A Eduardo (nombre protegido), de 25 años de edad, le colocaron escopolamina el sábado 29 de abril pasado, tras subirse a un taxi alrededor de las diez y media de la mañana en pleno centro de Guayaquil (Nueve de Octubre y Malecón).

Recuerda que el taxista dijo que debía activar el seguro en la puerta del lado del acompañante, por lo que extendió su mano rozando el rostro del joven.

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Eduardo recobró la consciencia después de doce horas, cuando despertó acostado sobre un montículo de tierra en el sector de Los Tubos, del cantón Durán, sin celular ni billetera. Aún aturdido, caminó hacia una cancha donde dice que estaba un grupo de chicos conversando.

¿Cuál es el sentido de la simbología de los tatuajes en las bandas?: el antropólogo Jaime Costales lo explica

“Al acercarme me preguntaron quién era. Estaban con esos abrigos con capuchas que cubren la cabeza. Uno de ellos, que parecía era el líder, pidió que le pasaran el fierro (el arma), que me iban a matar, que yo era un infiltrado. Les explicaba que me robaron y que me habían dejado botado en el sitio, pero no entendían razones”.

Fue entonces cuando le pidieron que se quitara la camisa para ver los tatuajes que tenía en la piel. Si era un lobo o un tigre, lo matarían. Observaron que no era el caso, pero igual también abrió sus redes sociales (perfil de Facebook) en un celular que le dieron. Le pidieron que lo hiciera en busca de algún indicio que mostrara que era parte de alguna de estas organizaciones delictivas del país.

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“La situación era tensa. El líder quería ‘darme vire’, pero uno de los que estaban allí me ayudó. Les pidió que no me hicieran nada y llamó a la Policía. Fueron unos 40 minutos (desde que recobró la consciencia) en los que sentí la muerte cerca. Solo había salido al centro para tramitar un certificado bancario que me pidieron en el trabajo”.

Eduardo cuenta que, todo mareado, logró abrir su Facebook, pero el que fungía como cabecilla seguía alterado. “Me quería disparar”, pero la policía llegó minutos después y lo sacó del lugar.

Como hoy en día tener un cocodrilo o un tigre es una represalia ante esas personas, entonces, de ahí vienen las amenazas. De tatuajes solo tengo tres frases y una runa”.

Al final, el joven perdió el celular, 50 dólares que llevaba en efectivo y sus documentos personales, como cédula, certificado de votación y una tarjeta de débito.

“El peor error fue agarrar un taxi en la calle. Estaba apurado, porque venía de amanecida del turno de la madrugada en mi trabajo”, indica.

Óscar Puebla, oficial de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased), afirma que las bandas más conocidas por la comunidad y que usan ciertos símbolos y tatuajes son los Lobos, Tiguerones, Águilas, Lagartos, Choneros y los CR7, pero no solo estas exclusivamente.

Estas bandas criminales se hacen más fuertes y visibles tras la fragmentación de la organización delictiva dominante Los Choneros, a partir del 2020, en torno a la pugna para acaparar el envío de drogas al exterior desde el país.

“Hay unos que solo operan en ciertas partes. Los Lagartos no existen en otras ciudades que no sean Guayaquil, y los R7, por ejemplo, están dentro de Santo Domingo, que es donde surge este grupo. Estamos viendo que se quedan donde sienten cierto grado de confort; allí son más visualizados por la comunidad por los ilícitos que van cometiendo día a día”, asegura.

En algún momento, estos grupos pueden aliarse entre sí, pero ahora ya no lo están, o viceversa. Es el caso de la banda más pequeña Chone Killers, ahora aliada a Los Lobos. La pugna por liderazgos provoca las divisiones de los bandos.

Hay grupos criminales a los que se los identifica con tatuajes expresados en sus nombres que se derivan de animales específicos. Pero a Los Choneros, por ejemplo, se los vincula con el tatuaje de un ancla, símbolo de su origen en la provincia de Manabí, donde se dedican desde finales del siglo pasado al tráfico de drogas al exterior a través de barcos.

Si bien el uso de tatuajes data de épocas milenarias, como una expresión cultural, su uso más actual por parte de las organizaciones delictivas se da a partir de la década de los ochenta y noventa del siglo XX, coinciden publicaciones, con el surgimiento de la mara Salvatrucha, una pandilla que nació en Los Ángeles, en EE. UU., integrada por los jóvenes marginados que migraron a ese país de El Salvador, Guatemala y Honduras.

Las bandas que acogen nombres que evocan a un grupo animal se identifican también con tatuajes relacionados con esa imagen, como en este caso, un individuo vinculado a Los Lagartos. Foto: ARCHIVO

Fernando Carrión, especialista en seguridad y catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) con sede en Quito, explica que hay un sentido de pertenencia que está en cambio, lo que se expresa de forma física de tres formas: los grafitis, los tatuajes y los mensajes de estas bandas en las redes sociales.

“A largo plazo, esto es contraproducente para las mismas personas. En El Salvador, el presidente de ese país, Nayib Bukele, les persigue por los tatuajes que tienen (en el caso de la mara Salvatrucha); entonces, sus miembros están en proceso de borrarse. Los tatuajes, en las condiciones del Ecuador, donde no hay una persecución oficial por ese tipo de adscripción, terminan siendo un sentido de definirse frente al otro, de decirle: ‘Yo soy esto, por lo que debes respetarme’”.

Al existir esta relación de los tatuajes con las organizaciones delictivas se crea un estigma aún mayor en los que se tiende a discriminar y generalizar a todos quienes los portan.

Un hombre de 26 años que vive en la isla Trinitaria, en el sur de Guayaquil, tuvo que redibujarse sobre el tatuaje de un lobo que llevaba desde hace ocho años, ya que en la zona donde vive y creció lo vinculaban con la banda de Los Lobos.

En su caso, se retatuó un personaje de anime. No dejó indicio de que su piel estaba marcada con la imagen que evoca a ese animal, pero también a esa banda que surgió con más fuerza a partir del 2020, cuando se desvincularon de Los Choneros.

“Estos grupos eran parte de... Al no tener un líder como tal, ellos querían poseer una jerarquización; se dividieron y después cada uno quería tener su propia organización para cometer ciertas actividades ilícitas”, asegura Puebla.

‘Hace falta un perfil criminológico sobre el comportamiento de las bandas locales’, afirma oficial de la Dinased

Ecuador es parte de la red delictiva mundial que usa cierta identificación como los tatuajes. Esta simbología, agrega Puebla, es variada con el fin de individualizare entre sí. Cada dibujo acoge un significado específico.

Lo que hace falta en el país es un estudio en el que se analice el perfil criminológico de las bandas. El origen de su nombre y su vinculación con determinados tatuajes. Por ejemplo, las razones por las cuales Los Lobos se llaman así y su relación con los dibujos de este grupo animal, manifiesta Óscar Puebla, oficial de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased).

“No se ha hecho el estudio para determinar por qué le pusieron tal nombre, cómo surgió la palabra como tal de esta y otras bandas. Estos grupos son nuevos; vienen a determinarse a partir del 2020. Existe un principio de mismidad: que si bien todos somos iguales, tenemos ciertas características que nos hacen diferentes. Sería tener una entrevista con ellos mismos para determinar el significado de los dibujos; esa es una de las partes que se tendrían que saber dentro del perfil criminológico”.

¿De qué forma se expresa en Ecuador el uso de tatuajes por parte de las bandas?

Las señales de identificación como los tatuajes, las marcas o la joyería ya tienen cierto significado para cada persona integrante, que puede ser, en parte, lealtad a la organización, cierta acción que está realizando dentro del grupo o cierta circunstancia de jerarquía. Entonces, tenemos que entender este tipo de conceptualización para conocer qué personas o qué niveles también están dentro de la organización y conocer los tatuajes que tiene cada persona.

¿Qué tipo de joyería están usando?

Claro, la joyería tenemos como sentido de pertenencia que viene vinculado al tema de tatuajes. Es un signo de individualización que tienen, y esta joyería posee nombres de los grupos a los que pertenecen o cierto significado a los que hacen alusión.

¿Qué particularidad tiene en el país esta expresión acogida por las bandas locales?

Hacen falta ciertos muestreos a nivel nacional para después determinar los comportamientos dentro de las organizaciones. No podemos hablar de manera individual, porque todavía no existe el estudio como tal, pero tenemos identificados ciertos dibujos, los cuales tienen un significado para cada una de ellas. Eso es importante conocer, pero a su vez debemos levantar un perfil criminológico para saber la importancia de cada tatuaje dentro de cada persona. Es importante tener un estudio, que no se ha hecho en Ecuador, para no determinar solo el dibujo como tal, sino tener una caracterización psicológica de por qué cada persona se lo realiza y el significado dentro de su cuerpo. Eso es un fundamental: un estudio práctico. Por el momento hablamos de forma generalizada de todos los tatuajes.

¿Los obligan a tatuarse o es opcional de cada miembro?

Son personas vinculadas a un trastorno de personalidad, que es el antisocial. Este en el manual de psicología dice que son personas que empiezan a quebrantar leyes, son impulsivos y desde los 12 hasta los 17 años generan conductas antisociales. Estos ya se desarrollan a partir de los 18 años, cuando se vinculan con grupos ya estructurados en el ámbito delictivo; entonces, quieren tener una identificación con los tatuajes. Quieren pertenecer y toman cierta decisión, acogen este comportamiento.

Cuando detienen a las personas, ¿sí analizan los tatuajes que tienen?

La criminalidad va en evolución. Si bien no podemos discriminar, pero también debemos individualizar. Todos los tatuajes o cicatrices van plasmados cuando se hace el registro a los detenidos. Esto se hace desde que la criminalística ha estado plasmada en Ecuador. Se hace una individualización. Si es nuevamente detenida, podemos ver qué nuevo tatuaje tiene, si ahora pertenece a otra organización. Es una lectura de la evolución de cada persona.

‘Hay falencias en las labores de inteligencia’, dice Carrión

Los estudios del perfil criminológico de cada una de las bandas deben hacerse, asegura Carrión. “Los que tienen que hacerlo de manera explícita es inteligencia, pero la que tenemos en el país es muy precaria”.

No logra ni siquiera adentrase en la definición de cuántas estructuras criminales son, qué características tienen, en qué territorios operan. “Mucho menos se podrá llegar a detalles de este tipo, como lo de los tatuajes, pese a que es obligación de la inteligencia de un país”.

Origen de los tatuajes

El libro titulado El uso de tatuajes en bandas criminales indica que los primeros tatuajes realizados por la humanidad fueron en la época del neolítico, hace más de 5.000 años. La tradición se hizo mucho más común a partir del Antiguo Egipto en mujeres. Estas solían llevarlos como símbolo de protección, valentía, madurez, salud, poder o inclusive de temáticas místicas. Con el paso de los años, esta práctica comenzó a realizarse con gran habitualidad, hecho que hizo que su significado cambiara dependiendo de la época. Por ello, el tatuaje comenzó a tener una gran variedad de significados, entre ellos relacionados con la delincuencia.

Vinculación con actos delictivos

La obra Vigilar y castigar, de Michel Foucault (1975), indica que desde la Edad Media se marcaba el cuerpo de los condenados con métodos infrahumanos por haber cometido un crimen. Había la marcación de los cuerpos en casos de destierro y en esclavos fugitivos romanos con una F.

Sentido de pertenencia

El tatuaje es una forma de expresión no verbal, al igual que también forma parte de un ritual de iniciación de la banda. En el caso de la mara Salvatrucha, el hecho de que lleven tatuado MS significa que esa persona pertenece a esa banda. (I)

Las organizaciones extranjeras proveen de armas y financiamiento a las bandas locales. En Ecuador hay presencia de la mafia mexicana, albanesa y rusa. Foto: ARCHIVO