La ira del Gobierno de París por el comportamiento de Estados Unidos en el Pacto Aukus, la alianza militar liderada por EE. UU. en el Indo-Pacífico, no amaina. El ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Yves Le Drian, incluso echó más leña al fuego durante el fin de semana pasado.

Mientras tanto, los líderes de la Unión Europea (UE) se posicionan del lado francés. En una entrevista con CNN, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, dijo: “Uno de nuestros países miembros fue tratado de una manera inaceptable. Queremos saber qué pasó y por qué”.

Estados Unidos, Australia y el Reino Unido anunciaron el miércoles una asociación estratégica para contrarrestar a China, llamada AUKUS, que incluye el suministro de submarinos estadounidenses de propulsión nuclear a Canberra, lo que dejó fuera de juego a los franceses.

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Cancelar y congelar

El Gobierno francés ya había reaccionado con extrema dureza al comportamiento de sus aliados llamando a sus embajadores de Camberra y Washington, pero parece no haber agotado todas sus medidas. París, por ejemplo, canceló una reunión prevista de ministros de Defensa con Gran Bretaña, programada para esta semana. En principio, ambos países trabajan en estrecha colaboración en temas de defensa, pero la ira por el trato de Estados Unidos no cesa ante los británicos.

El portavoz del palacio del Elíseo señaló este lunes que las conversaciones comerciales son responsabilidad de la Comisión de la UE en Bruselas. Francia representará sus intereses, como siempre lo hace en los asuntos comerciales europeos. Hoy, sin embargo, “se ha hecho necesaria una amplia reflexión colectiva por parte de los europeos”, advirtió. Es posible que las negociaciones se suspendan después de once rondas de conversaciones. La parte australiana esperaba alcanzar un acuerdo con la UE a finales de año.

Abuso de confianza

“Esto es un golpe contra la estrategia de los franceses en el Pacífico sur, que construyeron a lo largo de los años en cooperación con Australia”, dijo a DW Frederic Grare, del instituto político ECFR en París. Por ejemplo, se han realizado maniobras marítimas conjuntas, y la cooperación va mucho más allá de lo militar. Después de todo, ambos países son vecinos a través de Nueva Caledonia. El hecho de que Francia no haya sido informada ni involucrada en AUKUS indudablemente debilita la posición francesa.

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Grare considera que las declaraciones de la parte australiana sobre que el acuerdo de armamento para la entrega de submarinos diésel, a través de Francia, se retrasó y fue de todos modos problemática, fueron una maniobra de distracción. En el pasado ya hubo cancelación de contratos de armas y se encontraron soluciones comerciales. En este caso, se trata del abuso de confianza por parte de los aliados.

En cualquier caso, al otro lado del Atlántico, subestimaron la reacción francesa. Ahora Francia quiere saber del Gobierno de Estados Unidos cuál es su visión del Pacífico Sur, porque se trata de algo más que de un asunto militar. Después de todo, China pudo afianzar a gran escala su influencia en la región a pesar de la excelente capacidad militar de Estados Unidos. Además, surge la pregunta acerca de qué tipo de relación quiere Estados Unidos con sus aliados europeos. La llamada telefónica anunciada entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y su homólogo estadounidense, Joe Biden, será en cualquier caso “no muy amistosa”.

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Todo gira en torno a China

“De algún modo, los franceses están exagerando”, dijo a DW Judy Dempsey, del centro Carnegie Europe, “sobre todo a la hora de convocar a embajadores”. Australia ha estado bajo una enorme presión de China últimamente, y los europeos no hicieron nada para ayudar. Por otro lado, sostiene, EE. UU. se ha pasado por alto por segunda vez consultar a los aliados. Después de la debacle en Afganistán, eso no es bien visto.Sin embargo, Dempsey considera que se trata de un “descuido y de falta de profesionalidad”. En principio, el tema central es la confianza entre los aliados: “Europa tiene suficientes problemas con China, Rusia y otros. Pero si los aliados no pueden confiar los unos en los otros, entonces estamos ante una mala situación de la que Pekín y Moscú pueden beneficiarse”. (I)