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La devaluación argentina ofrece ventajas a estudiantes de Ecuador

En promedio pueden vivir y estudiar con 400 dólares, beneficiándose del valor del cambio en el mercado paralelo.

Los ecuatorianos que reciben dólares en Argentina tienen una ventaja frente a quienes manejan solo pesos. Vista de algunos billetes de dólares y pesos argentinos, en una fotografía de archivo. EFE/ Juan Ignacio Roncoroni Foto: Juan Ignacio Roncoroni

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Actualizado el 

Por Katherine Villavicencio

Los vaivenes de la economía argentina y la sostenida devaluación que viene teniendo su moneda frente al dólar se han convertido en una ventaja para los estudiantes ecuatorianos (casi 5.000, según estadísticas locales) que cursan una carrera universitaria o una especialidad en el país del sur.

Desde enero pasado, el peso argentino fue la moneda que más se depreció en toda la región: cayó un 25 % frente al dólar estadounidense si se toma como referencia el cambio oficial, y un 50 % si se considera el valor del dólar en el mercado paralelo o en el mercado electrónico de pagos.

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En Argentina conviven al menos seis tipos de cambio para el dólar, según el consumidor y el medio por el cual se efectúe. Y aunque puede resultar complejo, entenderlos es esencial si se quiere sacar el mejor beneficio de la conversión.

El principal es el dólar oficial, que de acuerdo a la cotización del 14 de septiembre de 2022 del Banco Central se ubicaba en 149,6 pesos por dólar; sin embargo, es el menos demandado, dada la brecha que tiene frente a los otros. En el otro extremo está el dólar blue, que se consigue en las casas de cambio clandestinas o no autorizadas (”cuevitas”, como las llaman en Argentina), y que hoy se ubica en 284 pesos por dólar; es uno de los más usados por los turistas o quienes cuentan con dólares físicos. El otro es el llamado “contado con liqui”, que se toma de referencia para las operaciones de comercio exterior y se obtiene como producto de la compra de bonos en pesos que se liquidan afuera. Su valor es de 282,54 pesos por dólar, y es el que se aplica —por ejemplo— para las transacciones de Wester Union, la empresa de envíos por donde gran parte de los ecuatorianos recibe el dinero que envían sus familiares.

Ese cambio le permite hoy a un estudiante vivir con un promedio de 400 dólares al mes. La cifra surge de entrevistas y referencias entre compatriotas que mayoritariamente residen en la provincia de Buenos Aires, la capital federal y sus zonas de influencia.

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Esos 400 dólares al mejor cambio del mercado equivalen a 113.600 pesos argentinos, más del doble del salario básico de un trabajador (51.200 pesos).

Una reciente encuesta realizada por el argentino Sebastián Nader, profesor de economía de la UTE en Ecuador, a cien estudiantes extranjeros residentes en Argentina reveló que un 39 % vive con un rango de entre 50.000 y 100.000 pesos al mes; y un 43 %, con un rango de 100.001 a 150.000 pesos.

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BUENOS AIRES. En Argentina conviven al menos seis tipos de cambio para el dólar, según el consumidor y el medio por el cual se efectúe.

La diferencia radica —principalmente— en la vivienda: el alquiler es muy variable de acuerdo con el barrio (zonas como Recoleta, Palermo, Cañitas o Belgrano son las más costosas), el tamaño del departamento, de si se comparte con amigos o se alquilan habitaciones en residencias estudiantiles.

Alexa Delgado, quiteña, estudiante de Medicina, vive a seis cuadras de la facultad donde cursa la carrera (en la Universidad de Buenos Aires) y subsiste con 200 o 220 dólares al mes. Lo más costoso —cuenta— es el alquiler, al que destina casi el 70 % de sus ingresos. “Es casi imposible encontrar algo para uno solo y poder pagar un departamento. Arrendar es muy complicado, pero buscando se encuentra algo asequible también”.

En su caso, vivió primero en un departamento de 7 ambientes, con 5 personas, cada uno con su respectivo dormitorio, 2 cocinas, 2 baños, 2 salas, terraza, patio de lavado e incluso lavadora. Con servicios básicos pagaban 130 dólares cada uno. Ahora comparte un departamento de un ambiente con otra persona y paga cada una 125 dólares con todo incluido.

Lo que le resulta económico es la comida. Ella gasta en supermercado unos 50 dólares al mes, y solo compra adicionalmente cada dos semanas frutas y verduras.

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Cuando el valor del cambio sube —una realidad que experimenta desde que llegó— es todavía más beneficioso, porque le permite salir al cine, ir por un helado, ir de viaje o comprarse ropa, cremas o golosinas. “Cocino en casa todos los días para evitar gastos externos e innecesarios (…). Pago todo, me divierto y siempre me sobra algo”, señala Delgado.

El mismo estudio de Nader revela que, en cuanto a los ingresos, un alumno extranjero debe invertir —en ese orden— en alojamiento, alimentos, servicios (teléfono, transporte, internet, seguros, etc.), esparcimiento y otros bienes, como fotocopias y libros.

Jonathan Zambrano, de 26 años y nacido en Manta, cubre todas esas variantes. Vive con 500 dólares. “Y salgo que da miedo”, agrega a manera de broma.

Depende netamente de los dólares que le envían. Estudia Producción Musical, Grabación y Posproducción de Audio en un instituto privado. Antes estudiaba en Guayaquil, pero las carreras que él deseaba tenían un costo muy alto, que le representaban alrededor de 4.000 dólares más los gastos de vivienda —afirma—. Por eso, decidió radicarse hace seis meses en Buenos Aires.

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En su caso, consiguió un compañero de Lago Agrio que se inscribió en la misma carrera, y con dos amigos más de Manta comparten un departamento de tres habitaciones con sala, cocina y lavadero. Viven en el barrio de Monserrat y pagan 105.000 pesos al mes (26.250 pesos cada uno). ”Con el cambio de Western, hoy en día eso representa unos 92 dólares por persona”.

Después, en carne, pollo o pescado gasta unos 9.000 pesos al mes; en compras del supermercado, unos 7.000; y en verdulería, 1.500. Unos 63 dólares llevado al cambio de contado con liqui.

Michelle Rivero tiene 24 años y estudia Medicina. Coincide en que el alquiler puede representar hasta el 70 % de sus gastos del mes (que alcanzan los 400 dólares) y que se complica por la condición de extranjeros. “El alquiler es lo más caro (…): ha aumentado más de 200 % desde el 2020. Y uno, como extranjero, si alquilamos un departamento, solo podemos acceder a un contrato temporal (seis meses con ajuste cada tres meses), ya que no tenemos garantía propietaria (uno de los requisitos exigidos en Buenos Aires); por lo tanto, no podemos acceder a un contrato convencional”, refiere. En algunos casos se les pide pagar el alquiler en dólares para omitir las garantías, pero es lo menos conveniente para quien viene a estudiar.

Hace una semana se hizo viral en la red social TikTok un video de una pareja de paraguayos que relatan todo lo que hicieron con 4.000 pesos argentinos, equivalentes a 28 dólares.

Más de 4.000 ecuatorianos estudian en Argentina

Según la Síntesis de Información Estadísticas Universitarias 2020-2021, del Ministerio de Educación de la Nación, la última disponible en su página, en Argentina estudiaban en ese periodo 108.180 extranjeros en universidades públicas y privadas, carreras de pre y posgrado. De estos, 2.636 eran ecuatorianos (un 2,4 %) que estudiaban carreras de pregrado.

El mismo informe señala que, en 2019, 2.093 ecuatorianos cursaban carreras de posgrado en universidades argentinas.

Ecuador ocupa el noveno lugar en el listado de procedencia de estudiantes del continente americano.

Rivero paga en pesos lo equivalente a unos 200 dólares por una habitación privada en un departamento en el que viven otros ocho ecuatorianos, en el barrio de Balvanera. Hace cinco años que reside en Argentina, y considera que entre 2018 y 2020 todo le resultaba mucho más económico.

Si bien hay una ventaja cambiaria, la inflación siempre juega en contra, porque las cosas suben a la par del dólar. “El tema con la inflación, especialmente en estos últimos meses, es que al aumentar el dólar las cosas empezaron a subir, sobre todo las de necesidades básicas: alimentos, cosas de farmacia... Y en un principio no hubo mucha diferencia, porque como se recibe en dólares se seguía gastando lo mismo. Pero en un momento el dólar bajó, pero los precios no bajaron; por lo tanto, se hizo caro todo”, explica.

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Kevin Ch., de 28 años, comparte su visión. Si bien el dólar trae sus ventajas, la situación de Argentina nunca es estable y no hay presupuesto mensual que se mantenga.

Cada mes en Argentina, la inflación promedia el 6 % y se siente en las compras del supermercado, donde los productos sufren variaciones cada semana. Un litro de leche cuesta en promedio 140 pesos (0,50 dólares); un kilo de bife de chorizo, 1.300 pesos (4,6 dólares); y un paquete de pan, 550 (1,96 dólares). Pero hace un mes, estos dos últimos costaban 100 pesos menos.

“Acá es muy fluctuante todo, muy inestable. Eso en Ecuador no pasa; tiene una moneda fuerte, que es el dólar, aunque no sea nuestra. Acá todo lo cotizan en dólares, pero ganas en pesos”, dice. Se refiere a que en Argentina, por ejemplo, las operaciones inmobiliarias se realizan en dólares; la gente vuelca sus ahorros a esa moneda, y la misma canasta alimentaria está ligada a ella, porque el 60 % de los insumos se importa y depende de la liquidación de dólares del campo en el exterior (la soja o la carne, por ejemplo).

Kevin estudia desde el 2019 en la Universidad Nacional de Córdoba y vive en esa ciudad. Recuerda que vino con 1.500 dólares y gastó unos 300 dólares para establecerse; el resto lo mandó a Ecuador. Hoy trabaja estable en una empresa y depende de los pesos. Por eso, siente de cerca la situación inflacionaria del país.

Cuando llegó recuerda que el dólar oficial estaba a menos de 60 pesos, y lo que ganaba le permitía vivir y comprar dólares. Hoy eso cambió y, como todos, entró a la dinámica de buscar los mejores precios o las promociones de productos para llegar bien a fin de mes.

Programa gubernamental de beneficios para extranjeros

En 2017, un estudio realizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Universidad de Buenos Aires (UBA) reveló que los estudiantes extranjeros dejaban en CABA 10.113 millones de pesos que les enviaban sus padres. Eso se transforma en consumo en alimentos, alquileres, shopping y en la llegada de familiares que dinamizan aún más la economía. En ese entonces representaba el 0,52 % del producto bruto de la Ciudad de Buenos Aires.

Esas cifras alentaron al Gobierno porteño para lanzar en 2019 el programa Study Buenos Aires (study.buenosaires.gob.ar), que les brinda facilidades para sus primeros días, entre estas un kit de bienvenida que se solicita antes del arribo e incluye sin costo una tarjeta SIM de telefonía celular, una tarjeta para el transporte público, descuento en el traslado desde el aeropuerto hacia la ciudad, tarifas especiales en alojamiento y descuento en escuela de idiomas. (I)

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