Por Ángel Arellano / @Latinoamérica21

¿Qué nos dice el Latinobarómetro 2021 sobre la valoración de las instituciones y la democracia en América Latina? Las alarmas siguen encendidas. La pandemia movió los cimientos de la sociedad y sus instituciones, pero demostró ampliamente que la democracia es el mejor sistema posible para navegar las mareas más embravecidas. Este aprendizaje también derramó, aunque discretamente, en el ideario latinoamericano con relación a la valoración que hacen los ciudadanos de la región sobre la democracia.

Insatisfacción con la democracia en América Latina

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El más reciente informe de la Corporación Latinobarómetro, publicado en octubre de 2021, cuenta con una muestra tomada en plena crisis del coronavirus entre octubre de 2020 y mayo de 2021, registra un pequeño descenso de la insatisfacción con la democracia como sistema de gobierno: 70 %, dos puntos porcentuales menos que los registrados en el último reporte de 2018. De tal forma que la satisfacción apenas subió un punto porcentual y se ubica en 25 %. Es una confianza escasa, tímida y lamentablemente en picada. Los principales actores de la democracia, los partidos políticos, han sufrido un descalabro sin igual. Solo un 29 % de los encuestados en los 18 países de América Latina declara cercanía partidaria. En 2015 este dato era del 40 %.

La insatisfacción con el sistema democrático en América Latina se acentúa. La región promedia un 49 % de apoyo a la democracia. Los casos más dramáticos de bajo apoyo a la democracia se encuentran en Honduras (30 %), Guatemala (37 %), Brasil (40 %), México (43 %) y El Salvador (46 %).

Una de las preguntas interesantes que el estudio hace a los encuestados es su adhesión a la frase de Winston Churchill: “La democracia puede tener problemas, pero es el mejor sistema de gobierno”. En 2013, Latinobarómetro registró el valor más alto de apoyo a esta afirmación: 79 %. Desde entonces, la caída de este indicador no se ha detenido. Para 2020 fue del 63 %.

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¿Auge de la mano dura como idea popular en América Latina?

El descenso en los números de soporte a la democracia encuentra un correlato en el respaldo al autoritarismo, a la posibilidad de gobiernos militares y al populismo. Grosso modo, el nuevo Latinobarómetro dice que el 31 % de los latinoamericanos apoyaría a un gobierno militar en reemplazo del gobierno democrático y al 51 % no le importaría «que un gobierno no democrático llegara al poder si resuelve los problemas». Son dos puntos porcentuales más que en el año 2008. Estos números cuentan de una situación preexistente a la pandemia. El apoyo a la democracia en América Latina requiere un empujón y las luces amarillas (casi rojas) están encendidas.

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¿Cuánto más fuerte deben sonar las alarmas? En resumen siete de cada diez personas están insatisfechas con el sistema democrático, y apenas tres de cada diez dicen tener simpatía por algún partido. Nuestras democracias se están quedando sin apoyo popular y sin militantes.

La paradoja del poder

¿En la actualidad tienen más poder los actores en quienes menos confiamos? ¿Confianza y poder están desvinculados? Son preguntas propias de reflexiones en marcos de autocracias. Pero, en la región, con más democracias que autoritarismos, Latinobarómetro refresca que la confianza de la ciudadanía no está puesta mayoritariamente en la élite política responsable de conducir el barco. Está encabezada por la Iglesia (65 %), con distancia sobre las Fuerzas Armadas (44 %), la Policía (36 %) y luego aparece un primer actor político: el presidente (33 %). El Parlamento (20 %) y los partidos (13 %) aparecen entre los últimos lugares cuando se pregunta sobre la confianza institucional.

Los números que presenta Latinobarómetro sobre democracia en América Latina en su informe 2021 son preocupantes. Interpelan directamente el trabajo del sistema político en su conjunto. Muy especialmente a los partidos políticos. Estas señales aparecen en un contexto de crisis de la institucionalidad democrática en varios países y consolidación de experiencias autocráticas como la de Venezuela y Nicaragua, y la permanencia histórica de la dictadura cubana. Pero también, del ascenso de algunos populismos que, desde distintos puntos del espectro político (como por ejemplo México con un gobierno de izquierda y El Salvador y Brasil con gobiernos de derecha), influyen en la percepción ciudadana sobre la democracia como el sistema que garantiza las libertades y el consenso social. (O)

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* Texto original publicado en Diálogo Político. Ángel Arellano es periodista y doctor en Ciencia Política de la Universidad de la República. Coordinador de proyectos en el Programa Regional Partidos Políticos y Democracia en América Latina de la Fundación Konrad Adenauer, y coordinador de la plataforma Diálogo

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