Salvador Ramos preparó todo su ataque con extrema frialdad. Minutos antes de salir en su vehículo hacia la escuela de Uvalde, en Texas, se ensañó con su abuela de 66 años al discutir por preguntarle a dónde se dirigía armado. La dejó herida, tras dispararle más de 9 veces y manejó en dirección a su objetivo: perpetrar la masacre en la escuela donde había estudiado.

“Él le dispara a su abuela y todavía se encuentra en condición crítica”, refiere el sargento Erick Estrada, perteneciente al Departamento de Seguridad Pública de Texas, publicó el portal de Univision al recalcar que la anciana intentó impedir que su nieto saliera de casa al verlo cargando con el rifle con el que le quitaría la vida a 19 niños y 2 adultos, ese 24 de mayo.

Como un soldado que se prepara para una batalla, Salvador Ramos se enfundó con un chaleco antibalas, un rifle AR-15, un bolso lleno de municiones, y salió en su camioneta para perpetar la mayor masacre escolar de los Estados Unidos.

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Estrada siguió narrando los hechos, después que el joven chocó su auto contra el cercado del colegio para ingresar. “Después del choque salió un hombre armado, con un chaleco antibalas. Entró por una puerta en el sur, donde se encontró con un policía y empezaron a dispararse entre ellos”, relató el policía al lamentar que Ramos logró entrar a un salón y allí comenzó a disparar en contra de los niños y maestras.

Salvador murió a manos de un policía fronterizo que llegó a la escuela, poniendo fin a la pesadilla que generó en la comunidad escolar de Texas. (I)

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