La venta de furgonetas nuevas no llega a los niveles del 2019, la mayoría de los transportistas escolares recién retoman la actividad tras más de dos años de clases en línea

El retorno a clases presenciales en la mayoría de los establecimientos educativos del régimen Costa-Galápagos, desde que se establecieron las medidas de restricción por el COVID-19 en marzo del 2020, da un aliento de esperanza a los que se dedican al transporte escolar.

La rutina de miles de dueños de furgonetas fue detenida abruptamente con la determinación de las clases en línea, lo que significó 25 meses sin el ingreso principal que sustentaba la economía de estos hogares.

Hay casos en los que aún pagaban las cuotas del financiamiento por la compra de las minivanes, por lo que tuvieron que venderlas para no perder todo el dinero invertido o devolverlas.

No hubo tregua, cuenta José Mieles, de 46 años de edad, quien hace transporte escolar en la Unidad Educativa Lemas, ubicada en el norte de Guayaquil.

En su caso ya había pagado su vehículo del año 2011, pero conoce los casos de compañeros que recién a finales del 2019 habían renovado sus furgonetas, las que tuvieron que devolver.

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Los que sobrevivieron con sus vehículos se convirtieron en “colectivos piratas”, debido a que hacían un servicio que estaba fuera de la ley.

“Era un colectivo pirata, hacíamos expresos o hasta taxi llevando personas, todo eso era temporal sin un ingreso fijo. Algunos retiraron los asientos para llevar carga”.

“Nos pegó duró la pandemia”, agrega, “en todo este tiempo hemos estado en trabajos temporales, salimos de lo que hacíamos habitualmente”.

Mieles mantiene a su esposa y sus tres hijos y hace quince años encontró en el transporte de estudiantes la oportunidad de tener un ingreso fijo que sustente la economía de su hogar. “Siempre quise estar de vacaciones, pero nunca un tiempo tan prolongado, se pasaron, son más de dos años de no trabajar de manera normal”.

El traslado de pasajeros de sus casas a sus trabajos y viceversa siguiendo rutas en zonas del norte de Guayaquil, vía a Samborondón o a la costa, cobrando $ 0,50, fue la alternativa.

“Había que salir temprano desde las siete de la mañana, trabajar todo el día para sacar 60 dólares, la mitad quedaba para cubrir la comida y los gastos básicos”, afirma Mieles.

El reto de nivelar el aprendizaje escolar tras dos años interrumpidos por la pandemia

Con el retorno a las aulas progresivo desde este 6 de mayo aspira a retomar su rutina, pero no tiene previsto cambiar su carro por uno nuevo. Ve lejana esa posibilidad ya que primero debe cubrir las deudas que casi no pudo pagar por sus ingresos limitados.

La crisis de estas familias se evidencia en la venta de furgonetas nuevas, la que no logra recuperarse a los niveles de antes de la pandemia del COVID-19.

El número de furgonetas nuevas vendidas en Ecuador bajó de 662 entre enero y febrero del 2019 a 605 en el mismo periodo del 2020, pero la mayor caída se evidenció en los dos primeros meses del 2021 cuando se comercializaron 308 unidades, según la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador (Aeade).

Entre enero y febrero de este año se vendieron 450 furgonetas nuevas, una reducción del 26 % respecto del mismo periodo del 2020.

Las ventas anuales pasaron de 4.407 y 4.678 furgonetas nuevas comercializadas en 2018 y 2019 a 2.926 y 3.377 en 2020 y 2021, en su orden, según cifras de la Asociación Ecuatoriana Automotriz (AEA).

Manuel Murtinho Córdova, gerente de la AEA, afirma que se espera una recuperación de todos los segmentos para este año de manera proporcional.

La previsión es que en este año se llegue a lo vendido durante el 2018, dice Murtinho, considerando que entre enero y marzo de este año ya se comercializaron 988 furgonetas nuevas.

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“Lamentablemente sabemos de personas que tuvieron que vender sus furgonetas porque dejaron de trabajar durante la pandemia y tenían obligaciones con los bancos y las concesionarias. Fue el segmento de vehículos más golpeado”, reconoce.

Este tipo de vehículos (segmento de las vanes) también tiene un nicho en el transporte de pasajeros entre Guayaquil, Machala, Cuenca y Manta con hasta doce personas sentadas cómodamente, una alternativa que se diferencia del traslado público entre esas ciudades que realizan las cooperativas conectando las terminales terrestres masivas.

La mayor parte de las furgonetas vendidas entre enero del 2018 y marzo del 2022 son de China con 12.522 unidades, 76 % del total comercializadas en ese periodo. Siguen las vanes llegadas de Corea del Sur y España con 1.356 y 1.298, en su orden, según la AEA.

“La producción china ha ayudado a que las familias accedan de forma más fácil a estos vehículos por sus precios. El servicio de doce pasajeros será igual en una (miniván) china que en una coreana o de otro país, puede que una sea más rápida o suba mejor a Cuenca, pero al final todos llegarán a su destino”, asegura Murtinho.

Rubén Méndez cuenta que buscó alternativas durante el confinamiento, como surtir de chifles a las tiendas de los barrios de Guayaquil, lo que algo le dejó para mantener a su hogar, cuenta.

Él tiene 63 años de edad y aún no retoma desde marzo del 2020 la aportación voluntaria al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. En su caso mantiene a su esposa, a una hija viuda y a una nieta que sufre de epilepsia.

Su furgoneta del 2011 ya estaba pagada, pero también debe cubrir deudas, por lo que no piensa en renovar su furgoneta. (I)