En la zona 8 se han triplicado las cifras de asesinatos con respecto al año pasado

El 90 % de las muertes violentas registradas en lo que va del año en la zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón) responde a la lucha por territorio para la venta de drogas. Así las cataloga la Policía Nacional, aunque no todos los fallecidos tienen antecedentes penales.

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Tras analizar las cifras de muertes violentas en la zona 8 se evidencia que se han triplicado los casos respecto al año pasado. En 2021 los primeros días de enero se registraba una muerte violenta diaria en promedio. Hasta el 11 de enero de 2022 ya son 33 casos en Guayaquil, Durán y Samborondón.

De los 33 casos reportados, 30 muertes se han dado por arma de fuego y tres por arma blanca. Las víctimas han sido baleadas por hombres en moto o a bordo de vehículos y en varios casos se han registrado muertes colaterales como la del niño de 11 años que falleció el jueves en el suburbio, la de la mujer que este sábado fue acribillada cuando estaba en un auto conversando con su pareja, en el noroeste de Guayaquil. Y también el padre de familia al que mataron por error cuando un sicario seguía a un hombre que ingresó a la casa de la víctima.

Los agentes que integran la Unidad de Muertes Violentas de la Policía, en promedio, acuden a tres levantamientos cada día, sin contar a quienes sobreviven a los ataques armados, también unos tres casos por día.

El ataque al estilo sicariato más reciente se dio este martes en el sur de la urbe, la zona más conflictiva de la ciudad. Ahí, a las 10:00, un motociclista fue herido de bala en el Guasmo. Ocurrió en la cooperativa Guayas y Quil 2 y se conoció que cuatro hombres en dos motos seguían a la víctima y le dispararon por seis ocasiones. Recibió un tiro en el tórax y otro en la pierna. El herido, que tiene seis detenciones por robo y otros delitos, se recupera en un hospital.

Bryan Asunción Cagua tenía 23 años y no corrió con la misma suerte. El lunes murió en su casa al ser baleado por hombres armados que se hicieron pasar como policías y que fingieron un operativo.

Ocurrió en el sector del cerro San Eduardo y, según Criminalística, en la escena se levantaron 26 indicios balísticos.

El coronel Francisco Zumárraga, subcomandante de la Zona 8, mencionó que al lugar llegaron dos autos de color vino y que los vecinos vieron a varios hombres armados ingresar a la casa y minutos después se escucharon los disparos.

Los familiares de la víctima contaron que los asesinos vestían chompas reflectivas parecidas a las que usan los policías.

De hecho, a la esposa del hoy occiso la pararon en la puerta del inmueble cuando llegaba de comprar y le quitaron su celular y dinero que llevaba en un bolsillo.

Luego ingresaron al departamento con Asunción Cagua, supuestamente para interrogarlo.

La hermana del fallecido explicó que se lanzó desde el balcón, unos cuatro metros de altura, cuando escuchó la ráfaga de disparos en la sala del departamento, ubicado en el segundo piso.

El coronel Zumárraga mencionó que la víctima tenía dos antecedentes: uno por robo flagrante y otro por asociación ilícita. Se presume que estaba involucrado en la venta de drogas.

El lunes, en el sur de la ciudad, Christofer Pezo fue baleado cuando estaba en un taller de motocicletas. Ocurrió en Los Esteros, en el sur de Guayaquil, cerca de donde el sábado otro hombre fue asesinado en una barbería por lucha de territorio.

Pero no fue el único caso registrado el lunes en el sur de la urbe. En la ciudadela Santa Mónica, otro hombre fue ejecutado por sicarios cerca de las 23:00.

Se trata de Stalin Briones, quien fue baleado en el cerramiento de su casa. (I)