Al menos un centenar de yihadistas del Estado Islámico (EI) se entregaron este domingo a los talibanes en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán, parte de una operación para acabar con la formación terrorista en el país.

“65 miembros del Estado Islámico se entregaron al Emirato Islámico (como se autodenomina el Gobierno interino talibán) en los distritos de Koat y Batikoat de la provincia y expresaron su remordimiento por sus pasadas actividades”, dijo un portavoz de la oficina del gobernador de Nangarhar a Efe.

El portavoz añadió que un segundo grupo de 35 yihadistas se entregó a los talibanes en presencia de líderes tribales de los distritos de Koat y Spin-Ghar.

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El jefe de inteligencia de Nangarhar, Bashir, afirmó en un mensaje en vídeo que los yihadistas “han sido perdonados bajo condiciones (...) pero si violan estas condiciones tendrán que hacer frente a acciones serias por el Gobierno”.

Un oficial talibán, que pidió el anonimato, afirmó que hasta la fecha 149 combatientes del EI se han entregado a las fuerzas de seguridad de los fundamentalistas en varias partes de Nangarhar.

“Estamos intentando convencer a más combatientes del EI de que se entreguen, pero si continúan con sus acciones destructivas deberán hacer frente a las fuerzas de seguridad y a operaciones militares”, dijo.

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Los talibanes han lanzado una serie de operaciones en buena parte del país contra el EI, que todavía continúan, y han matado o detenido a decenas de yihadistas en al menos ocho de las 34 provincias afganas.

En la última acción de los fundamentalistas, cuatro miembros del EI fallecieron en enfrentamientos contra los talibanes en la ciudad occidental de Herat el pasado 24 de octubre.

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El EI ha reivindicado ataques en al menos ocho de las 34 provincias afganas desde que los talibanes se hicieron con el poder el pasado 15 de agosto, entre las que se cuentan las orientales Kunar, Nangarhar y Laghman, así como Kabul, las norteñas Parwan y Kunduz y las sureñas Kandahar y Khost.

El mayor atentado del grupo yihadista en los últimos meses, con unos 170 muertos, tuvo lugar el pasado 26 de agosto en el aeropuerto de Kabul, cuando miles de afganos trataban desesperados de huir del país en alguno de los vuelos de repatriación.

Además un ataque suicida del EI contra una mezquita chií dejó al menos 80 muertos y unos cien heridos en Kunduz el pasado 8 de octubre, y otro atentado similar el pasado viernes en la meridional Kandahar dejó otros 60 muertos.

Analistas y expertos han señalado que el grupo yihadista se ha convertido en la mayor amenaza a la seguridad del Gobierno talibán en Afganistán, al estar detrás de ataques casi diarios contra los fundamentalistas. (I)

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