Un narcotraficante le envió un mensaje de texto a otro diciéndole que tenía un “trabajito” y una forma segura de hacerlo: dos kilos de cocaína de Bogotá vía valija diplomática de la embajada de Francia.

Ambos se expresaron sin rodeos porque estaban usando un modo de comunicación nuevo y seguro: un celular de mensajería altamente encriptada llamado Anom.

“Ya han recibido algunos paquetes”, le aseguró Baris Tukel al comprador, Shane Geoffrey May, según documentos judiciales estadounidenses.

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Como prueba, envió por mensaje de texto imágenes de una bolsa etiquetada “Valise Diplomatique Francaise” y fotos de paquetes de droga bien envueltos.

“Pueden hacerlo semanalmente”, escribió.

Ninguno de los dos tenía idea de que Anom había sido producido y distribuido por el Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI), y que todos sus mensajes se estaban copiando directamente en uno de los servidores del FBI.

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La aplicación Anom aparece en la pantalla de un teléfono inteligente en París. Según el FBI los agentes de la ley pudieron leer los mensajes de figuras mundiales del hampa en alrededor de 100 países mientras tramaban tratos de drogas, transferencias de armas y ataques de bandas. Foto: -- OLIVIER MORIN

En todo el mundo, nueve agentes de la ley en contacto con bandas criminales también han sido arrestados, dijo el FBI. Como resultado de la “asombrosa inteligencia” de Anom, se interceptaron numerosos cargamentos de drogas, incluida una entrega de cocaína desde Ecuador a España escondida dentro de contenedores de atún refrigerado, agregó.

27 millones de mensajes copiados al FBI

Otros en el crimen organizado tenían la misma sensación de seguridad: discutían abiertamente los precios y detallaban las estrategias de envío.

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Usando Anom, “Ironman” le mandó un mensaje de texto a “Real G” sobre cómo podían llevar grandes cantidades de cocaína a Hong Kong, donde no tenían a nadie en la aduana.

“Real G” le contestó con una fotografía de paquetes de droga colocados en una caja de bananas listas para exportación. Primero, dijo, tendrían que enviar algunos cargamentos legítimos para facilitar las cosas.

Otros intercambios coordinaban el envío de drogas desde Centroamérica a Europa en conservas de atún, pescado congelado o piñas ahuecadas.

Esos mensajes fueron algunos de los 27 millones que el FBI y socios en Australia y en otros lugares captaron y descifraron, exponiendo a las redes criminales globales de una forma sin precedentes.

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El Departamento de Justicia de Estados Unidos dijo que la “asombrosa” cantidad de datos obtenidos por la Operación Escudo Troyano permitió más de 800 arrestos.

Gigantesco operativo

Funcionarios de tres continentes anunciaron el martes que la operación había permitido incautar 38 toneladas de cocaína, marihuana, metanfetaminas y precursores químicos; 250 armas de fuego y divisas por valor de 48 millones de dólares.

Además, fueron desmantelados unos 50 laboratorios clandestinos de drogas y desbaratados planes de 100 potenciales asesinatos.

La agente del FBI Suzanne Turner dijo que estaban sorprendidos de cómo los usuarios de Anom intercambiaban información abiertamente.

“Creían que eran comunicaciones seguras”, señaló a periodistas en Washington.

Anom, la clave maestra

Las bases para este espectacular golpe se sentaron en 2017, cuando el FBI comenzó a investigar el sistema de comunicación encriptado Phantom Secure, popular en los círculos criminales.

Poco después del arresto en marzo de 2018 de quien lo lideraba, Vincent Ramos, por apoyar al narcotráfico, los agentes reclutaron “una fuente humana confidencial” que les resultaría de gran valor.

Esta persona, experta en tecnología, ya había sido condenada por drogas y enfrentaba nuevos procesamientos. Para obtener una reducción de su pena, acordó que produciría el dispositivo Anom para el FBI, quien le pagó 170.000 dólares por hacerlo, agregando al sistema de cifrado una clave maestra digital que solo el FBI podía usar.

el FBI recibió "una copia de todos y cada uno de los mensajes que se originaron" a través de esa plataforma, que los delincuentes adquirieron y utilizaron pensando que se trataba de un medio de comunicación que dejaba a las agencias de seguridad fuera de juego. Foto: -- DEAN LEWINS

Anom también copiaría todos los mensajes de un usuario a un servidor controlado por el FBI ubicado en un tercer país a medida que se transmitían.

Pero, ¿cómo hacer que los delincuentes compraran los aparatos, a 2.000 dólares cada uno?

El constructor ya contaba con una red de distribuidores confiables de productos anteriores y les ofreció Anom con el lema: “Haga cumplir su derecho a la privacidad”.

El dispositivo llegó al mercado en octubre de 2018, y los distribuidores vendieron inicialmente unos 50 en Australia, para una “prueba” en la que el FBI trabajó con la policía de ese país.

Para 2019, los dispositivos Anom estaban en todo el mundo, utilizados más que nada en Alemania, España, Holanda, Australia y Serbia, principalmente por narcotraficantes y lavadores de dinero.

El FBI dijo que más de 300 organizaciones criminales transnacionales usaban Anom.

El dispositivo tenía sus competidores. El FBI descubrió que algunos delincuentes compartimentaban operaciones con distintas tecnologías de comunicación. Usaban Anom para la logística de los envíos de drogas y Ciphr o Sky para manejar al dinero involucrado.

Después de que las autoridades estadounidenses cerraron Sky Global, en marzo de este año, los usuarios activos de Anom aumentaron de 3.000 a 9.000, dijo el FBI. (I)