Irán fue expulsado este miércoles de la Comisión de la ONU sobre la Condición de la Mujer, el principal organismo sobre género de la organización, en respuesta a la represión de las protestas desatadas a raíz de la muerte de Mahsa Amini una joven que había sido detenida por llevar mal puesto el velo.

A propuesta de Estados Unidos, los miembros del Comité Económico y Social de Naciones Unidas aprobaron la medida con 29 votos a favor, 8 en contra y 16 abstenciones.

Irán, que este año había ingresado en la Comisión de la Mujer con un mandato de cuatro años, quedará así excluido de este foro compuesto por 45 países.

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Irán vivió en 2022 las mayores protestas en décadas contra la República Islámica, unas movilizaciones desatadas por la muerte de Mahsa Amini tras ser detenida por llevar mal el velo islámico y que han aislado aún más al país, que ha profundizado sus lazos con Rusia.

Jóvenes y mujeres llevan meses protestando en las calles del país persa pidiendo el fin de la República Islámica fundada por el ayatolá Ruholá Jomeiní en 1979, a pesar de que más de 400 personas han muerto en la fuerte represión estatal.

Detenida por su vestimenta

Todo comenzó con la muerte de Mahsa Amini, joven kurda de 22 años, tras ser detenida por la llamada Policía de la moral por llevar mal puesto el velo islámico, prenda obligatoria en el país y uno de los símbolos de la República Islámica.

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Durante el entierro de Amini en su ciudad natal de Saqez, en el Kurdistán iraní, numerosas mujeres ondearon los primeros velos y gritaron los primeros “mujer, vida, libertad”, actos y eslogan que se han convertido en símbolos de las protestas y que continúan tres meses después.

Era el pistoletazo de salida de unas protestas que han ido mutando a lo largo del tiempo, primero con grandes manifestaciones, después con movilizaciones en las universidades, más tarde con colegios en las que las niñas se quitaban los velos y ahora con pequeñas y esparcidas manifestaciones para evitar a las fuerzas de seguridad.

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A todo eso se suman actos de desobediencia en las calles: mujeres que caminan por las vías públicas sin velo; conductores que hacen sonar los cláxones sin parar, o los gritos desde las ventanas contra el régimen por las noches.

La respuesta del líder supremo de Irán, Ali Jameneí, y el presidente de Irán, Ebrahim Raisí, ha sido la represión policial y judicial, además de una fuerte censura de internet para tratar de controlar las protestas.

En los tres meses de protestas han muerto más de 400 personas y al menos 2.000 han sido acusadas de diversos delitos por su participación en las movilizaciones, de las que 11 han sido condenadas a muerte.

Ejecuciones

Las autoridades judiciales llevaron a cabo la primera ejecución de un manifestante el 8 de diciembre, con el ahorcamiento de Mohsen Shekari, condenado a muerte por herir con un cuchillo a un miliciano islámico y bloquear una calle.

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Al mismo tiempo, al menos 15.000 personas han sido detenidas, entre ellas figuras públicas como futbolistas y actrices por su apoyo a las protestas, además de unos 70 periodistas y fotógrafos.

Los líderes de la República Islámica han acusado a Estados Unidos, Israel, Alemania y Francia, entre otros, de fomentar las protestas, que tendrían como objetivo, según Teherán, provocar una guerra civil para “desintegrar” el país persa.

Tuvieron que pasar casi tres meses para que las autoridades hicieran el primer gesto hacia los manifestantes, como fue el anuncio de la disolución de la Policía de la moral, cuerpo formado en 2005 para vigilar el cumplimiento de los estrictos códigos de vestimenta, en especial entre las mujeres.

Pero las autoridades dejaron claro que eso no significa el fin de las leyes que obligan a las mujeres a cubrirse con velo y afirmaron que estudian métodos más “modernos” para imponer su uso. (I)