Cuando Inbar Nacht vio el verano boreal pasado las imágenes de familias afganas intentando desesperadamente huir de su país, pensó en sus familiares asesinados durante el Holocausto y se movilizó para ayudar a centenares de personas a abandonar el Afganistán de los talibanes.

Hace dos años, Nacht, abogada israelí, y su marido Marius, que hizo fortuna en la alta tecnología, crearon una ONG, Nacht Philanthropic Ventures, para ayudar a las personas mayores o discapacitadas en Israel, afectadas por la pandemia, y apoyar proyectos artísticos.

Evacuar a familias de Afganistán, un país que no tiene relaciones diplomáticas con Israel, no formaba desde luego parte de los objetivos de su asociación.

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Pero en entrevista con la AFP en su casa de Tel-Aviv, Nacht explica a la AFP que como descendiente de judíos perseguidos y asesinados por los nazis, no podía “permanecer indiferente a estas imágenes de gente que intentaba huir con sus hijos”.

“Ello hizo profundamente vibrar mi identidad judía” dijo en coincidencia con la jornada internacional del recuerdo del holocausto, que se celebra este jueves.

“Intenté imaginar a mis antepasados en esta situación” y lo que habría pasado con ellos “si gente de otros países los hubieran ayudado”.

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“Ello forma parte de nuestra historia como judíos (...) Poco importa que vengan de Afganistán o de otras partes, son civiles inocentes que se encuentran en una situación imposible (...) Hemos intentado ver cómo podíamos ayudarlos” explica la mujer, que no excluye ayudar a personas de otros lugares en situaciones similares.

Salvar vidas

El aeropuerto de Kabul fue tomado por asalto en agosto de 2021 por decenas de miles de afganos que intentaban huir tras la llegada al poder de los talibanes, pues recordaban el cruel régimen que impusieron en los años 90.

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Nacht Philanthropic Ventures se movilizó de inmediato.

Tomó contacto con un exsoldado estadounidense que estuvo en Afganistán, que ayudaba a la gente a llegar al aeropuerto, y con Stacia George, una exempleada de USAID, la agencia estadounidense para el desarrollo, que tenía una lista de cerca de 300 personas amenazadas y que había que evacuar, entre ellas militantes de derechos humanos, científicos o miembros de minorías.

Pero el 26 de agosto, día en el que debían partir un atentado suicida reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) causó la muerte a cerca de 200 personas en el aeropuerto.

Stacia George y el veterano organizaron entonces un transporte en autobús a Mazar-i-Sharif, ciudad al noroeste de Kabul. La ONG ayudó a financiar el viaje, el alojamiento y la seguridad.

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“La fundación fue increíble (...) al proporcionar tan rápidamente medios que nos permitieron salvar vidas” declaró Stacia George a la AFP.

“Pura humanidad”

En enero las 278 personas ya estaban seguras en varios lugares del mundo, según la ONG.

Fuera de los empleados de la compañía de autobuses, nadie supo que la operación fue financiada por judíos israelíes.

Entre las personas evacuadas, Hamid, un ingeniero de 33 años que trabajaba para el ejército estadounidense, decía estar amenazado por los talibanes. Fue albergado durante 23 días con su familia en Mazar-i-Sharif antes de viajar a Emiratos y luego a Ruanda, país que aceptó acogerlos.

Para este afgano, que supo más tarde que la operación fue financiada por una organización israelí, fue un acto de “pura humanidad”

Inbar Nacht, que llevó a cabo la operación, “no conocía a ninguno de nosotros, no sabía nada de nosotros” dice a la AFP desde Kigali.

“Todo lo que podemos decir es que sentimos una inmensa gratitud por este gesto de bondad y esperamos que los Nacht puedan ayudar a otras personas”. (I)