El último cargo de elección popular que tuvo fue el de legislador, del 2009 al 2013; y antes fue prefecto del Guayas por 17 años. Pero Nicolás Lapentti Carrión aclara que no estuvo retirado de la política, pues como militante histórico del Partido Social Cristiano (PSC) siempre participó en las reuniones y campañas de la agrupación. Hace pocos meses, cuenta, algunos excolaboradores del PSC le pidieron que se reactivara y optara por una candidatura. A él le interesó, porque le entusiasmó ese llamado de las bases; y porque consideró que la provincia ya no es lo que él dejó, que ha crecido en población, y con ello en necesidades que no han sido cubiertas al mismo ritmo por sus sucesores (Jimmy Jairala, Carlos Luis Morales y Susana González).

En principio quiso ser aspirante a la Alcaldía de Guayaquil, pero como no nació en la ciudad y su domicilio electoral está en Samborondón, expuso su deseo de ir por la Prefectura. Y se topó con que había otros cuatro precandidatos más: la actual prefecta Susana González, Cristina Reyes, Andrés Guschmer y Francesco Tabacchi.

Cuando se dio cuenta de que el partido se inclinaría por González, Lapentti habló con el exalcalde y líder socialcristiano Jaime Nebot, y decidió separarse. Ahora es candidato por la alianza de los movimientos Pueblo, Igualdad y Democracia (PID) y Acción Movilizadora Independiente Generando Oportunidades (Amigo), y el Partido Sociedad Patriótica 21 de Enero.

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¿Y por qué no aceptó la decisión del partido?

Yo puedo decirle que en mis 38 años de militancia fui disciplinado, acatando todas las decisiones del partido. Siempre expuse mis criterios frontalmente, pero no actué con rebeldía. En dos oportunidades fui precandidato a la Presidencia de la República. Usted sabe que la prelación política era León Febres-Cordero, Jaime Nebot y Nicolás Lapentti, los tres que estábamos a la cabeza. En el 2002, yo era precandidato. Toda la militancia del PSC ni siquiera dudaba de que, sin LFC y Nebot, al que le tocaba era a Lapentti. Pero a última hora, en plena asamblea del partido y respetando la sugerencia de León de que Xavier Neira sea el candidato, yo decliné mi candidatura. Pude haberla peleado, porque tenía respaldo, pero LFC era el líder y siempre tuve una buena relación con él. Cuatro años después se repitió la historia: empiezo a recorrer el país y, de repente, me dijeron que la decisión era ir con Cynthia Viteri... Pero ahora, cuando me di cuenta de que el partido se inclinaba por Susana, hablé con Nebot. Yo le dije: “Me estoy jugando el último cartucho político de mi vida, y lo hago porque siento que es mi obligación”. Y, como no podía hacerlo en el partido, me fui. Él entendió mi posición.

¿Se fue resentido?

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Yo diría que quizás la palabra resentido pega en el palo (risas)… Ahora no estuve de acuerdo, porque yo sinceramente pensé que, si me ofrecía y me ponía a las órdenes del partido, por mis antecedentes, la votación que he obtenido, debió haberme elegido a mí... Hablé con Nebot, entendió mi situación y concordamos en que, luego de tantos años de lucha política, no podían quedar rencillas.

Usted fue prefecto por 17 años. Y en encuestas la gente dice que no quiere políticos “viejos”, sino figuras nuevas. Quizás eso pesó en el partido para no decidirse por usted.

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Bueno, en este caso, hay que remitirse a los resultados. Después de mi administración, la mejor de la historia de esta provincia, perdimos la elección en dos oportunidades. Se retomó la Prefectura hace cuatro años. Ahí ve usted lo que significa la improvisación de las personas que recién llegan a la administración versus la experiencia que tengo yo. Esa es una cara de presentación inmejorable versus, sí, la juventud. ¿Pero qué es lo queremos hoy? Resultados. Este país vive un momento como nunca antes se vio en lo político, social, económico, y con problemas gravísimos de inseguridad. Para enfrentar esto se necesitan personas que sepan lo que van a hacer, que conozcan el funcionamiento de las entidades públicas, que sean probados…

Los ejes de su plan de trabajo son seguridad, vialidad, salud y reactivación productiva. ¿Qué propone en lo primero considerando que las prefecturas no tienen competencias en ello?

La seguridad se torna prioridad en nuestra acción, puesto que el país está tomado por esta ola de delincuencia, asaltos, crímenes, y hay que ponerle freno. Vamos a articular una mancomunidad con juntas parroquiales, municipios y el Gobierno nacional. (...) Deben mejorarse los niveles de empleo, educación, acceso a la salud (...). Además, se trabajará en seguridad vial para evitar los asaltos en la vías. Construiremos, entre cada estación de peaje, lugares de descanso para que los choferes puedan parquearse, y tendrán una gasolinera, guardias de seguridad y conectividad... Puede ser que no tengamos competencias, pero el prefecto es la voz de la provincia, y hay que pelear por los derechos ciudadanos.

¿Qué plantea en la vialidad?

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Lo que haremos es recuperar todo lo que hicimos y que ya no está, como los caminos vecinales y secundarios, porque la producción agrícola depende de ello. Aspiro a llevar a toda la red vial principal concesionada a cuatro carriles; ahora estamos en un 38 %. Pondremos la vialidad a punto, como la dejamos. Y, además, dar una serie de soluciones viales, como el anillo perimetral de Guayaquil, que esta en 280 grados, y que debe llegar a los 360 grados, lo que significa construir el quinto puente y la vía que conecta al cantón con el este de la provincia y el interior del país...

¿Qué propone en salud?

Vamos a recuperar las brigadas médicas y construir en cada cantón uno o más dispensarios médicos, según la población.

¿Y en reactivación productiva?

Esto tiene mucho que ver con la vialidad: hay que llegar con tramos viales a los sitios de producción. Tenemos un programa para favorecer al pequeño y mediano agricultor, quienes recibirán a un equipo de ingenieros agrícolas que van a orientarnos con su trabajo de siembra y cosecha, y así optimizar sus cultivos. Vamos a cortarle la brecha del intermediario a la máxima expresión, para que el producto llegue al mercado con mejores precios a los ciudadanos.

¿Qué opina sobre el proyecto del dragado que impulsa la actual prefecta?

Hay que conocer en detalle el contrato de $ 43 millones. He tenido reuniones con técnicos para analizar este tema. Para mí, si usted dice “el dragado del río Guayas”, se refiere a un tramo de 20 km de extensión (que desemboca en el mar); pero, si estamos hablando de un radio alrededor del islote del Palmar, eso es diferente. Al llegar a la Prefectura hay que pedir una auditoría integral de todo lo realizado, entre ello este contrato. Si es beneficioso para la provincia, continuaremos con él; si no, no. Tengo mis dudas sobre la utilidad. En el río Babahoyo está altamente azolvado, y hay cuatro mareas, dos de bajamar y dos de pleamar; ese movimiento de agua trae sedimentos. Entonces, para que el trabajo del dragado se mantenga, debe tener un mantenimiento constante. Si no se hace, se va a llenar de nuevo y se habrán tirado, literalmente, $ 43 millones al agua. (I)