Una pareja de lesbianas que habían estado saliendo durante siete años y dos activistas evangélicos son de las primeras parejas del mismo sexo en casarse legalmente en Cuba.

Adiel es un teólogo de 32 años, que decidió romper con su iglesia bautista y transformarse en activista defensor de los derechos LGBTIQ+ para poder casarse con su novio Lázaro, el pasado 15 de octubre.

De igual manera, el viernes pasado, Lisset Díaz y Liusba Grajales estuvieron en la notaría y realizaron una ceremonia en la localidad de Santa Clara. Casi una hora más tarde, cuando salieron por las puertas, la tensión en sus rostros fue reemplazada por sonrisas. A partir de ese momento, fueron esposas.

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El matrimonio entre personas del mismo sexo se convirtió en una posibilidad hace apenas tres semanas cuando en Cuba entró en vigor el nuevo Código de las Familias tras la votación del referendo, que permite en adelante desde el matrimonio igualitario hasta las madres sustitutas.

‘Es un gran día’, dijo Liusba Grajales, directiva de la Universidad Central de Las Villas, a solo 250 kilómetros de la capital. El amor es amor, tal como es. Sin imposición, sin prejuicios... No sé si reír o llorar. Es una mezcla de tantas emociones fuertes.

Su ahora esposa es Lisset Díaz, una bailarina de 34 años, quien dijo sentirse orgullosa.

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Liusba y Lisset viven con sus dos hijas, Laura, de 11 años, y Ainhoa, de tres. Esta última nació por inseminación porque en ese momento no tenían acceso a tratamientos de fertilidad asistida por no tener pareja masculina.

Referendo cubano

El código fue aprobado después de una fuerte campaña por parte del gobierno cubano y el apoyo de la defensora más abierta de los derechos de los homosexuales en la isla, Mariela Castro, hija del expresidente Raúl Castro. Convirtió a Cuba en el noveno país de América Latina, después de Chile, Costa Rica, Ecuador y Colombia, en legalizar el matrimonio homosexual en los últimos años.

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Las elecciones cubanas producen habitualmente márgenes de victoria de más del 90 por ciento, al igual que un referéndum sobre una importante reforma constitucional en 2019. A pesar de eso, una tercera parte del país, el 33,15 por ciento, votó por el ‘no’. El texto enfrentó una gran campaña en su contra por parte de grupos evangélicos que rechazan el matrimonio homosexual.

El antiguo Código de las Familias, que data de 1975, establecía que el matrimonio era entre un hombre y una mujer -no entre dos personas-, lo que excluía a los cónyuges vitalicios de las cosas que heredaban los bienes del otro cuando uno moría.

La nueva ley va más allá del matrimonio igualitario -que los activistas intentaron incluir en la Constitución en 2019 sin éxito- o la posibilidad de que las parejas homosexuales adopten o utilicen sustitutos. La ley regula por primera vez los derechos de visita de los abuelos sobre los nietos y la comunicación con los padrastros en situaciones de divorcio e incluso la custodia de los menores en estos últimos cuando sea necesario para el bienestar del menor.

También permite regímenes de separación de bienes para las parejas casadas, autoriza a los padres a elegir el orden de los apellidos de sus hijos y amplía las protecciones para las personas con discapacidad y los ancianos, entre otros derechos.

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Más bodas

Las autoridades cubanas no revelaron cuántas parejas homosexuales se han casado en estas tres semanas, aunque el bloguero Francisco ‘Paquito’ Rodriguez, quien es uno de los primeros activistas cubanos por los derechos de la comunidad LGBTQ, cree que podrían ser al menos una docena, según la información que obtuvo de las redes sociales.

‘En 2007 celebramos por primera vez el Día Internacional de la Lucha contra la Homofobia y la Transfobia en Cuba. Se necesitaron 15 años de lucha para convertirlo en ley’, dijo Rodríguez. “Parece mucho tiempo en la vida de un individuo, pero es un logro en el curso de nuestra historia”. (I)