Cuatro acusados, con edades de 21 a 35 años, están en prisión preventiva bajo los cargos de “homicidio agravado en grado de tentativa”, por el intento de homicidio de la vicepresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner a un mes de ocurrido el episodio, según un escrito judicial divulgado este sábado por la prensa.

El hombre que gatilló la pistola calibre 32, con cinco balas en el cargador y ninguna en la recámara, es Fernando Sabag Montiel, el único que lleva tatuajes de estilo neonazi (un sol negro, una cruz de hierro). También consta su novia Brenda Uliarte (23).

La jueza María Eugenia Capuchetti procesó y dictó prisión preventiva contra Gabriel Carrizo, 27 años, líder de la llamada “banda de los copitos” (algodón de azúcar), y Agustina Díaz, de 21, en tanto los embargó por 100 millones de pesos (670.000 dólares).

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“Mandé un tipo para que la mate”

La pareja de Sabag Montiel y presunta instigadora es la vendedora ambulante Brenda Uliarte, quien expresa su cólera en mensajes con insultos a Kirchner y escribe en un chat: “Mandé un tipo para que la mate a Cristi (sic)”.

Otra detenida y amiga suya, Agustina Díaz, responde: “Quién no va a querer meterle un tiro a esa vieja chorra (ladrona)”. El cuarteto lo completa el comerciante de golosinas Nicolás Carrizo.

Esta combinación de fotos publicadas por la agencia de noticias Télam el 6 de septiembre de 2022 muestra a Fernando Andrés Sabag Montiel (d) y Brenda Uliarte posando con el arma que presuntamente se usó para atacar a la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner. Foto: AFP

“El hecho tiene una enorme gravedad, pero no hay una modificación sustancial en los actores políticos en juego”, dijo a la AFP el sociólogo y politólogo Ricardo Rouvier. “El clima político sigue siendo más o menos similar al que teníamos antes”, añadió.

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“Estamos frente a un grupo de jóvenes que no se sabe qué son, quiénes son, ni cómo actúan y quién los dirige y financia”, dijo Rouvier.

Fuerzas opositoras de la derecha y ultraliberales, coinciden en señalar que el gubernamental Frente de Todos (FdT), la corriente de centro-izquierda del peronismo, trata de sacar provecho del ataque a Cristina para “victimizarse” en camino a las elecciones presidenciales dentro de un año, en momentos en que la inflación está desbordada a casi el 100% anual y se multiplican los conflictos sociales.

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Kirchner, de 69 años, ha reclamado que se investigue si hay conexiones entre los acusados y manifestantes de ultraderecha que salieron a las calles con bolsas mortuarias y carteles de “muerte a Cristina”.

Uliarte fue filmada en una manifestación hostil del microgrupo de ultraderecha Revolución Federal (RF), que llevó una maqueta de guillotina, con antorchas, hasta la Plaza de Mayo frente a la sede gubernamental.

Jonathan Morel, fundador de RF, condenó públicamente el atentado. La justicia consideró que hay constancias “insuficientes” para involucrar al grupo, razón por la cual es investigado en otro juzgado.

El expresidente y líder de la oposición Mauricio Macri (2015-19), sostiene que los acusados son “un grupo de loquitos sueltos”, a diferencia del FdT que reclama investigar a “los autores intelectuales” y la “financiación de los autores materiales”.

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“Ya no existe la sospecha de que (el atentado) estaba autoorganizado. Es un magnicidio fallido. La cuestión es cuál es la complejidad de la organización”, dijo a la AFP el politólogo Diego Reynoso, de la privada Universidad de San Andrés.

Reynoso analizó: “Se puede observar que quizás la organización que tuvo no viene de los grupos tradicionales de la política, sino que estamos descubriendo que algo en el subsuelo de insatisfacción muy fuerte estaba organizándose”.

Un mes después del atentado fallido, se intenta saber si hay alguna organización o fuente de financiamiento detrás de los cuatro jóvenes detenidos, que odiaban a Kirchner. (I)