Victor Von Lustig fue un políglota conocido por su destreza mental, que lo llevó incluso a cometer delitos como la estafa. Aprovechó sus dotes para involucrarse en el ambiente de millonarios e intentó incluso engañarlos con la supuesta venta de la Torre Eiffel, monumento emblemático de París.

“Tenía un rostro algo tosco, pero su elegante porte y sus maneras refinadas hacían que esa primera impresión careciera de importancia. Hablaba inglés, alemán, francés e italiano, y tenía una cultura exquisita. Pertenecía –o eso creyeron muchos– a la nobleza europea”, recordó Ámbito.

Se cree que tenía más de 20 apodos y fue detenido en al menos 45 ocasiones. “La mayor parte de las veces se las arreglaba no solo para quedar en libertad, sino para ser, incluso, compensado por las molestias”, se añade en la publicación.

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Para la supuesta venta de la Torre Eiffel, se reunió con seis empresarios, haciéndose pasar como subdirector general del Ministerio de Correos y Telégrafos. Les dijo que debido a los estragos de la Primera Guerra Mundial, el Gobierno pensaba hacer eso con el monumento.

A uno de ellos, André Poisson, lo convenció. Pero la esposa de éste se dio cuenta del engaño y le alertó. Pero Victor insistió en que era un funcionario público que solo buscaba ganar un dinero extra; no fue denunciado. En la segunda ocasión, al verse descubierto, huyó y no pudo ser capturado.

Entre otros engaños se cuenta la denominada máquina impresora de dinero. La vendía en 30.000 dólares, asegurando que copiaría billetes de varias denominaciones. Al inicio lo hacía, pero luego emitía papeles en blanco. Aquí también se lo buscó para ser capturado pero rápidamente desaparecía. (I)