Cuando una misteriosa bola de hierro apareció la semana pasada en la playa de Enshuhama, en Hamamatsu, Japón, las primeras teorías apuntaban a que se trataba de un artefacto explosivo. Las autoridades pronto rechazaron esa afirmación, luego de verificar el objeto con rayos X, disipando así los temores de los ciudadanos japoneses.

La bola fue descubierta por una mujer que paseaba por la orilla de la playa. Después de reportar el hecho, acudieron expertos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Costera japonesa para analizar la esfera de color amarillo y material metálico.

Con cordones y letreros cerraron el paso a los visitantes de la playa y descubrieron que la bola estaba hueca, por lo que no contenía explosivos. Los expertos también se dieron cuenta que el artefacto venía del mar.

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Su aparición, además, se vinculó con un posible intento de espionaje, en medio de la polémica por supuestos globos espías chinos en Estados Unidos.

Tras días de análisis, las autoridades japonesas ya tienen una respuesta sobre la bola gigante. De acuerdo con Hiroyuki Yagi, de la Oficina de Gestión de Costas y Ríos de la prefectura de Hamamatsu, es simplemente una “boya perdida que terminó como basura”.

Yagi le dijo al New York Times que “la bola se desechará y acabará convertida en chatarra”, resolviendo el misterio que por seis días ha causado curiosidad en la comunidad japonesa y los medios internacionales. (I)