Los hermanos Álex y Maité tenían 10 y 6 años. Los dos murieron el 16 de julio en la cooperativa San Francisco 1, en el distrito Nueva Prosperina, el más violento de Guayaquil. Ambos estaban en su vivienda cuando miembros de la banda Los Pitufos dispararon a través de la ventana y mataron a un familiar y también a Álex y Maité. Una hermanita de ellos fue alcanzada por los disparos, pero se salvó.

Los tres niños, dos fallecidos y una herida, fueron víctimas colaterales de las 4.603 muertes violentas que oficialmente registró la Policía en el 2022, un año en el que el Ecuador vivió escenas jamás vistas en el país. Desmembrados, decapitados o cuerpos colgados en puentes fueron algunas de las imágenes del horror en medio de una guerra entre las bandas organizadas que pugnan por captar los territorios para expandir la venta de drogas.

Víctimas mortales como Álex y Maité se contaron por decenas el año pasado. Pero la Dinased no tiene cifras oficiales. En un escueto párrafo, la Dinased informó a este Diario “que las subzonas donde existieron víctimas colaterales son las siguientes: Azuay, Cañar, Chimborazo, Cotopaxi, Guayaquil, El Oro, Esmeraldas, Guayas, Loja, Los Ríos, Manabí, Orellana, Santa Elena, Santo Domingo y Sucumbíos”. Es decir, en 14 provincias del país, sin mencionar las ciudades, las edades o el sexo de las víctimas.

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Sin embargo, este Diario recopiló durante un año, de enero a diciembre del 2022, los nombres de al menos la mitad de los asesinados y contabilizó que 90 de las víctimas fueron colaterales o no intencionales, es decir que a ellas no estaba dirigido el ataque. (Ver gráfico)

Ahí están, por ejemplo, dos niños que murieron en el barrio Monte Sinaí, en Esmeraldas, el 17 de abril, cuando un grupo de hombres entró a una vivienda y acabó con la vida de la familia Araujo Huila. Una niña de 11 años quiso huir y recibió disparos, mientras que un niño de 2 años murió de asfixia al quedar debajo del cuerpo de su madre, fallecida. La familia se dedicaba, según los vecinos, al microtráfico de drogas, delito por el cual -señaló la Policía- varios de los adultos asesinados tenían antecedentes penales.

De las 90 muertes colaterales, 36 fueron hombres, 23 mujeres y 31 fueron niños. Y 47 de las 90 víctimas eran de la Zona 8, conformada por Guayaquil, Durán y Samborondón.

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Entre los hombres se encuentran Ángel Chauca, Luis Llamuca y Valerio Valle, quienes viajaban dentro de una ambulancia que fue atacada por sicarios que pensaban que en ella se trasladaba a el cabecilla chonero Júnior Roldán, alias Jr. En ese ataque murieron el conductor, el paramédico y el paciente, y hubo tres heridos adicionales.

Los heridos también fueron víctimas colaterales en medio de la escalada de violencia que vivió el país el año pasado. Según los datos recogidos por este Diario, en total 385 personas (173 de la Zona 8) resultaron con heridas de proyectiles o con lesiones por los atentados con explosivos que se dieron en diferentes sectores de Guayaquil.

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Entre estos atentados consta el ocurrido en la llamada calle 8, el 14 de agosto. Un ataque con explosivos causó cinco muertos, 17 heridos y daños en ocho viviendas y dos vehículos. Entre los fallecidos estuvieron dos mujeres (Roxana Montaño y Ana Lucía Narváez) y tres hombres (Walter Ávila, Carlos Campozano y Vicente Loor).

Este Diario no solo recogió los nombres de las víctimas colaterales, también buscó a sus familiares. Entre ellos, Jenny Chalén y Marisol Tapia, quienes demandan al Estado medidas definitivas contra la violencia. (I)

Más víctimas colaterales

23 de febrero de 2022. Un niño, de 9 años, resultó herido en una balacera registrada en las calles 33 y Capitán Nájera, suroeste de Guayaquil, y murió tras más de un mes de estar hospitalizado.

23 de marzo de 2022. Megan, una niña de 3 años, falleció cerca del puesto de comida de su abuela, en la cooperativa Dignidad Popular, del sector Malvinas, en el sur de la ciudad. La menor fue impactada por una de las balas que sujetos dispararon mientras escapaban de un local cercano, al que intentaron ingresar para asesinar a un hombre que había salido de la cárcel el año anterior. Por este caso, dos sospechosos fueron detenidos.

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19 de octubre de 2022. Génesis, de 5 años, recibió un impacto de bala, mientras acompañaba a su madre a vender frutas en la cooperativa Trinidad de Dios, Monte Sinaí, noroeste de Guayaquil.

5 de diciembre de 2022. Justin, de 12 años, fue asesinado en una barbería del bloque 4 de Flor de Bastión, al noroeste de Guayaquil. Sujetos armados ingresaron al negocio en busca de Teodoro Chila Morales, uno de los clientes que esperaba su turno para cortarse el cabello. Al percatarse del ataque, el hombre tomó al niño como escudo humano. Ambos murieron y el padre de Justin resultó herido.