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¿Debe abrirse al público el “balcón de Hitler” en Viena?

El 15 de marzo de 1938, aproximadamente 200.000 austríacos se reunieron en el Heldenplatz para vitorear a Hitler.

La Casa de la Historia de Austria quiere abrir un balcón en el palacio Hofburg de Viena a los visitantes del museo. Allí Adolf Hitler anunció la anexión de Austria al Tercer Reich.

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Un visitante de la Casa de la Historia de Austria, el museo de historia contemporánea de ese país, ubicado en el ala Neue Burg del Palacio Imperial de Hofburg, en Viena, puede caminar hasta las puertas que conducen a uno de los balcones más infames de la historia de Austria: el sitio del discurso de Adolf Hitler del 15 de marzo de 1938, en el que anunció a los austríacos, que lo vitoreaban, que su país de nacimiento había sido incorporado al Tercer Reich, una anexión, también conocida como Anschluss.

Sin embargo, las puertas permanecen cerradas, lo que hace imposible que los visitantes salgan a lo que algunos llaman el “balcón de Hitler”.

Monika Sommer, la directora de la Casa de la Historia de Austria, está haciendo presión para que eso cambie. Ahora pide que el balcón se incorpore a la colección del Museo de Historia Contemporánea y se abra al público, como una forma de fortalecer tanto la memoria histórica colectiva del país como su presente democrático.

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“Sabemos que romperemos un tabú al hacer eso, ya que, hasta ahora, este balcón simplemente no ha sido accesible al público”, dijo a DW.

Aunque se lo conoce como balcón, es arquitectónicamente más similar a una terraza, ya que se encuentra directamente encima de una entrada cubierta que conduce al palacio desde el Heldenplatz, o Plaza de los Héroes, un sitio de manifestaciones políticas y reuniones, tanto pasadas como presentes.

Para el verano, la apertura del balcón sería parte de un proceso más largo que el museo, que se encuentra en el Neue Burg, quisiera emprender. “El primer paso sería abrir el balcón al público y permitir que las visitas guiadas registradas accedan a él”, dijo a DW, explicando que a eso podrían seguir otras instalaciones adicionales.

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Un lugar emblemático de la historia austríaca

El balcón ha sido durante mucho tiempo uno de los símbolos más destacados del pasado nazi de Austria, aunque su papel en la historia se extiende más allá de esa época.

Fue construido a finales del siglo XIX como parte de la residencia de la monarquía de los Habsburgo, justo cuando el Imperio Austrohúngaro gozaba de sus últimos días de gloria antes de la Primera Guerra Mundial y de su disolución.

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A principios del siglo XX, ideologías políticas rivales de los años de entreguerras fueron las protagonistas en el Heldenplatz: nacionalistas panalemanes, socialistas internacionalistas, pacifistas y políticos austrofacistas, todos pronunciaron discursos desde el balcón a las multitudes reunidas en la plaza. Los invitados de honor a menudo también se sentaban en el balcón.

El 15 de marzo de 1938, aproximadamente 200.000 austríacos se reunieron en el Heldenplatz para vitorear a Hitler cuando anunció “la entrada de mi patria en el Reich alemán” desde el balcón del palacio. Las multitudes también se reunieron en los años siguientes para celebrar el aniversario del Anschluss.

El discurso de un sobreviviente del Holocausto

Después de la Segunda Guerra Mundial, el balcón fue cerrado. Austria se autodenominó la “primera víctima” de Hitler y se negó a asumir la responsabilidad, tanto del Anschluss como de los posteriores crímenes nazis. Fue solo a principios de la década de 1990 que ese país comenzó a examinar críticamente su papel en esa época.

El balcón se hizo accesible solo una vez en la historia de posguerra austríaca: en 1992, el sobreviviente del Holocausto y ganador del Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel pronunció un discurso en el que instaba a la gente a luchar contra el racismo y a confrontarse con el pasado del país. “El balcón no es nada. Es un símbolo, nada más. La purificación, el cambio, no pueden venir del balcón. Debe venir de abajo”, dijo.

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Si bien es el único discurso que se llevó a cabo desde el balcón desde el término de la Segunda Guerra Mundial, Sommer explicó que no es muy conocido. “Curiosamente, el discurso de Elie Wiesel no está profundamente arraigado en la memoria colectiva”, dijo. Por lo tanto, existe un potencial para expandir el significado del balcón, agregó: “También podría ser un símbolo para la nueva comprensión política de Austria de su historia, que analiza críticamente la historia austríaca contemporánea”.

“El sobreentendido en Austria acerca de que tenemos responsabilidad conjunta es absolutamente predominante. Mucho ha cambiado a ese respecto”, dijo Sommer, al explicar cómo la Austria actual ha descartado la teoría de la “primera víctima” y, en cambio, reconoce y aborda su complicidad en los crímenes nazis. “Por eso también creo que sería bueno subrayar esto con una señal potente”, agregó, refiriéndose a la apertura del balcón.

Una mirada a la democracia

Algunos de los sitios políticos más importantes de Austria son visibles desde el balcón: junto con el Heldenplatz, el Parlamento austríaco, con sus columnas griegas, se puede divisar asimismo el Ayuntamiento neogótico de Viena y el gobierno y las cancillerías presidenciales.

“Es una vista maravillosa la que se tiene desde allí y una muy, muy buena oportunidad para hablar con los grupos de visitantes sobre el significado de la democracia”, dijo Sommer. Dice que le gustaría combinar las visitas guiadas al balcón con las iniciativas de educación para la construcción de la democracia que ofrece el museo.

Para tratar de obtener apoyo para la apertura del balcón, la Casa de la Historia de Austria permite a los visitantes votar si apoyan la iniciativa. A mediados de marzo, más de 60.000 personas habían votado, con casi 51.000 votos a favor. El museo también alberga un sitio en línea, “El balcón, un sitio en construcción”, donde la gente puede subir sus ideas para la posible apariencia que podría tener el balcón en el futuro.

Sommer no sabe si su impulso para abrir el balcón tendrá éxito; hay aspectos estructurales y de seguridad que deben tenerse en cuenta y que preocupan. Por ejemplo, evitar la posibilidad de que el sitio se convierta en un destino de viaje para los neonazis. Sin embargo, está comprometida a impulsar la discusión pública y confía en que se puede encontrar una solución: “Si hay voluntad política, entonces habrá una manera”, concluye. (I)

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