América Latina se alista para empezar un nuevo año electoral, Costa Rica será el primero en acudir a las urnas el próximo 6 de febrero en unos comicios generales en los que renovará presidente, 2 vicepresidentes y 57 diputados de la Asamblea Legislativa, en un proceso marcado por la histórica cantidad de aspirantes presidenciales y por la pandemia de COVID-19.

Pese a que faltan menos de tres semanas para la votación, en el país el ambiente no se compara con el de procesos anteriores. Los 25 candidatos, doce más que las últimas dos elecciones anteriores, presidenciales han colocado vallas en carreteras, anuncios en televisión y en redes sociales, medios que se han convertido en las únicas vías para exponer sus propuestas, acciones que se han comenzado a intensificar en los primeros días del año.

A las urnas están convocados 3,5 millones de personas y ante la imposibilidad de realizar eventos masivos debido a la pandemia, los 25 candidatos han apostado por actividades pequeñas en comunidades, por promocionarse en vallas en carreteras o en anuncios de televisión y redes sociales.

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Sin embargo, según la encuesta más reciente del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la estatal Universidad de Costa Rica, publicada a mediados de diciembre pasado, los indecisos ascienden al 41 % y ningún candidato se perfila a ganar en primera ronda.

En Costa Rica, para ganar en primera vuelta es necesario obtener al menos el 40 % de los votos válidos. En caso de que ninguno lo consiga, se celebrará una segunda vuelta el 3 de abril con los dos aspirantes más votados.

Según el sondeo, el candidato del Partido Liberación Nacional (socialdemócrata), el expresidente José María Figueres (1994-1998), es quien lidera la intención de voto con el 17,2 % de apoyo, seguido por la aspirante del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), la exvicepresidenta Lineth Saborío (2002-2006), con el 15,1 %.

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Luego aparece un bloque de tres candidatos empatados: el pastor evangélico del Partido Nueva República, Fabricio Alvarado (6,9 %); el abogado del izquierdista Frente Amplio, José María Villalta (6,8 %); y el economista del Partido Progreso Social Democrático, Rodrigo Chaves (6,2 %).

De los restantes 20 candidatos inscritos, 12 tienen niveles de preferencia que “no son significativamente distintos de 0″, según la encuesta.

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La gran cantidad de candidatos inscritos también representó un reto para el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), que organizó el 9 y el 12 de enero cuatro debates, tres de ellos con seis aspirantes y uno con siete, ordenados de acuerdo con su posición en la papeleta.

“La lucha principal de los candidatos será por convencer a la masa de indecisos en un panorama que hace prever una inminente segunda ronda”, dice el analista político Francisco Álvarez.

Para garantizar la participación, el TSE también resolvió que padecer COVID-19 no es un impedimento para que la gente acuda a votar el 6 de febrero próximo.

La resolución indica que “tener una orden sanitaria de aislamiento por COVID-19 no es impedimento para votar, como tampoco lo es tener síntomas sugestivos de esa enfermedad”.

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Propuestas centradas en lo económico

Los mensajes principales de la campaña política se han dirigido con especial énfasis a lo económico con lemas como “No más impuestos”, en alusión a las polémicas reformas tributarias que ha impulsado el actual gobierno del presidente Carlos Alvarado, del centroizquierdista Partido Acción Ciudadana.

El Gobierno aprobó una reforma tributaria en su primer año de gestión y en la actualidad impulsa en el Congreso una serie de proyectos para recortar gastos y aumentar ingresos como parte de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para un financiamiento por $ 1.750 millones que se prevé contribuya a estabilizar las finanzas.

“Desde las últimas elecciones, el neoliberalismo de línea dura, la pandemia de COVID-19 y la consiguiente recesión económica han elevado el desempleo a niveles sin precedente, exacerbado la desigualdad y llevado a un punto crítico la crisis de la deuda”, dice Iván Molina, profesor del Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas de la Universidad de Costa Rica.

Molina cuenta en su artículo ‘Costa Rica: una democracia al borde del abismo’ que “entre 2018 y 2019, el país fue sacudido por protestas... los planes del Gobierno de llegar a un acuerdo de préstamo con el FMI provocaron nuevos disturbios en 2020″, por lo que afirma que, en vísperas de las elecciones de 2022, Costa Rica se parece cada vez más a Chile antes de su histórico levantamiento social de 2019.

En tanto, las propuestas de los candidatos van desde la reducción a la tasa del impuesto al valor agregado (IVA) hasta gravar las zonas francas. Se incluyen en la campaña del abanico de partidos de tendencias de izquierda, derecha, conservadora, progresistas, de centro, entre otros.

El tema de medioambiente apenas se ha asomado en los mensajes de los candidatos y por el momento no ha surgido alguno que polarice la campaña como sí ocurrió hace cuatro años con una opinión consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que avalaba el matrimonio homosexual y la identidad de género, en respuesta a una consulta de Costa Rica.

En tanto, Molina dice que los “años de fortalecimiento neoliberal y las nuevas reconfiguraciones políticas han fragmentado el escenario electoral” y que los políticos de izquierda permanecen en gran medida desconectados de las clases trabajadoras. Este escenario ha llevado a la desafiliación partidaria, por lo que “es probable que las elecciones de 2022 favorezcan a los poderosos grupos empresariales, permitiéndoles mantener el control del gobierno logrado en 2018″.

Dos países más irán a las urnas este año

Luego de Costa Rica, Colombia y Brasil son los que deben acudir a las urnas este mismo año para terminar de definir el mapa ideológico de la región, que ha tenido profundos cambios en los últimos años.

Colombia, primero el 13 de marzo, más de 37 millones de colombianos deben elegir senadores y representantes para el Congreso y luego de poco más de dos meses, el 29 de mayo, escogerán a su nuevo presidente.

Si nadie gana en la primera vuelta, el balotaje para definir la contienda está previsto para el 19 de junio.

Luego, en octubre, será el turno de Brasil, un total de 147′918.483 brasileños elegirán presidente, senadores y diputados para el Congreso Nacional. La primera vuelta tendrá lugar el 3 de octubre de 2022, y en caso de que ningún candidato supere la mayoría absoluta de los votos, como indica la Constitución del país, la segunda vuelta será el 30 de octubre. (I)