Más de tres décadas después de protagonizar el peor accidente nuclear de la historia, Chernóbil vuelve a ser un foco de alarma internacional tras convertirse en la zona clave del conflicto entre Rusia y Ucrania.

La cantidad de materiales radiactivos que emitió la central nuclear Vladímir Illich Lenin de Chernóbil en 1986 tras la explosión de su reactor número cuatro fue 400 veces mayor que el bombardeo de Hiroshima. Actualmente, Chernóbil es conocida como una ciudad fantasma, pues los niveles de radiación persisten y son peligrosos para cualquiera que se acerque al lugar sin estrictas medidas de seguridad.

Varias zonas de Chernóbil presentan una alta contaminación (REUTERS/Gleb Garanich)

Chernóbil está ubicada en el norte de la frontera ucraniana, a tan solo 17 kilómetros de distancia de Bielorrusia, país aliado de Rusia. El territorio, que anteriormente pertenecía a la Unión Soviética, está amenazado por una inminente invasión rusa. Es también la ruta más corta y directa hacia la capital de Ucrania, Kiev, que queda a 150 kilómetros de Chernóbil.

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La zona que rodea a Chernóbil, incluyendo la ciudad de Prypiat, abarca más de 2.500 kilómetros cuadrados con altos niveles de contaminación. El Bosque Rojo se encuentra a 500 metros de la antigua planta nuclear y es uno de los lugares más tóxicos del mundo. Sin embargo, Ucrania no descarta una posible invasión.

“No importa si está contaminado o si nadie vive aquí. Es nuestro territorio, nuestro país, y debemos defenderlo”, afirmó el teniente coronel Yuri Shakhraichuk, del servicio de guardia de fronteras ucraniano, a The New York Times. Pero no solo Ucrania ha posicionado militares para defender sus fronteras. Estados Unidos, Reino Unido, Estonia, Letonia y Lituania también han enviado tropas a Europa para responder ante algún ataque ruso.

La alianza entre Moscú y Minsk ha incrementado las tensiones tras el anuncio de la llegada de tropas rusas a “zonas amenazadas” de Bielorrusia y a bases militares en las fronteras oeste y sur del país. El viceministro de Defensa ruso, Alexander Fomin, explicó que el Kremlin planea enviar doce cazas Su-35 avanzados y dos baterías de sistemas antiaéreos S-400.

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El dictador bielorruso Alexandr Lukashenko junto al presidente ruso Vladímir Putin. (EFE)

Alexandr Lukashenko, el dictador bielorruso, acusó a Ucrania de posicionar tropas cerca de la frontera. “No se metan con nosotros. Es imposible derrotarnos. Somos invencibles por nuestro espíritu y por el territorio que se extiende desde Brest a Vladivostok. Muchos lo han intentado y han fracasado”, dijo Lukashenko. “Nosotros no queremos territorio de otros países. Tenemos bastante ya. Queremos mantenerlo y convertirlo en un lugar mejor. Esos son nuestros objetivos. Sí. Lo repito una vez más por si alguien no lo ha entendido: lo lamentarán durante mucho tiempo. No es una amenaza, sino una simple advertencia”. (I)