Los quince miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas votaron a favor de una resolución sobre Haití que prevé un embargo de armas, congelación de activos y prohibición de viajes a los principales actores de la violencia por un periodo “inicial” de un año, en las primeras sanciones de ese tipo que adopta el Consejo desde 2017.

Las sanciones están dirigidas contra “individuos y entidades (...) responsables o cómplices (...) de acciones que amenazan la paz, la seguridad o la estabilidad de Haití”, que incluyen reclutamiento de menores, secuestros, tráfico de personas, homicidios y violencia sexual como arma de guerra, tráfico de armas, obstrucción de la entrega de ayuda humanitaria y ataques contra el personal o las misiones de la ONU.

El representante permanente de Haití ante Naciones Unidas, Antonio Rodrigue, agradeció este viernes a los países del Consejo de Seguridad la imposición de sanciones económicas y un embargo de armas a los grupos armados no gubernamentales que operan en el país, aunque subrayó que se necesitan más medidas para restaurar la seguridad.

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El país enfrenta a una crisis múltiple de carácter político, económico, sanitario y de seguridad que amenaza con provocar el colapso generalizado del país. El primer ministro, Ariel Henry, quien gobierna desde el asesinato del expresidente Jovenel Moïse, ha solicitado asistencia militar internacional para enfrentarse a la violencia de las pandillas que está asolando la nación.

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“No cabe ninguna duda de que estas medidas contribuirán a poner fin a las actividades violentas y mortíferas de estos grupos armados en el país, que están causando numerosas víctimas y desplazamientos masivos de la población”, dijo Rodrigue.

Sanciones

El diplomático haitiano destacó que las sanciones están dirigidas contra los líderes de los grupos armados que operan en Haití, así como contra quienes les ofrecen financiación, "ya sea mediante el envío de armas, munición u otros medios".

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Asimismo, incluye la prohibición de viajar a estas personas así como la congelación de sus bienes. Sin embargo, Rodrigue advirtió que “únicamente con sanciones no se puede erradicar el alto nivel de violencia que asola Haití”.

En este sentido, subrayó que las fuerzas de seguridad de Haití “no tienen la capacidad necesaria para responder a la amenaza que representan los grupos armados”.

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Recuperar al país de la violencia

El pasado 7 de octubre, el primer ministro haitiano, Ariel Henry, solicitó el apoyo de una fuerza armada internacional para ayudar a asegurar el libre movimiento de agua, combustible y material médico para evitar que la situación en el país se deteriore aún más.

Un llamado que recogió el secretario general de la ONU, António Guterres, dos días después y propuso en envío a Haití de una “fuerza de acción rápida” compuesta por militares de uno o varios países para ayudar al Gobierno a recuperar el control de Puerto Príncipe de las bandas armadas que actualmente dominan partes de la capital y desbloquear el suministro de combustible y otros productos básicos.

Estados Unidos ha mostrado su disposición a apoyar esta fuerza directamente, pero todavía se desconoce que país o países la liderarían o conformarían. Rusia y China expresaron sus reservas, a pesar de que el ministro de Exteriores de Haití pidiera ayuda expresamente. (I)