Tras la salida de las tropas extranjeras se inicia una etapa incierta en Afganistán

Control total para los talibanes, esa es la realidad de Afganistán desde ayer. El último vuelo, un gigantesco avión C-17, con tropas y el embajador de Estados Unidos, dejó el aeropuerto de Kabul a las 23:59 del lunes pasado. Además, cerca de 125.000 personas huyeron a otros países en un accidentado puente aéreo, recuerda AFP.

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Y ahora que el país vuelve a manos de los talibanes –lo tuvieron de 1996 a 2001–, la Unión Europea (UE) piensa en la relación que hay que mantener con ellos. El diario El País afirma que el bloque ya piensa en movilizar cerca de 1.300 millones de dólares para paliar la crisis interna y un posible problema de refugiados.

Los talibanes “tienen en frente diferentes opciones y es muy importante que elijan las opciones que están en línea con nuestras condiciones de veinte años de beneficios, especialmente para mujeres y niñas”, dijo una fuente de la UE a EFE, apuntando que ello no implica que se vaya a reconocer al nuevo régimen.

Esto mientras, según BBC, el retiro de las potencias occidentales “significa que hay mucho en juego para China, Rusia, Pakistán e Irán”.

Lo mismo opina el analista colombiano Sergio Guzmán, para quien geopolíticamente va a haber una reorganización donde los países antes citados más otros como India van a iniciar un juego de contención ante el temor al extremismo islámico y el terrorismo.

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Añade que se espera que en el inicio del nuevo régimen haya una gran desorganización, pues los talibanes saben liderar un ejército, pero no manejar un banco central, asuntos diplomáticos o internos si no es a su propia manera. Además son conocidos por su represión, la forma draconiana en que gobiernan y el trato que reciben las mujeres. “No es gratis que más de 125.000 personas hayan querido salir de ese país, incluso colgándose a los trenes de aterrizaje de los aviones”.

Recuerda además que internamente aún se oponen a los talibanes la Alianza del Norte y al menos un brote de resistencia armada en el valle de Panshir. También hay una facción local del grupo terrorista Estado Islámico (EI), que hace una interpretación aún más rígida de la ley islámica y los califica de “apóstatas”. Por lo que enfrentan una inversión de papeles: deberán defender a la población del tipo de ataques que durante años realizaron.

Michel Leví, coordinador del Centro Andino de Estudios Internacionales, dice que los talibanes van a formar un gobierno que será reconocido o no por la comunidad internacional, pero que como dijo el jefe de la diplomacia de EE. UU., Antony Blinken, empieza una nueva etapa en la que van a tener que manejar una relación diplomática con el país.

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Respecto a la esperanza de una etapa talibán diferente a la primera, ambos expertos dicen que no esperan una apertura significativa por los principios por los que se rigen.

La última vez que gobernaron impusieron una drástica interpretación de la ley islámica, bajo la cual prohibieron el acceso de las mujeres a educación y a espacios públicos, ejecutaron adversarios políticos y masacraron a minorías religiosas y étnicas.

En tanto, el secretario de la ONU, Antonio Guterres, dijo que era inminente una “catástrofe humanitaria” y pidió ayuda internacional para Afganistán, uno de los países más pobres del mundo pese a que desde 2001 recibió gran cantidad de ayuda externa y esa asistencia internacional fue más de 40 % del PIB de 2020.

La mayoría de esa ayuda ha sido suspendida y los talibanes hasta invitan a invertir en el país para evitar problemas con trabajadores estatales y mantener servicios claves como el agua, la electricidad y las comunicaciones.

Algo más que va a escasear es gente capacitada, ya que afganos con estudios, experiencia y recursos abandonan el país por miedo. (I)