Hace un año Joe Biden juraba en el Congreso de Estados Unidos como el 46.º presidente tras una dura campaña de desprestigio contra el sistema electoral de su antecesor, Donald Trump, quien aún sigue sin aceptar su derrota.

Durante los doce meses que cumple en la Casa Blanca su administración ha llevado con cierto éxito las acciones contra la pandemia, pues avanzó velozmente con la vacunación, aunque en regiones conservadoras del país, sus intentos por imponer la vacunación provocaron una oposición política feroz y la Corte Suprema eliminó su intento de hacer obligatoria la vacunación en las grandes empresas. Aunque le dio luz verde para que lo haga con personal sanitario que recibe fondos federales.

Otro punto de su administración es sacar adelante un programa de infraestructura que inyectaría una gran inversión pública (1,2 billones de dólares) y generaría trabajo. Llegando a tener incluso algunos apoyos en la oposición republicana, recuerda el analista Luis Fleischman, copresidente del Centro de Investigación de Políticas y Democracia de Palm Beach.

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Biden atribuye a la aprobación de su plan de rescate por 1,9 billones de dólares el haber salvado a la economía de entrar en una espiral descendente con desempleo masivo y recesión.

Fleischman también apunta que en estos momentos hay un déficit de mano de obra, principalmente por quienes decidieron jubilarse durante la pandemia, y se ve más empleo (la tasa de paro es 3,9 %) para gente calificada y no calificada. Pero los problemas en la cadena de suministro por la pandemia crea otros problemas que hacen que en el supermercado haya menos variedad o cantidad de ciertos productos y los costos suban. Esto, sin olvidar que el país vive la mayor inflación (7 %) en 40 años.

“La gente no se fija que puede haber más empleos, sino que se fija en que está pagando la gasolina más cara, productos más caros, van al supermercado y no encuentran lo que buscan... (esto) puede jugar en contra de Biden y del Partido Demócrata en las próximas elecciones”, afirma Fleischman.

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Para el analista Esteban Santos también es importante señalar que Biden termina su primer año con una de las aprobaciones más bajas que haya tenido en ese tiempo un mandatario del país.

De acuerdo con La Voz de América, solo un tercio de los estadounidenses aprueba en general el trabajo del mandatario y le da un bajo puntaje en la lucha contra la pandemia, la economía y la política internacional.

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“Ha sido el manejo de todo el problema pandémico, el extremismo que se ha estado dando con los republicanos -liderados por Trump-... la inflación y hay que ver si logra poner en marcha su ambicioso plan de reconstrucción”, apunta Santos, para quien la nota baja en verdad es el aspecto internacional, además de que su vicepresidenta, Kamala Harris, no ha resaltado como se esperaba.

En su discurso inaugural, Biden prometió unir a los estadounidenses y dejar atrás el estilo divisivo de Trump, que incluía avivar el odio contra los inmigrantes, los periodistas y opositores. Pero ahora que la ideología de Trump se impuso en el Partido Republicano y el expresidente probablemente busque la reelección en 2024, Biden se está acercando cada vez más a su propia base izquierdista. El apoyo de los independientes está menguando, menciona en un análisis de AFP.

Fotografía de archivo fechada el 20 de enero de 2021 que muestra al presidente electo de EE. UU., Joe Biden, en el momento de jurar su cargo junto a su esposa, Jill Biden, en la ceremonia inaugural de su mandato, en Washington. Foto: EFE

Fleischman recuerda que Estados Unidos es un país federal donde cada estado tiene mucho poder, incluso para enfrentar al Poder Ejecutivo federal y eso hace que haya roces con los estados gobernados por los republicanos.

Una muestra de esto es que hay críticas a Biden por no enfrentar más las leyes que algunos estados están pasando, como las que ponen mayores restricciones técnicas al voto. Fue presionado para pasar una ley federal sobre este tema que no logró que se aprobara.

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Otro punto en contra es que ya se ve fuera de radar la reforma migratoria y al ser este un año con elecciones legislativas en los últimos meses, es muy difícil que pueda darse.

Además, otros programas sociales por tres billones de dólares no pueden ser aprobados porque legisladores más conservadores de su partido ven esto como un descuido de la responsabilidad fiscal que se debe tener.

Fuera de sus fronteras

En lo internacional Biden se ha mostrado como un mandatario que quiere que Estados Unidos vuelva al mundo y proyecte una influencia mayor que lo que querían sus dos antecesores inmediatos. Sin embargo, esa es una tarea difícil, sobre todo porque gran parte de la población está más preocupada y quiere mayor atención de los problemas internos.

Quizá lo que más le causó críticas fue la salida de Afganistán, que puso fin a una fallida guerra de 20 años y que era algo de lo que los presidentes anteriores solo habían hablado. Sin embargo, los peligrosos y caóticos días de la retirada dañaron la imagen de profesionalismo militar de Estados Unidos, convirtiendo en humillante lo que debió ser un momento de alivio.

Estados Unidos retiró sus tropas de Afganistán tras 20 años de guerra. Foto Archivo Foto: EFE

Ahora su desafío con China por la influencia en la economía mundial y con Rusia por sus intenciones geoestratégicas también son un desafío latente para Biden -especialmente por Ucrania-, quien quiere volver a poner a Estados Unidos como líder de las democracias liberales.

Biden también ha resaltado el “profundo e histórico compromiso” de Estados Unidos con los pueblos de las Américas y con Reconstruir un Mundo Mejor (Build Back Better World, B3W), una iniciativa para contrarrestar la nueva Ruta de la Seda china a base del desembolso de decenas de miles de millones para el desarrollo de infraestructuras.

Le quedan, en teoría, tres años a Biden para tratar de lograr sus planes. (I)