Este lunes, una misión de expertos en desastres ambientales de las Naciones Unidas llegó a Perú para brindar asistencia técnica al Gobierno sobre el derrame de 6.000 barriles de petróleo ocurrido la semana pasada en una refinería operada por Repsol en el norte de Lima.

"Ya se encuentra en Lima el equipo de especialistas de las Naciones Unidas que evaluará y propondrá acciones inmediatas para mitigar el impacto ambiental causado por el derrame de petróleo en Ventanilla", informó en Twitter el Ministerio de Relaciones Exteriores.

En un primer momento, el grupo de profesionales de Naciones Unidas realizará una rápida evaluación del impacto socioambiental del derrame de crudo, que hasta la fecha ya ha afectado a más de 1,8 kilómetros cuadrados de costa y 7,1 kilómetros cuadrados de mar.

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Asimismo, los expertos asesorarán a las autoridades en la gestión y coordinación de la respuesta a este desastre ecológico, además de realizar un planteamiento de acciones efectivas para reducir el riesgo de futuros incidentes similares.

Esta asistencia llega poco después de que el Gobierno peruano solicitó apoyo técnico a Naciones Unidas y asesoramiento también en el establecimiento del monto de la indemnización que se les exigirá a los responsables del trágico derrame, según detalló la semana pasada la primer ministra, Mirtha Vásquez.

La misión estará dirigida por la Oficina de Coordinación Residente de ONU Perú y liderada por la Unidad Conjunta de Medio Ambiente (JEU, por sus siglas en inglés), conformada por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

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A día de hoy, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), adscrito al Ministerio del Ambiente, continúa ejecutando las labores de supervisión y evaluación ambiental en las zonas afectadas por el derrame, mientras monitorea el cumplimiento de las medidas administrativas dictadas a la Refinería La Pampilla, que Repsol opera en Ventanilla, municipio de Callao, la región portuaria aledaña a Lima.

Inicialmente, Repsol minimizó los impactos del derrame de crudo ocurrido cuando un buque descargaba petróleo en la refinería, al estimar que se trató de unos siete galones, y lo ha atribuido a un oleaje anómalo provocado por la erupción volcánica en Tonga, sucedida el pasado 15 de enero.

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El domingo, el presidente de Repsol en Perú, Jaime Fernández-Cuesta, declaró en un programa periodístico de la cadena nacional Latina que la compañía tuvo un “error de percepción” sobre la magnitud del derrame y que recién conoció el impacto real al día siguiente del suceso.

Las pesquisas posteriores de varias entidades oficiales, incluido el OEFA, confirmaron que el derrame fue mucho mayor y exigieron a la empresa un plan de limpieza urgente para revertir la contaminación ambiental.

En paralelo, el Gobierno peruano declaró el último sábado la emergencia ambiental por 90 días en el área costera afectada, por lo que ha sido calificado como “el peor desastre ecológico en la historia reciente del Perú”. (I)