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Como sacado de una película de espías, ¿por qué es tan peligroso que en Australia se haya perdido una cápsula radioactiva de Cesio-137?

A los ciudadanos se les advirtió del riesgo que podía suponer la cápsula.

Desierto de Australia. Foto: Shutterstock Foto: Shutterstock

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En los viajes suelen perderse algunas cosas, pero no es lo mismo perder una media a lo que acaba de ocurrir en Australia. Allí la empresa minera Rio Tinto perdió una cápsula radioactiva de Cesio-137 (Cs-137), un cilindro diminuto, pero dañino.

Todo comineza el 25 de enero. A los responsables de la multinacional Rio Tinto le tocó informar a las autoridades que se había perdido una de sus cápsulas radiactivas, un diminuto cilindro de acero inoxidable que mide apenas 8x6 milímetros (mm), pero con el suficiente contenido de Cesio-137 para hacer daño.

Dentro de las minas las cápsulas de Cesio-137 son de ayuda porque suelen incorporarse en medidores de radiación que ayudan a calibrar la densidad de ciertos materiales. Por ejemplo, si la pieza hubiese caído en la mitad de una carretera y alguien tenía la mala suerte de dar con ella, podría ocasionarle daños en la piel, quemaduras e incluso enfermedades relacionadas con la radiación.

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Rio Tinto ha prometido que abrirá una investigación sobre lo ocurrido, pero en teoría la cápsula se habría desprendido de un indicador de radiación mientras lo transportaban a bordo de un camión desde la mina Gudai-Darri a un almacén localizado en los suburbios del noroeste de Perth. Las vibraciones del viaje habrían hecho que los pernos se aflojaran y la cápsula se saliera a través de una rendija hasta caerse del camión.

La ruta que tomó el camión fue de 1.400 kilómetros. Las autoridades dijeron que la misión era como “buscar una aguja en un pajar”. Se movilizaron a los bomberos, especialistas, la agencia de gestión de emergencias, equipos expertos en protección radiológica. Australia desplegó a un centenar de operarios de al menos cinco agencias gubernamentales.

A los ciudadanos se les advirtió del riesgo que podía suponer la cápsula y les recomendaba que, en caso de encontrarla, mantuvieran las distancias.

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“Emite rayos beta y gamma, por lo que si lo tiene cerca de usted podría terminar con daños en la piel, incluidas quemaduras”, indicó el director de salud del estado de Australia Occidental, Andy Robertson, en declaraciones recogidas por la cadena BBC. El problema al fin y al cabo no era solo que estuviera en algún punto remoto de aquella ruta de 1.400 kilómetros, sino que la pieza acabase incrustada en el neumático de otro vehículo y emprendiera un recorrido impredecible.

Al ver que la búsqueda no daba resultados las autoridades utilizaron aparatos que permitían rastrear la cápsula desde coches que avanzaban a 50 km/h. La cápsula se encontró el miércoles 1 de febrero por la mañana en una carretera desértica al sur de Newman, no demasiado lejos de la mina de la que había salido. La pieza estaba a dos metros de la carretera. (I)

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