Francia llamó a consultas a sus embajadores en Estados Unidos y Australia por la “excepcional gravedad” del anuncio de asociación entre Washington, Londres y Canberra que llevó a la cancelación por Australia de un gran contrato de venta de armas con Francia, anunció el viernes el ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Yves Le Drian.

“A petición del presidente de la República, he decidido llamar inmediatamente a consultas a nuestros dos embajadores en Estados Unidos y Australia”, señaló en un comunicado.

“Esta decisión excepcional se justifica por la excepcional gravedad de los anuncios realizados el 15 de septiembre por Australia y Estados Unidos”, dijo en un comunicado.

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Es la primera vez que una decisión de este tipo es tomada con estos países, especialmente Estados Unidos, aliados históricos de Francia.

Desde el anuncio el miércoles de esa alianza de seguridad, llamada Aukus, y la anulación por Australia del contrato para suministrar doce submarinos convencionales, Francia se ha mostrado molesta con Estados Unidos y Australia.

Jean-Yves Le Drian denunció el jueves una “puñalada en la espalda” por parte de Australia, y una decisión “brutal” del presidente estadounidense Joe Biden.

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Francia también anuló una fiesta nocturna de prevista el viernes para conmemorar el aniversario de la batalla de Chesapeake Bay, decisiva en la guerra de independencia de Estados Unidos, que terminó con la victoria de la flota francesa sobre la flota británica, el 5 de septiembre de 1781.

¿Cómo surgió la discrepancia?

Acusado por Francia de haberle asestado un “golpe por la espalda” al torpedear su “contrato del siglo” de venta de submarinos a Australia, Estados Unidos intentó sin suerte apaciguar el enfado de París.

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“Francia es un socio vital” en la región indopacífica y “en muchos otros campos”, aseguró el jefe de la diplomacia norteamericana, Antony Blinken. “Ya lo era desde hace tiempo, y lo seguirá siendo en el futuro”, agregó.

El origen del incendio desatado en las relaciones franco-norteamericanas fue la nueva “alianza indo-pacífica” con Gran Bretaña y Australia anunciada el miércoles por el presidente Joe Biden.

Esta asociación estratégica, bautizada “AUKUS” y claramente destinada a contrarrestar las crecientes ambiciones de China en la región, incluye la entrega de submarinos norteamericanos de propulsión nuclear a Canberra y dejó a Francia fuera del tablero.

El canciller francés Jean-Yves Le Drian no ocultó su “ira” ni su “amargura” tras la decisión, a la que calificó de “unilateral, brutal e imprevisible”.

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Al denunciar un “golpe por la espalda”, comparó el método de Biden a “lo que hacía su predecesor Donald Trump”, de quien el presidente demócrata busca diferenciarse a toda costa.

“Eso no se hace entre aliados”, dijo el responsable francés, que había negociado el “contrato del siglo” cuando era ministro de Defensa en 2016.

El gigantesco contrato de 90.000 millones de dólares australianos (unos 65.000 millones de dólares) implicaba la entrega a Australia de 12 submarinos franceses de propulsión convencional. En el marco de la nueva asociación entre Washington, Londres y Canberra, Australia rompió el acuerdo y recibirá en un futuro submarinos de propulsión nuclear fabricados por sus socios anglosajones.

“Los franceses ofrecían una versión que no era superior a la utilizada por Estados Unidos y Gran Bretaña, y al final nuestra decisión se basó en nuestros intereses de seguridad nacional”, explicó el jueves el ministro australiano de Defensa, Peter Dutton, durante una visita a Washington.

Conforme al acuerdo, Estados Unidos incrementará su presencia militar en Australia e instalará bases militares logísticas en su territorio. Actualmente, un total de 2.500 marines rotan anualmente, por grupos de varios cientos, en Darwin, norte de Australia. Dutton dijo que la nueva alianza implicará un incremento de ese despliegue.

A su lado, la canciller australiana Marise Payne estimó por su parte que “el liderazgo de Estados Unidos en el Indo-Pacífico” es “indispensable”.

Más allá de los contratos comerciales, París denunció la falta de concertación, luego de que la retirada norteamericana de Afganistán dejase cicatrices en las relaciones de Estados Unidos con aliados cuyas opiniones pesaron poco en la decisión de Biden.

Los europeos tienen ahora una idea “bastante clara” de la forma en que Washington considera a sus aliados, resumió una fuente en París. (I)