depresor no hay un control consciente del cuerpo a medida que uno va bebiendo más. Muchas de las funciones cognitivas, motrices, son afectadas por lo que hay personas que no pueden hablar bien. También hay resonancia en la parte psicológica”, afirma.

Estas son las edades en las que el alcohol es más peligroso para el cerebro

Sin embargo, todas las personas conocen de estos efectos y por eso no se puede justificar asesinar, robar o agredir a otras personas, comenta la especialista: “La responsabilidad viene desde antes de beber, por lo que no estaría de acuerdo en justificar un delito por estar alcoholizado porque estamos advertidos de sus efectos, hay anuncios, campañas, por lo que hay responsabilidad del sujeto”.

Además, si se realiza un análisis psicológico más profundo si una persona bebe para desinhibirse y cometer un delito puede que haya un malestar mental y busca atenuar o anestesiar esta realidad con el alcohol o con las drogas. Pero se necesita realizar análisis en cada caso.

Cueva coincide con González en considerar al licor como un desinhibidor, ya que bajo los efectos de este las personas, normalmente, tienen comportamientos que sin la bebida no los harían.

Pero lo que realmente hace es desinhibir una conducta nada más. El daño que una persona tenga en su cabeza está allí con o sin alcohol, por eso la norma dice que si alguien se emborrachó no se atenúa ni se agrava lo que hizo porque es difícil dirimir qué haría una persona con los efectos del alcohol. Ahora, el alcohol por algo está regulado y estuvo prohibido por mucho tiempo”, apunta.

Lo que haga una persona bajo los efectos del alcohol dependerá de cada individuo, ya que se ha visto que hay quienes se quedan dormidos, son más graciosos de lo habitual o se comportan agresivos.

Las declaraciones de Miño también pusieron en la palestra el aval social que se le ha dado al alcohol, pese a que en ciertas ocasiones es el responsable de conductas agresivas.

Para Cueva, este aval lo han conseguido las empresas productoras de bebidas alcohólicas, pero aclara que el licor es una sustancia que en un consumo moderado tanto en cantidad como en periodicidad no ocasiona ningún daño.

“Tomarse un par de cervezas cada dos semanas para ver el fútbol con amigos no produce daño, pero si consumes diez cervezas cada dos días o todos los fines de semana ya es otra realidad. Es por esto que las drogas sí siguen siendo ilícitas, ya que con una sola ingesta pueden provocar la muerte inmediata”, añade. (I)