La Navidad de 1914 fue distinta en Europa, ya que el 28 de junio, el archiduque Francisco Fernando había sido asesinado junto a su esposa en Sarajevo a manos de un anarquista llamado Gavrilo Princip. El incidente fue el motivo que desató la Primera Guerra Mundial.

‘El mundo de ayer’, es una libro escrito por Stefan Zweig, se enfoca en los camabios que viviño Europa en el siglo XX. “Por Navidad volveremos todos a casa, gritaban a sus madres los reclutas, sonriendo en agosto de 1914. ¿Quién, en los pueblos y ciudades, recordaba la guerra ‘de verdad’? A lo sumo cuatro viejos que en 1866 habían combatido contra Prusia (...) una veloz excursión al romanticismo, una aventura alocada y varonil: he aquí cómo imaginaba la guerra el hombre sencillo de 1914, y los jóvenes incluso temían que les faltara este maravilloso y apasionante episodio en sus vidas”, se narra en el libro. Sin embargo, la Navidad llegó, y los soldados no volvieron a casa. Tendrían que esperar otros cuatro largos años. Algunos no volverían jamás.

Comenzaba, por primera vez en la historia, la guerra de trincheras. La vida en las trincheras, durante cuatro años, se convirtió en lo más parecido al infierno sin necesidad de morir antes para visitarlo. Agujeros de agua y barro, donde los soldados sufrían el mal llamado pie de trinchera, convivían con las ratas y dormían a duras penas, esperando en cualquier momento el ataque del enemigo o el temible gas. Encerrados ahí escribían cartas, pintaban, jugaban a las cartas o compartían cigarrillos, rezando porque ese sinsentido que llamaban guerra acabe tarde o temprano.

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Pero la semana previa al 25 de diciembre fue una excepción. Soldados franceses, alemanes y británicos se atrevieron a cruzar las trincheras para intercambiar saludos. En algunas zonas incluso se aventuraron a pisar la tierra de nadie durante la Nochebuena y la Navidad, y aprovecharon para intercambiar comida, realizar ceremonias funerarias conjuntas e intercambiar prisioneros. También cantaron villancicos e incluso jugaron partidos de fútbol. Por supuesto, la tregua no fue igual en todas las zonas.

Este tipo de acuerdos solo se dieron en esta fecha durante toda la guerra. Sí que es cierto que las treguas no eran exclusivas del periodo navideño, y se aceptaban ceses de fuego ocasionales para permitir que algunos soldados recuperasen los cuerpos de sus colegas. La fascinante historia de la tregua de Navidad de 1914 se llevó al cine en 2005. (I)