Turquía sufrió el lunes por dos devastadores terremotos que azotaron su país y la vecina Siria. Además de extensos daños materiales, los sismos de 7,8 y 7,5 grados dejaron más de 11.200 muertos entre ambos países, según datos de AFP.

Aunque los rescatistas siguen en la zona del epicentro, buscando sobrevivientes entre los escombros, el tiempo para seguir encontrando personas vivas se acaba, principalmente por las leves temperaturas en Turquía y la devastación.

El ministro turco de Interior advirtió el martes que las próximas 48 horas iban a ser “cruciales” para encontrar supervivientes del sismo, que llevó a Ankara a decretar siete días de luto nacional.

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Los rescatistas buscan víctimas y sobrevivientes entre los escombros de los edificios derrumbados en Kahramanmaras, Turquía. Foto: AFP Foto: -- ADEM ALTAN

Mientras tanto, Turquía y Siria han empezado a recibir colaboración internacional. La Unión Europea movilizó 1.185 socorristas y 79 perros de rastreo para Turquía y trabaja con sus socios humanitarios en Siria para financiar operaciones de asistencia.

Estados Unidos también prevé la llegada de dos equipos de socorristas este miércoles a Turquía y trabaja también con oenegés locales en Siria para socorrer a las víctimas.

Terremoto de magnitud 7,8 se registra en Turquía, se reportan al menos 52 fallecidos

Emiratos Árabes Unidos prometió 100 millones de dólares de ayuda y Arabia Saudita anunció la puesta en marcha de un puente aéreo para socorrer a las poblaciones afectadas de los dos países.

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En medio de las ruinas, decenas de vecinos, combatientes, voluntarios y cooperantes humanitarios se han reunido con la esperanza de encontrar supervivientes en las distintas ciudades turcas y sirias.

Rescate en frontera turca-siria

Uno de los casos más dramáticos es el de Malik Ibrahim, quien desde hace dos días ha pasado su tiempo levantando escombros en un pueblo del norte de Siria, en busca de treinta familiares sepultados bajo las ruinas.

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De momento, y con ayuda de vecinos y rescatistas, ya logró retirar diez cadáveres de las ruinas en el pueblo de Besnaya, cerca de la frontera con Turquía. El desolador espectáculo de las casas destruidas contrasta con la serenidad de los olivares vecinos.

Durante dos días y noches desde el terremoto de magnitud 7,8, miles de buscadores han trabajado en temperaturas bajo cero para encontrar a los que siguen con vida debajo de los edificios derrumbados a ambos lados de la frontera. Foto: -- -

Malik retira los cascotes uno a uno, con ayuda de una pala o con sus propias manos, protegidas apenas con guantes. Busca a su tío, a su primo, y a sus familias respectivas.

Todos ellos quedaron sepultados bajo el techo y las paredes de su edificio, convertido ahora en un amasijo de cascotes coronados de paneles solares. (I)