Un discurso débil que no cumplió con dejar en claro que es inocente del peculado del que se lo acusa, que no llevó pruebas, que estuvo dirigido a los legisladores aún indecisos y que hasta dejó abierta la ventana para negociar y que no se reúnan los 92 votos para destituirlo es como diferentes expertos consideran que fue la intervención del presidente Guillermo Lasso en el pleno de la Asamblea Nacional este martes, 16 de mayo, en el marco del juicio político que se desarrolla en su contra.

Solo cuarenta y nueve minutos de las tres horas que la ley le concedía para ejercer su derecho a la defensa utilizó el mandatario para exponer su discurso, que se dividió en cuatro partes: defensa, cuestionamiento al sentido moral y político del juicio, un análisis a lo que él considera que es la verdadera estabilidad y el cierre. Lasso tampoco se acogió al espacio establecido para la réplica.

“Ustedes ahora son los antilegisladores de esta república, porque ustedes no crean leyes, sino que las destruyen”; “Han estirado los límites de la imaginación humana. Han creado una situación ficticia que no resuelve los problemas del pueblo ni de nadie”; y “Lamento mucho que, del frágil castillo de naipes que construyeron, no les quedó más que conformarse con la carta más débil: la relacionada a Flopec”, están entre las frases más relevantes de la intervención de Lasso.

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Gustavo Isch Garcés, consultor político y experto en campañas electorales, considera que el presidente perdió esta partida desde mucho antes y que en su intervención de este martes era poco probable que consiguiera “limpiar su reputación”, menos si solo se enfocó en utilizar “palabras”.

Lo menos inteligente que había que hacer era manejar un discurso político. Debía manejar un discurso cuya esencia deje en claro la inocencia en lo que se le acusa y dejar en evidencia que el juicio viene desde grupos políticos que se aprovechan de su debilidad: que no gobierna y no ha podido gobernar, y que la ciudadanía tiene una sensación de abandono”, subraya.

El presidente Guillermo Lasso abandonó el pleno de la Asamblea Nacional luego de su intervención. Foto: Carlos Granja Medranda

Con la premisa de que el discurso fue político y dejó de lado una defensa real coincide André Benavides, abogado constitucionalista, que considera que fue “una intervención moderada y que expuso de forma breve las pruebas de descargo para demostrar que no existe peculado”.

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“Fue un discurso más político, cuidando mucho lo que dice para no afectar susceptibilidades de muchos asambleístas que aún están indecisos, y fue dedicado para ellos. Podía haber sido mucho más contundente debido a las falencias que tiene la acusación”, indica.

El jurista menciona que, si bien Lasso no es abogado, hubiera sido importante que practicara “la prueba”, llevando documentación, contratos e información que tanto la ciudadanía como los legisladores tenían que conocer, más aún cuando del lado de los interpelantes se utilizaron recursos como videos y fragmentos de entrevistas que ni son parte de las pruebas que constan en la acusación.

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“La señora (Viviana) Veloz irrespetó la dignidad y lo que representa la magistratura de la Asamblea Nacional. Estás ante un juicio político y no puedes ir con ese discurso con el que fue. Se esperaba algo más técnico y objetivo”, apunta.

En su discurso, el mandatario se enfocó también en hacer un recuento de lo que considera han sido los hitos de sus casi dos años de gobierno, lo que para Ruth Hidalgo, directora ejecutiva de la Corporación Participación Ciudadana, no venía al caso, y coincide con Isch y con Benavides en que el discurso no logró dejar en firme su inocencia.

“El discurso dejó más dudas que certezas. Esperábamos una defensa mucho más contundente. El momento político no ameritaba un llamado de atención desde los principios a los legisladores que lo acusan, porque la situación está dada y es evidente que no existe ningún tipo de consideración al presidente: lo quieren fuera y han trabajado desde el inicio para eso”, refiere.

Isch considera que el mencionar las obras y alcances de su Gobierno fue un momento para aprovechar todos los espacios de comunicación posibles y confrontar desde ahí lo que piensa el 85 % de la ciudadanía, que considera que su mandato ha sido el peor del historia.

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Mientras, Hidalgo dice que Lasso en su intervención debía tratar de desvirtuar todo lo que se ha dicho, que son acusaciones muy serias y que involucran a más personas, incluso a sus familiares, y en momentos en que tenía todo el país pendiente de su discurso y queriendo escuchar a un líder y no a un mandatario “que bajó la cabeza para que se la corten”.

“Era necesario que presente pruebas contundentes que dejen a nadie con ninguna duda sobre su inocencia (...). No cabía llamar a la conciencia en un contexto tan duro; era la oportunidad para recordar al país cuáles son los trapos sucios de la oposición”, dice Hidalgo.

Lamenta la forma en que se llevó la interpelación, con el uso de la música de la película El padrino en los videos presentados, para dejar la idea de que se hablaba de una mafia; y cuestiona el uso de la etiqueta #Lassoseva o las reiteradas veces en que se lo llamó “presidente saliente”.

La intervención del presidente Guillermo Lasso fue trasmitida en pantallas gigantes en los exteriores de la Asamblea Nacional. Foto: AFP

Por su parte, Isch dice también que Lasso dejó con su discurso una señal de doble sentido al decir: “Todavía estamos a tiempo”, y que no aprovechó la situación para hacer un llamado a todas las funciones del Estado a una verdadera unión.

“Al decir: ‘Todavía tenemos tiempo para negociar’, es decir, todavía hay tiempo para que, en caso extremo, active la muerte cruzada, como lo ha venido hablando en varias ocasiones y los asambleístas saben que pierden mucho si esto pasa”, manifiesta.

Hidalgo difiere de que sea un recordatorio de la muerte cruzada: cree que esta parte del discurso se traduce en que el mandatario aún tiene esperanzas de concretar un acuerdo político, lo que sería un error.

“Dado todo el maltrato que recibió hoy en la Asamblea y la manera como se ha llevado el proceso, decirle ‘presidente saliente’ y que llame a seguir negociando es algo fuera de foco en los momentos que se están viviendo, más con asambleístas que han dicho lo que han dicho y es evidente que lo que menos quieren es negociar”, opina.

En tanto, el desenlace de este proceso que busca destituir a Lasso aún tiene pendiente la votación final de los legisladores, que debe reunir 92 votos a favor y que todavía no tiene fecha definida. Según la ley, debe convocarse hasta 72 horas después de que finalice el debate en el pleno de la Asamblea, que comenzó la tarde de este martes, luego de la réplica a la intervención del mandatario. (I)