Caso Bernal: un recuento de 103 días que toma un giro tras captura de Germán Cáceres

El 15 de enero de 2023 vencerán los 120 días de la instrucción fiscal que se inició por el presunto delito de femicidio en contra de María Belén Bernal Otavalo, abogada quiteña de 34 años. Desapareció el 11 de septiembre de 2022 y sus restos fueron hallados con signos de violencia el 21 de ese mismo mes en el cerro Casitagua, localizado en el norte de Quito, a unos cuatro kilómetros de la Escuela Superior de Policía General Alberto Enríquez Gallo.

El último momento en el que se la vio con vida fue la madrugada del 11 de septiembre, cuando ingresó a la Escuela Superior de Policía, en el sector de Pusuquí. Llegó allá para hablar con su esposo, el teniente de Policía Germán Cáceres del Salto, quien además era instructor de cadetes. El oficial tenía su habitación en un edificio de la institución, que era conocido como “castillo de Grayskull”.

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Hasta el momento, hay tres personas vinculadas al caso. Una es la cadete Joselyn S., que guarda prisión preventiva desde el 16 de septiembre y de quien se presume tuvo una relación con Cáceres, aunque ella lo ha negado. En un cambio de versión, aseguró que no “escuchó nada” el día que Bernal ingresó a la escuela policial y discutió con su esposo.

También está el teniente de Policía Alfonso Sebastián C. V., a quien la Fiscalía lo vinculó por supuestas omisiones, pero el 14 de diciembre un juez le dictó medidas sustitutivas.

Y Germán Cáceres, señalado como el presunto responsable del femicidio de su esposa. Él estaba prófugo, pero tras 103 días fue aprehendido en Palomino (Colombia).

Paralelamente, la Policía inició sumarios administrativos y ha destituido a nueve policías: siete servidores policiales directivos y dos servidores técnicos operativos. Otros cuatro fueron absueltos: dos directivos y dos técnicos.

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La madrugada del 4 de diciembre, la Fiscalía llevó a cabo una reconstrucción de los hechos suscitados en el interior del centro de formación de policías. Pero en esa diligencia se negó a participar Joselyn S. La decisión fue una estrategia procesal para que la Fiscalía no obtenga elementos para acusar a la cadete, quien no tendría relación con el presunto femicidio, según sostiene Paúl Egred, abogado defensor de la procesada.

La madre de Bernal, Elizabeth Otavalo, mostró su frustración por la posición que ha tomado la cadete. Agregó que en la reconstrucción de los hechos se podía escuchar con claridad lo que ocurría en el “castillo de Grayskull”. Por ello, recrimina que nadie haya actuado cuando su hija pidió auxilio a gritos la madrugada del 11 de septiembre.

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¿Qué avances hay en las investigaciones?

Elizabeth Otavalo: Con el silencio de Joselyn nos damos cuenta de que ella está mintiendo. Ella (Joselyn S.) fue la última persona que vio con vida a María Belén junto con Germán Cáceres. ¿Qué pasó ahí? ¿Qué ocurrió ahí? Eso es a lo que queríamos llegar. Los abogados (de la cadete) querían dañar la diligencia. Ya estamos casi al terminar la instrucción fiscal. Tenemos solamente hasta los primeros días de enero, y se acabó. Si no tenemos a Germán Cáceres, ¿qué pasa?

¿Sirvió de algo la reconstrucción?

Para eso existen los peritos, la Fiscalía; si ellos reconstruyeron es porque era necesario. Nosotros no subimos al “castillo de Grayskull”, porque demasiada gente era imposible; pero estando abajo, en la planta baja, se escuchaba todo, hasta los clics de las cámaras. Eso es un determinante, para (que vengan) a decir que no escucharon nada.

Una llamada de alerta

El lunes 12 de septiembre, Elizabeth Otavalo recibió una llamada de su yerno, quien le preguntó si María Belén estaba con ella. Pero Elizabeth desconocía dónde se encontraba su hija. Cáceres le dijo, sin mayor detalle, que los dos habían discutido.

Intrigada por la situación, Otavalo intentó comunicarse con Bernal, pero no tuvo éxito. Los compañeros de trabajo de Bernal, socia de la firma Defensa Penal Group, tampoco sabían dónde localizarla. La incertidumbre aumentó la angustia, porque María Belén era madre de un adolescente de 13 años, fruto de su primer matrimonio.

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Otavalo pidió a Cáceres que denunciara la desaparición de su esposa. Al principio él se negó; sin embargo, ante la insistencia de Elizabeth, los dos fueron a la Dinased.

Una vez ahí, Cáceres relató a los policías —después repetiría esta versión ante la Fiscalía— que la madrugada del 11 de septiembre su esposa fue a verlo en la Escuela Superior de Policía y tuvieron un fuerte cruce de palabras. Que aproximadamente a las 22:00 la dejó en la avenida Simón Bolívar y ella se embarcó en un taxi con dirección a su vivienda, ubicada en la parroquia Conocoto. Los agentes de la Dinased acompañaron a Cáceres adonde supuestamente había dejado a su cónyuge, pero el teniente no dio con el sitio.

Posteriormente, Otavalo y los gendarmes fueron a la casa de María Belén, pero no hallaron pistas de dónde hallarla. Después acudieron a la escuela policial, adonde pudieron ingresar tras la insistencia de Elizabeth. La situación se tornó extraña cuando, al acceder a la habitación del teniente, uno de los uniformados observó máculas de sangre y Cáceres pidió la presencia de un abogado antes de que se realizara cualquier análisis.

Al día siguiente, 13 de septiembre, el teniente fue convocado por la Fiscalía para que diera su versión libre y voluntaria. Cáceres acudió al llamado, rindió su versión y, tras permanecer retenido por alrededor de ocho horas —debido a inconsistencias en su relato—, salió por donde ingresó, sin inconvenientes. No fue detenido porque en ese momento la Fiscalía no encontró elementos para aprehenderlo de forma preventiva. Después de eso, no se supo más de Cáceres hasta este 30 de diciembre, en que fue atrapado.

La búsqueda de María Belén Bernal se intensificó, en medio de una confrontación entre el Gobierno y la Policía contra la Fiscalía por acusaciones mutuas de supuestas acciones y omisiones que habrían provocado que el sospechoso abandonara el país. Colectivos de mujeres y organizaciones de derechos humanos protagonizaron marchas y manifestaciones reclamando justicia.

Fue el presidente Guillermo Lasso quien el 21 de septiembre dio a conocer, mediante redes sociales, que el cuerpo de Bernal fue encontrado en el cerro Casitagua.

Al respecto, Elizabeth Otavalo aseguró que ese día la Policía no le informó a ella ni a sus abogados ni a alguien de la familia que se realizaría un nuevo rastreo en esa zona, donde antes habían buscado sin éxito.

El 23 de septiembre, el presidente Guillermo Lasso, en un mensaje a la nación, dio el plazo de una semana a Fausto Salinas, comandante de la Policía, para encontrar a Germán Cáceres. Además, solicitó la desvinculación de los generales Freddy Goyes y Giovanni Ponce. El tiempo pasó, pero ninguna de las dos disposiciones se cumplió.

Los primeros días de octubre, la Policía confirmó que Cáceres había salido de Ecuador a mediados de septiembre por la frontera y que estuvo en Colombia. Dos semanas después, Elizabeth Otavalo reveló que halló en la Fiscalía un escueto informe de los agentes a cargo de la búsqueda, quienes sin mayor detalle reportaron que el sospechoso posiblemente habría escapado desde Colombia rumbo a Panamá.

Asamblea estableció responsabilidades políticas

Aparte de la investigación penal que lleva adelante la Fiscalía, en la Asamblea se conformó una comisión ocasional para investigar posibles acciones u omisiones cometidas en torno al caso. La comisión elaboró un informe no vinculante que fue aprobado por la mayoría del pleno del Legislativo, en el cual se determinaron como responsables políticos al presidente de la República, Guillermo Lasso, y a otras autoridades del Estado. La respuesta del Gobierno fue rechazar dicho informe.

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La casa de Germán Cáceres y María Belén Bernal

Germán Cáceres adquirió un préstamo de $ 160.000 en el Isspol y con parte de ese dinero compró la casa donde vivió con María Belén Bernal y su hijo Isaac, fruto de una primera relación. Tras el femicidio de la abogada y la fuga de su esposo, sospechoso del crimen, nadie ha cancelado las cuotas de aquella deuda.

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Elizabeth Otavalo ahora tiene a su cargo la custodia de su nieto y cuenta que la vivienda está abandonada: ninguna persona la habita.

¿Cuál es la situación con la casa?

Nos reunimos hace tres semanas (a mediados de noviembre) con el comandante general de la Policía y con el director del Isspol, Renato González, y simplemente fue explícito en que esa casa iba a entrar en mora y se va a perder; después se va a liquidar, porque el sujeto de crédito es Germán Cáceres, a pesar de haber hecho la compra de la casa en sociedad conyugal. Quedamos en reunirnos posteriormente para ver opciones. Les dije que, si bien es cierto que el crédito hipotecario es de Germán Cáceres, (...) no se olviden de que ahí vivía mi nieto. La (cuota de) entrada de la casa la dio mi hija, y ella invirtió mucho, desde el foco hasta el piso. Todo eso no se va a perder, porque eso es de Isaac. Tengo que cuidar de él.

Lo ocurrido con su hija se ha convertido en un caso emblemático. Si usted no ejerciera presión, ¿cómo cree que se desarrollarían las investigaciones?

Yo no sé cuál será un caso emblemático y cuál no. Lo único que sé es que he alzado la voz y seguiré alzando la voz para encontrar verdad, justicia y reparación en el caso de mi hija. Sin embargo, estoy completamente segura... He trabajado por 30 años en instituciones públicas, y sé que los procesos administrativos son engorrosos y lentos, y a veces no nos ponemos en los zapatos para el dolor que tiene una mamá. Hay una destrucción de una familia, de un niño. (I)