Las autoridades de Hong Kong, enfrentadas a un aumento sin precedentes de casos de COVID-19 desde el inicio de la pandemia, informaron que iban a realizar pruebas a los 7,5 millones de habitantes de la ciudad y que la elección del próximo jefe del Ejecutivo será aplazada.

“Una de las medidas que estamos preparando, y muy seriamente, es una prueba universal obligatoria”, dijo la jefa del Ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, en una rueda de prensa, refiriéndose a la “situación crítica” de la ciudad.

Las pruebas masivas de la población se practican habitualmente en China continental, cuyas autoridades observan una política “cero COVID” que a veces les lleva a confinar ciudades enteras durante semanas.

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Sin embargo, Lam descartó la posibilidad de confinar Hong Kong, una medida difícilmente aplicable en una ciudad cuya densidad de población es una de las más elevadas del mundo y donde las viviendas son a menudo exiguas y compartidas.

En febrero, las autoridades endurecieron las restricciones para luchar contra el virus. Las reuniones de más de dos personas en lugares públicos están prohibidas. Desde enero, los bares y restaurantes deben cerrar a las 18:00 y los cines, museos, salas de deporte y otros lugares de ocio han suspendido su actividad.

Además, Lam informó que el nombramiento del próximo jefe del Ejecutivo de Hong Kong, previsto inicialmente para marzo, se aplazó al 8 de mayo. Se desconoce si Lam, que dirige la ciudad desde 2017, buscará un segundo mandato.

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El momento es políticamente delicado para Hong Kong. El Gobierno chino impuso una ley de seguridad nacional que criminaliza toda forma de disidencia, además de nuevas normas para garantizar que solo los “patriotas” pro-Pekín puedan ocupar cargos políticos.

El aplazamiento está “en consonancia con lo expresado por el presidente Xi Jinping en sus importantes instrucciones de que debemos hacer del control de la epidemia nuestra máxima prioridad”, dijo.

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A principios de esta semana, el líder chino instó a Hong Kong a tomar “todas las medidas necesarias” para frenar la pandemia.

La estrategia “cero COVID” del Gobierno chino incluye una cuarentena de varias semanas a la llegada al país, incluso para los pasajeros procedentes de Hong Kong.

Pero las redes de contrabandistas entre el territorio semiautónomo y China continental permiten eludirla.

Las ciudades chinas ofrecen ahora miles de dólares de recompensa por cualquier indicio sobre las entradas ilegales procedentes de Hong Kong, tras el descubrimiento de clandestinos que dieron positivo al coronavirus en China continental.

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Hospitales desbordados

Después de haber registrado poco más de 12.000 casos de COVID-19 en los dos primeros años de pandemia a costa de un aislamiento draconiano, Hong Kong se enfrenta actualmente a una progresión exponencial del virus vinculada a la muy contagiosa variante ómicron.

Se registraron más de 11.000 nuevos casos solo el viernes, después de 12.000 el jueves, y el sistema hospitalario se vio completamente desbordado en cuestión de días.

Al no haber habitaciones disponibles, decenas de pacientes se vieron obligados a esperar durante horas en camas o en sillas de plástico fuera de los hospitales.

Las autoridades han requisado hoteles y viviendas sociales desocupadas para aislar a los pacientes con pocos o ningún síntoma y están planeando construir hospitales improvisados.

De aquí a marzo, Hong Kong podría alcanzar los 300.000 contagios diarios, según expertos de sanidad.

Mientras, organizaciones benéficas denunciaron el viernes que muchos trabajadores domésticos han sido “abandonados” por sus empleadores tras haber contraído el COVID-19. Algunos se ven obligados a dormir en la calle o incluso se les niega la atención médica. (I)