Carlos Vega, un estudiante de Enfermería que hace poco se había comprado un vehículo, fue baleado la noche del martes 23 de mayo en el suburbio de Guayaquil, en medio del robo de su automóvil.

El hombre, que acababa de cumplir 30 años, fue abandonado con una herida de bala en las calles 45 y Oriente, poco antes de las 22:00. Desde ahí fue llevado en ambulancia hasta el hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) Los Ceibos, donde falleció.

Según la esposa de la víctima, los paramédicos la mandaron a comprar hilo para suturar cuando ingresó porque supuestamente en la casa de salud no había. Ella aseguró que cuando volvió con el material le informaron que su esposo ya había muerto.

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Cada día un promedio de 14 carros son robados en la Zona 8

La mujer notablemente afectada fue la mañana de este miércoles a hacer los trámites para retirar el cuerpo de Carlos de la morgue de la ciudad.

Explicó que cada noche al salir de la universidad su esposo le mandaba la ubicación en tiempo real para que ella supiera exactamente dónde estaba.

Ella lo siguió hasta que vio que se desvió de la ruta normal y poco después cuando lo llamó ya no contestó el celular. Entonces se comunicó con un familiar para ir a buscarlo y notificó a la Policía.

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Contó que un uniformado la llamó poco después para decirle que lo habían encontrado herido.

Según los vecinos de la zona, esperaron más de 20 minutos a que llegara la ambulancia mientras el joven se desangraba en el lugar.

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Estudiante de enfermería murió en un taxi en un intento de robo

A Carlos Vega le habían disparado por la espalda y la bala salió por el pecho, contó su esposa, que dijo que no ha sido capaz de ver el cuerpo sin vida.

La viuda del estudiante llegó a la morgue para tramitar la salida del cuerpo. Foto: Carolina Pimentel

La mujer explicó que el carro lo habían comprado hace pocas semanas y que se quedaron con la deuda. El carro es un Kia Soluto plateado que aparentemente se llevaron los delincuentes.

La Policía investiga el caso y revisa cámaras de la zona donde abandonaron al joven universitario.

Su esposa aclaró que Carlos no tenía enemigos, que trabajaba en un centro médico y en las noches estudiaba Enfermería. Ya el otro año se iba a graduar.

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El universitario además criaba a la hija de su esposa desde que era una bebé. La familia pide justicia. (I)