En el caso de América Latina, las circunstancias económicas, políticas y sociales suscitadas en la región han aumentado de manera significativa los flujos de migrantes y refugiados a los diferentes países vecinos o cercanos, dice José Iván Dávalos, jefe de misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Ecuador, quien agrega que países como Colombia, Perú y Ecuador, tradicionalmente países de origen, se han transformado en lugares de acogida.

América Latina está experimentando una crisis migratoria que ha sido calificada de ser “sin precedentes”. ¿Qué ha ocurrido en los últimos años para que se haya agravado la situación?

En términos generales, los flujos migratorios a nivel global han mostrado tener cambios a razón del COVID-19, marcándose así una tendencia a la baja. Los datos a largo plazo sobre la migración internacional nos han enseñado que la migración no es uniforme en todo el mundo, pero está determinada por factores económicos, geográficos, demográficos y otros, lo que da como resultado patrones de migración distintos, como la existencia de “corredores” de migración que se están desarrollando durante muchos años.

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En el caso de América Latina, las circunstancias económicas, políticas y sociales suscitadas en la región han aumentado de manera significativa los flujos de migrantes y refugiados a los diferentes países vecinos y/o cercanos, lo que se evidencia de manera significativa en los últimos años con la población venezolana. No es sorpresa que el Reporte sobre las migraciones en el mundo señale dentro de los eventos de migración y desplazamiento más complejos a los flujos de población venezolana y haitiana, detrás de los flujos de Siria, Yemen, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur, China, Filipinas, Bangladés, India, tanto por conflictos, inestabilidad económica y política, así como por desastres naturales.

De igual manera, la pandemia acrecentó aún más las necesidades de la población en la región, lo cual también se entiende a partir de la disminución e incremento de remesas en los países, lo que ha derivado en la definición de nuevos proyectos migratorios tanto individuales como comunitarios enfocados en la búsqueda de una vida digna.

¿Cuáles son los lugares de América Latina que están en primera línea de la crisis migratoria que afecta a la región?

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La actual situación venezolana ha tenido un impacto significativo en los flujos migratorios en la región y sigue siendo una de las mayores crisis migratorias y de desplazamiento a nivel mundial. Aproximadamente 5,6 millones de venezolanos habían salido de Venezuela en junio de 2021, y aproximadamente el 85 % (unos 4,9 millones) se mudaron a otro país en América Latina y el Caribe. La gran mayoría se ha ido en los últimos cinco años.

Países como Colombia, Perú y Ecuador, tradicionalmente países de origen, se han transformado en lugares de acogida, siendo ahora el epicentro en el que mucha de la población migrante y refugiada ha visto como una opción para una residencia permanente frente a la necesidad de mejorar sus condiciones de vida, desde lo económico, seguridad, educación, salud y bienestar. Asimismo, la facilidad del idioma como la cercanía cultural y geográfica han hecho a estos países como opciones reales para la población venezolana en movimiento.

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¿Cuáles son los principales flujos migratorios que se están desplazando a lo largo de la región? ¿Hay cifras?

Conforme los datos de la R4V (Respuesta para los Venezolanos), la población venezolana es la principal nacionalidad de migrantes y refugiados en la región, llegando a ser 508.935 migrantes y refugiados en el Ecuador y 4′992.664 a nivel regional y 6′038.937 a nivel global.

Asimismo, aunque no se conocen datos exactos, alrededor de 100.000 migrantes, principalmente de nacionalidad haitiana, cruzaron irregularmente la jungla del Darién, de Panamá, en lo que va del año con intenciones de llegar a Norteamérica. La cifra de los primeros nueve meses de 2021 triplica el récord anterior de 30.000 en la misma ruta durante todo 2016. Desde Panamá, los migrantes continúan hacia el norte en un viaje que es particularmente peligroso para mujeres y niños.

José Iván Dávalos, jefe de misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Ecuador, durante eventos de la organización este año en Cuenca. Foto: twitter.com/OIMEcuador

La región se ha convertido en punto de tránsito de ciudadanos africanos y hasta de ciertos países de Asia, ¿a qué se debe y cómo han conseguido llegar desde tan lejos?

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El incremento en los flujos de migrantes provenientes del Caribe, África y Asia fue ampliamente visibilizado durante la crisis humanitaria de 2015-2016, que alcanzó en Panamá la cifra de casi 30.000 personas en tránsito irregular detectadas, en México un número de personas presentadas a autoridades de más de 30.000 y en Costa Rica más de 20.000, todas estas cifras del 2016.

Lo anterior implicó un gran reto, no solo por lo que representó su gestión para los Estados involucrados, sino también por las graves condiciones de vulnerabilidad en las que viajaban estas personas.

Pese a que los ciudadanos venezolanos representan el flujo migratorio más grande de la región, ciertamente se observa un creciente número de migrantes provenientes de algunos países de África y Asia cruzando fronteras de varios países de la región. En 2021, una zona donde se han concentrado estos migrantes es la selva en Darién, en Panamá. Entre los países de origen se encuentran Bangladés, Senegal, Ghana, Uzbekistán, India y Nepal.

En la región hay al menos dos puntos de entrada principales, ya que los viajes de los migrantes africanos generalmente comienzan en Brasil o Ecuador y continúan su camino a través de América Central hasta México y, en última instancia, a la frontera entre Estados Unidos y México. Es decir, estas personas llegan a Ecuador y Brasil con el objetivo de ir a Estados Unidos.

Esto estaría sucediendo porque Europa es un destino más difícil de alcanzar debido al aumento de seguridad tanto en los países de tránsito como en los de destino, por lo tanto, otros países que tienen políticas de inmigración distintas pueden convertirse en destinos más atractivos.

Si bien muchos migrantes africanos que llegan a Ecuador o Brasil tienen la intención de continuar hacia América Central y del Norte, muchos otros optan por quedarse en América del Sur por tiempos indefinidos para ahorrar dinero o porque de alguna manera han encontrado oportunidades en estos países.

A pesar de la pandemia y del endurecimiento de las políticas migratorias, las caravanas migratorias no se han detenido, especialmente las que parten desde Centroamérica con rumbo a EE. UU. ¿A qué se debe?

La migración desde y a través de Centroamérica está impulsada por un conjunto complejo de factores, que incluyen la inseguridad económica, violencia, crimen y los efectos del cambio climático, con muchas personas moviéndose hacia el norte en busca de recursos financieros y seguridad humana.

Las necesidades de las personas así como las condiciones de inseguridad e inestabilidad política de sus países siguen determinando los proyectos migratorios de las personas y familias para mejorar sus condiciones y oportunidades, así como son oportunidades para las redes de traficantes de migrantes que se aprovechan de estas personas bajo la promesa de llevarlos a su destino deseado, pero bajo el costo de poner en riesgo la vida de las personas.

De igual manera se debe considerar la reunificación familiar como una de las razones por las cuales muchos de los jóvenes realizan estas travesías en la búsqueda de encontrarse con sus padres y familiares bajo la proyección de días mejores, siendo que la migración centroamericana data de varias décadas atrás. De igual manera, otra de las razones está atada a las percepciones de las personas con respecto a su progreso y días mejores, lo mismo que dista de las situaciones reales a las que las personas están expuestas en estos viajes y las dificultades reales en los procesos de integración en el marco de una migración irregular.

Con lo sucedido este 2021 en Afganistán, Haití, Nicaragua y la crisis económica global, agravada por el COVID-19, ¿se espera que los flujos migratorios aumenten?, ¿o cuáles son las expectativas para el 2022 sobre esta problemática?

La estimación mundial actual es que había alrededor de 281 millones de migrantes internacionales en el mundo en 2020, lo que equivale al 3,6 % de la población mundial. Bajo los conceptos de migración es muy difícil avizorar proyecciones específicas sobre los flujos migratorios, tanto por el cambiante contexto con respecto a las restricciones a razón de la pandemia. No obstante, bajo las situaciones actuales por las que estos países atraviesan, principalmente desde el aspecto socioeconómico y político, es muy poco probable proyectar una disminución de personas que busquen nuevas opciones en otros países.

En este sentido, las proyecciones de flujo migratorio que se podrían esperar para el año venidero podrían tender al alza y con esto se requerirá mayor capacidad de los Estados para entender a la migración desde una perspectiva integral, considerándose las implicaciones del COVID-19.

¿Cómo es la situación migratoria en Ecuador tanto con los migrantes que buscan llegar al país como con los que buscan salir?

La Ley Orgánica de Movilidad Humana, así como la Constitución del Ecuador marcan un mandato legal apegado a derechos que fomenta la dignificación de los seres humanos más allá de su nacionalidad a partir del reconocimiento de sus derechos y obligaciones como una persona nacional, es así que el Estado ecuatoriano ha fortalecido sus acciones en beneficio de las personas en movilidad humana, las cuales siempre será necesario fomentar.

En este sentido, el país, más allá de la crisis económica por la que atraviesa, ha tenido la virtud de generar acciones positivas de protección de migrantes más allá de su condición migratoria. El proceso de registro y regularización anunciado por el presidente de la República muestra este afán de generar acciones que permitan una integración digna y además fomente el aporte positivo que los y las migrantes pueden generar a las comunidades de acogida, así como un mecanismo real para reducir las condiciones de vulnerabilidad que los atraviesan.

Respecto a los migrantes ecuatorianos, los procesos de comunicación y sensibilización alrededor de la importancia de una migración ordenada, segura y regular es un horizonte que debemos fomentar mediante el afianzamiento de mensajes comunicacionales que permitan sensibilizar a las personas que estén pensando en estas opciones de viajes a otros países bajo condiciones irregulares.

El trabajo en las comunidades emisoras de migrantes es también uno de los desafíos actuales, los que deberán generar opciones laborales para evitar la búsqueda de alternativas en otros países.

OIM en Ecuador equipó este año a 42 albergues temporales y asistió a 37.985 personas con alojamiento temporal. Foto: twitter.com/OIMEcuador

¿Cómo ha intervenido la OIM este año? ¿Qué programas mantienen activos y cuáles han sido sus resultados?

Las acciones de la OIM en este año han estado enfocadas en cuatro ejes específicos, los cuales buscan fortalecer y fomentar acciones enmarcadas en la asistencia humanitaria, la protección de los derechos, la integración socioeconómica y el fortalecimiento de las capacidades del Estado en áreas como la gestión de fronteras, salud, educación y bienestar social.

En 2021, la OIM Ecuador encuestó a 15.577 personas a través de la Matriz de Seguimiento del Desplazamiento (DTM, por sus siglas en inglés), que corresponde a un sistema de rastreo y monitoreo del desplazamiento y movilidad de las poblaciones, diseñado por la OIM, el cual tiene como objetivo captar, procesar y difundir de manera sistemática la información y así generar una mejor comprensión de los movimientos y necesidades de las poblaciones desplazadas, retornadas, en procesos de reasentamientos y migrantes que responden a flujos espontáneos u organizados.

Entre otras cifras se puede mencionar que este año adecuamos y equipamos a 42 albergues temporales, 37.985 personas fueron asistidas con alojamiento temporal, 2.560 personas LGBTI+ asistidas de manera integral, 5.597 niñas, niños y adolescentes asistidos con equipamientos para clases virtuales, 14.815 personas recibieron asistencia psicosocial.

Desde OIM, ¿qué iniciativas o medidas considera que se deben implementar a nivel regional para contener esta crisis?

La articulación de acciones conjuntas a nivel regional es una de las fortalezas que permitirán transformar cualquier crisis en soluciones efectivas y duraderas, por ejemplo, los procesos regionales como la Red Iberoamericana de Autoridades Migratorias (RIAM), la Conferencia Suramericana sobre Migraciones (CSM), la Conferencia Regional sobre Migración (CRM) y el proceso de Quito, que han buscado articular entre los países de la región respuestas conjuntas reales y eficaces. Ha sido de gran relevancia para articular acciones que puedan beneficiar a las personas migrantes y refugiadas venezolanas y de otras nacionalidades.

Además de la respuesta a Venezuela, la articulación e integración en temas laborales, de documentación y simplificación de procesos migratorios son grandes objetivos que están siendo abordados y que permitirían soluciones efectivas y sostenibles para la región. (I)