En las tres elecciones seccionales anteriores, de 2009, 2014 y 2019, la Revolución Ciudadana, lista 5, antes Alianza PAIS, presentó candidatos a la Alcaldía de Guayaquil, pero no lograron ganar. En este 2023 el resultado fue distinto y Aquiles Álvarez es el virtual alcalde para el periodo 2023-2027, con el 39,75 % de los votos, poniendo así fin a más de tres décadas de administración socialcristiana. Un triunfo atribuido por los analistas al buen uso del marketing político, a la popularidad vigente del correísmo y la fragmentación del Partido Social Cristiano (PSC).

El 19 de noviembre pasado, Álvarez conversó con este Diario y al ser consultado sobre qué consideraba que sería diferente en esta elección, aseguró que a la alcaldesa Cynthia Viteri “le quedó grande el puesto” y que en la ciudad existía un vacío, que iba a hacer que lleguen a las urnas con una debilidad inmensa.

“A Cynthia, el guayaquileño le dio el respaldo más por respaldar a (Jaime) Nebot y a (León) Febres-Cordero, pero saben que hay un vacío, le quedó grande el puesto, no es ataque, es la realidad, los guayaquileños lo saben, hay una falta de liderazgo”, apuntó y subrayó que cuando Viviana Bonilla buscó la alcaldía “enfrentó al mejor Nebot de la historia, presidenciable, que tenía mucha aceptación y aun así sacó un 40 % de intención del voto”, que era muestra del voto duro que siempre ha tenido su actual partido en Guayaquil.

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El analista político Wilson Benavides explica que el triunfo de Álvarez ha tomado por sorpresa a la política ecuatoriana y que está relacionado con la presencia que el correísmo sigue teniendo y que va mucho más allá de la ausencia o presencia física de su líder, que apostó por un rostro nuevo como Álvarez, un candidato que se podría considerar un outsider, es decir que viene de fuera de la política y que incluso sirvió para refrescar las filas al interno del partido en Guayaquil.

Entre los puntos que cree que hicieron que ganen la elección, considera que está el buen uso del marketing político calando en la gente con la frase de “usted sabe que antes estábamos mejor”.

Aquiles Álvarez, candidato a alcalde por la Revolución Ciudadana, ejerce su derecho al voto en las instalaciones del colegio Provincia de Bolívar en el norte de Guayaquil. Fotos Jimmy Negrete/ API Foto: API

Además considera que este resultado y los otros que favorecieron al correísmo en el país cambiarán el mapa político, regresando a una época que se creía ya superada y en el caso de Guayaquil, quitándoles su bastión electoral.

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“Rafael Correa no es gobierno desde hace seis años y esto no se veía venir, más aún con lo que nos estaban mostrando las encuestas sobretodo en el caso de Viteri”, dice y coincide con Álvarez en el debilitamiento interno y externo con el que el PSC llegó a las urnas.

David Banda, consultor en comunicación política y de gobierno, concuerda también en las condiciones adversas en las que llegó el PSC, que se agravaron con los desacuerdos y fragmentaciones que se hicieron públicos con la separación de Cristina Reyes del partido y con la relación que el partido tiene también con el Gobierno de Guillermo Lasso para muchas personas.

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“El correísmo aprovechó todas estas debilidades para hacerse con la Alcaldía y estamos viendo con asombro desde todo el país el resultado”, opina.

A su vez, Banda destaca que la asesoría que recibió Álvarez de Fernando y Vinicio Alvarado fue crucial para su campaña, que fue “una campaña que se concentró en los sectores populares, haciendo la comparación entre el antes y el después”, sumado a que considera que fue un candidato muy bien estudiado y escogido.

Dispersión del voto socialcristiano

En tanto, en la elección de 2019, Viteri logró ser electa con el 52,60% de los votos y en esta elección, según el 93,65% de actas escrutadas, reunió solo el 30,31 %, lo que equivale a una pérdida del 22,29% de los votos.

Según los resultados oficiales, disponibles en las plataformas del Consejo Nacional Electoral (CNE), Álvarez ganó en los Distritos 1 y 2 de la ciudad, que concentran a los sectores más populares de las parroquias Ximena, Febres Cordero, Pascuales y una parte de Tarqui. En ambos alcanza más del 42 % de los votos.

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La alcaldesa de Guayaquil Cinthya Viteri, candidata del Partido Social Cristiano en el centro de convenciones. Fotos: Gerardo Menoscal/API Foto: API

Mientras Viteri se ubica primera en el Distrito 3, que acoge a parroquias del centro y norte, y en la circunscripción rural, las dos con menos electores. El porcentaje de votos que ostenta es del 34 % y del 43 %, respectivamente.

Para Banda, el 22,29 % de votos que perdió Viteri se los puede identificar fácilmente en el 14,37 % que alcanzó Pedro Pablo Duart, aspirante de SUMA, lista 23, y el 10,31 % de Jimmy Jairala, candidato de Centro Democrático y el Partido Socialista Ecuatoriano, listas 1-17.

“Duart representaba una tercera vía para romper la polarización entre los partidos tradicionales, pero terminó polarizando más el resultado, sumado a la incapacidad del PSC para aglutinar a los sectores que respaldaron a estos otros candidatos generaron lo que estamos viendo”, sostiene Benavides y reitera que el desgaste político del PSC tiene mucho que ver.

Pedro Pablo Duart, aspirante de SUMA, lista 23, logró el 14,37 % de los votos en la elección de alcalde de Guayaquil. Foto Carlos Barros/El Universo. Foto: El Universo

No obstante, Banda identifica que la mayoría de resultados de los candidatos de esta elección, que llegan a los cargos con menos del 50% de los votos, lo hacen sin legitimidad, por lo que cada vez parece más necesario tener una segunda vuelta en el caso de alcaldías y prefecturas.

“Para que un candidato se elija con legitimidad, hace falta una segunda vuelta. No es posible que en Guayaquil, el 60% no esté de acuerdo con Álvarez, y no hablamos de irrespetar los resultados actuales, porque ya están y así es la democracia. Pensemos que hubiese pasado con Aquiles y Cynthia en una segunda vuelta y sería interesante ver esto en próximos comicios”, refiere. (I)