Los planetas del sistema solar tienen muchas particularidades que los hacen especiales, aunque otros podrían compartir algunas características, como el caso de Saturno que _al igual que la Tierra_, está inclinado sobre su eje y, por tanto, tiene cuatro estaciones.

En todo caso, debido a la órbita mucho mayor de Saturno, cada estación dura aproximadamente siete años terrestres. El equinoccio se produce cuando los anillos están inclinados de canto hacia el Sol.

Saturno es el sexto planeta desde nuestro Sol y orbita a una distancia de aproximadamente 1.400 millones de kilómetros del Sol. Se necesitan alrededor de 29 años terrestres para orbitar el Sol, lo que hace que cada estación en Saturno tenga más de siete años terrestres.

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Ahora, nuevas imágenes de Saturno tomadas por el telescopio espacial Hubble anuncian el comienzo de la “temporada de los rayos” en torno a su equinoccio, cuando aparecen enigmáticos destellos en sus anillos.

La causa de los rayos, así como su variabilidad estacional, aún no ha sido plenamente explicada por los científicos planetarios, indica Europa Press.

Los rayos desaparecen cuando se acerca el solsticio de verano o de invierno en Saturno. (Cuando el Sol parece alcanzar su latitud más alta o más baja en el hemisferio norte o sur de un planeta). A medida que se acerque el equinoccio de otoño del hemisferio norte de Saturno, el 6 de mayo de 2025, se espera que los rayos sean cada vez más prominentes y observables.

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El presunto responsable de los rayos es el campo magnético variable del planeta. Los campos magnéticos planetarios interactúan con el viento solar, creando un entorno cargado eléctricamente (en la Tierra, cuando esas partículas cargadas golpean la atmósfera, esto es visible en el hemisferio norte como aurora boreal). Los científicos creen que las partículas heladas más pequeñas, del tamaño del polvo, también pueden cargarse, lo que las hace levitar temporalmente por encima del resto de las partículas heladas más grandes y de las rocas de los anillos.

Los rayos de los anillos fueron observados por primera vez por la misión Voyager de la NASA a principios de la década de 1980. Estos misteriosos rasgos transitorios pueden aparecer oscuros o claros dependiendo de la iluminación y de los ángulos de visión.

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“Gracias al programa OPAL del Hubble, que está construyendo un archivo de datos sobre los planetas exteriores del sistema solar, esta temporada dispondremos de más tiempo que nunca para estudiar los rayos de Saturno”, dijo en un comunicado la científica planetaria Amy Simon, responsable del programa OPAL (Outer Planet Atmospheres Legacy) del Hubble.

El último equinoccio de Saturno tuvo lugar en 2009, mientras la nave espacial Cassini de la NASA orbitaba el planeta gigante gaseoso para reconocerlo de cerca. Con la misión de Cassini finalizada en 2017, y las naves Voyager en el espacio interestelar hace tiempo, el Hubble continúa la labor de seguimiento a largo plazo de los cambios en Saturno y los demás planetas exteriores.

A pesar de los años de excelentes observaciones de la misión Cassini, el comienzo preciso y la duración de la temporada de rayos sigue siendo impredecible, algo así como predecir la primera tormenta durante la temporada de huracanes”, dijo Simon.

Aunque los otros tres planetas gigantes gaseosos de nuestro sistema solar también tienen sistemas de anillos, nada es comparable a los prominentes anillos de Saturno, lo que los convierte en un laboratorio para estudiar el fenómeno de los rayos. Por el momento se desconoce si los rayos podrían producirse o se producen en otros planetas anillados. “Se trata de un fascinante truco de magia de la naturaleza que sólo vemos en Saturno, al menos por ahora”, afirma Simon.

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El programa OPAL del Hubble añadirá datos visuales y espectroscópicos, en longitudes de onda que van del ultravioleta al infrarrojo cercano, al archivo de observaciones de Cassini. Los científicos prevén unir estas piezas para obtener una imagen más completa del fenómeno del radio y de lo que revela sobre la física de los anillos en general. (I)