En diciembre pasado cumplió 26 años y es la aspirante más joven al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS). La edad no es un impedimento, pues Jazmín Enríquez Castro se define como “una persona fuerte”. “Puedo con todo, he pasado cosas muy fuertes”, asegura.

Su vida ha estado marcada por la migración. Nació en Santo Domingo de los Tsáchilas y cuando tenía tres años sus padres partieron hacia España en busca de un mejor futuro. Dos años después viajó a reunirse con ellos y volvieron a ser una familia. En el año 2008 decidieron regresar a Ecuador, a Santo Domingo.

Para darle una mejor educación, la mandaron a Quito a estudiar los últimos tres años de bachillerato. Es la menor de tres hermanos y la única mujer. Vivía con su abuelita Dolores Quezada, que es como su segunda madre. Los fines de semana se reencontraba con sus padres. Generalmente ellos viajaban a Quito a verla.

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No pudo continuar la universidad en la capital. Se regresó a Santo Domingo de los Tsáchilas y en diciembre del 2021 se graduó de abogada. “Esa profesión me gustó siempre”, afirma, y dice que jugaba a ser abogada cuando era chiquita. Desde el tercer semestre comenzó como pasante en los juzgados de lo Civil y Laboral y después en lo Penal.

”La universidad de la calle es lo mejor, en la práctica es donde más se aprende”, dice con entusiasmo. Ahora estudia una maestría en Victimología y Criminología Analítica por la Universidad de La Rioja.

Ya con el título de abogada en la mano entró a trabajar en la Empresa Pública Mancomunada del Trópico Húmedo, integrada por los cantones de Santo Domingo y La Concordia. La empresa maneja el camal de la zona ganadera más importante del país. Ingresó como asistente administrativa del gerente del camal, Wandemberg Velasteguí. “El ingeniero Velasteguí no pertenece a ningún partido, el alcalde (de Santo Domingo), Wilson Erazo, busca la reelección y ahora se ha unido a la Revolución Ciudadana”, aclaró.

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En el año y medio que trabajó ahí, Enríquez también asesoró gratuitamente al sindicato de la Empresa Pública Mancomunada y les daba charlas a los trabajadores. Además, colaboró con otra asociación de Pisontanti (Alluriquín) y ha sido voluntaria para dar capacitación a víctimas de violencia intrafamiliar. Ha seguido un curso para ser mediadora especialista en asuntos penales, familiares y de tránsito.

Sus hermanos tienen un negocio de una cancha sintética en Santo Domingo y pasa mucho tiempo con ellos y con su abuelita. Sus padres volvieron a migrar a Madrid, él trabaja de taxista y ella cuida a un señor con capacidades especiales.

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”Gracias a Dios tengo un buen equipo de trabajo. Sé bien que la juventud a veces juega en contra, pero los jóvenes ya se están dando cuenta de que hay que inmiscuirse en estos asuntos políticos”, aseguró confiada en poder lograr este gran objetivo.

Precisamente, Enríquez quiere incentivar la participación ciudadana de los jóvenes y mujeres para rescatar la política y la gobernabilidad. “Quiero compartir mis conocimientos y brindar mi apoyo a la ciudadanía”, afirmó. (I)