Al menos tres explosiones sacudieron este jueves la capital de Afganistán, Kabul, que han dejado unos 60 muertos y unos 150 heridos.

La filial del Estado Islámico que se ha hecho responsable del ataque es conocida como Estado Islámico de Jorasán (como los yihadistas se refieren a Afganistán), fue creada en 2015 y es enemiga acérrima tanto de EE.UU. como de los talibanes.

El Estado Islámico de Jorasán (EIIL-J o Isis-K) no posee más de 500 miembros activos en Afganistán y compiten con los talibán en fanatismo religioso, de acuerdo al diario español El Mundo.

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Expertos en Inteligencia indican que el Estado Islámico en el Jorasán tiene un modus operandi similar al de otras ramas de la organización. Se instala en zonas urbanas o en suburbios, donde puede preparar sus ataques, mayormente suicidas. La carne de cañón son sobre todo jóvenes fuertemente adoctrinados -Pakistán es uno de los planteles del EIIL-J en su ideología, y no proceden necesariamente de zonas deprimidas, sino también de entornos cultos.

Enemigos

El EI sigue la escuela salafista del islam; los talibanes, la escuela conservadora deobandi. El Isis-K aspira a un califato que se extienda desde el sur de Asia hasta Asia Central; los talibanes, en cambio, se conforman -al menos por ahora- con un supuesto emirato en Afganistán.

Y como la interpretación de los talibanes de la sharía no le parece lo suficientemente estricta al Isis-K, los trata de “apóstatas”. Más aún cuando los talibanes negociaron un acuerdo de paz con Estados Unidos. Al hacerlo, los talibanes traicionaron los objetivos de la yihad, dicen los terroristas del EI. También es sintomático que, tras la entrada de los talibanes en Kabul, diversos grupos yihadistas felicitaran a los islamistas. El EI (Isis) no lo hizo. En cambio, anunciaron que continuarían la lucha.

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Se calcula que el EI en Afganistán, Isis-K, tiene entre 500 y 1.500 combatientes, según un informe de la ONU del 15 de julio. El grupo ha reforzado sus posiciones en Kabul y sus alrededores, donde también lleva a cabo la mayoría de sus ataques. El grupo espera reclutar a miembros de los talibanes, que rechazan el acuerdo con Estados Unidos.

Al frente de este grupo está Shahab al Muhajir, también conocido como Sanaullah, considerado un árabe experto en la guerrilla urbana y al parecer el cerebro de algunas de las operaciones más sofisticadas del EI de Jorasán. Algunas fuentes apuntan a que anteriormente estuvo vinculado con Al Qaeda.

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El blanco de los ataques de Estado Islámico-Jorasán en estos años han sido principalmente las autoridades de Afganistán y las fuerzas de seguridad, pero también minorías como los hazara, chiíes, a los que ha atacado en repetidas ocasiones provocando verdaderas masacres, indica Europa Press.

En el último año, a raíz del acuerdo entre EE.UU. y los talibanes y el inicio de conversaciones entre el Gobierno afgano y estos últimos, EIIL-J centró todos sus esfuerzos en intentar torpedear la posibilidad de un acuerdo de paz tras décadas de conflicto en el país, señala el diario ABC de España.

Tras la victoria talibán el pasado 15 de agosto, el Estado Islámico ha vuelto a menospreciar el logro del grupo fundado en su día por el mulá Omar. En un editorial en su revista ‘Al Naba’, el grupo terrorista considera que se trata de una ‘falsa victoria’. ”Estados Unidos ha restaurado el Gobierno de los talibán y le concedió Kabul sin disparar un solo tiro”, insiste. Asimismo, pone en tela de juicio su voluntad de aplicar verdaderamente la sharía en el país.

Afganistán: qué dice la sharía, la ley islámica que el Talibán impone de manera radical

Amenazas persisten

Miembros de ejército estadounidense que siguen apoyando en el proceso de evacuación de miles de afganos que intentan salir a diferentes países han mantenido estrecha colaboración con los talibanes para alertarlos sobre otros probables ataques.

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El jefe del Comando Central de EE.UU. (CENTCOM), general Kenneth McKenzie, explicó en una rueda de prensa que las fuerzas estadounidenses han estado “compartiendo información con los talibanes” y tienen intención de seguir “coordinándose” para evitar más ataques.

Avisó también que todavía hay “una serie de amenazas activas” contra el aeropuerto de Kabul y detalló que el próximo golpe podría llegar en forma de un ataque con cohetes o un atentado con un coche bomba.

Por eso, las fuerzas estadounidenses han pedido al grupo insurgente que cierre algunas calles cercanas al aeropuerto para evitar que se acerquen vehículos que puedan llevar una bomba.

Según fuentes sanitarias afganas, más de 72 personas han muerto y 150 resultaron heridas. (I)